El Atlético es un vendaval
El Atlético ha cogido impulso en el Metropolitano. Las dudas del comienzo de la temporada se han despejado con tres partidos en casa, al calor del hogar y de las gargantas de los suyos. Tres victorias que suman doce goles y un nuevo estado de tranquilidad en la Liga y en Europa.
Tocaba Liga de Campeones contra el Eintracht de Frankfurt, un equipo de pasado glorioso y presente deslumbrante en la Bundesliga, donde destaca por atacar muy bien y defender muy mal. Pero en el Metropolitano sólo demostró lo segundo el equipo Dino Toppmoller, el hijo de aquel Klaus Toppmoller de melena a lo Harpo Marx que dirigió al Leverkusen en la final de la Champions de 2002 contra el Real Madrid.
La incapacidad defensiva de los alemanes quedó demostrada pronto, en el segundo gol del Atlético, un córner que remata primero Griezmann sin que nadie le moleste y que acaba metiendo en la portería Le Normand con la misma facilidad, sin que ningún defensa se diera por aludido para ir a buscar una pelota que recorrió el área pequeña hasta que el central rojiblanco la empujó a gol.
No corrigió esa tara el técnico alemán. El cuarto gol, el de la tranquilidad definitiva, lo marcó Giuliano Simeone rematando en el primer palo un córner que sacó Julián Álvarez. Otra vez no había nadie pendiente del rematador rojiblanco.
Necesitaba un gol más la grada para sentirse segura. Pero nada ofrecía más seguridad que el juego del Atlético, que ya había marcado antes el cuarto en una gran jugada que terminó con una asistencia de tacón de Giuliano a Griezmann y que el árbitro anuló porque el francés se la llevó con la mano después del rechace del portero a su primer remate.
El Atlético ya había asentado la goleada en la primera parte, con un comienzo arrollador que le llevó a marcar el primero a los cinco minutos. Marcó Raspadori, que ocupaba el lugar de Nico González en la banda izquierda y que acabó rematando en el área pequeña una jugada que había comenzado él con un mal centro que Giuliano rescató para transformarlo en un pase de gol.
Los primeros veinte minutos fueron los más brillantes de Raspadori desde que se vistió con la camiseta rojiblanca al comienzo de la temporada. Se entendió bien por su banda con Ruggeri, el otro italiano llegado este curso, y fue el protagonista del espectacular comienzo rojiblanco que marcó el camino de la goleada.
El gol de Griezmann en el final de la primera tarde, el número 200 en su carrera como rojiblanco, confirmaba que la noche iba a ser tranquila. Julián completó la goleada con un penalti a lo Panenka.
El Eintracht apenas mostró su capacidad ofensiva en el gol de Burkardt y en otro disparo que tuvo que parar Oblak. Bastante tenían los alemanes con detener el vendaval que tenían enfrente.