Cañonazos del Madrid contra la espesura y el Espanyol (2-0)
Contra la espesura, contra cierta confusión y un equipo muy cerrado, no hay nada en el fútbol como un buen cañonazo. Como el que clavó Militao desde fuera el área al Espanyol y despejó cualquier duda. Con su gol como bandera, más luego el de Mbappé, un Madrid más gris que otros días volvió a sumar los tres puntos. Faltó fluidez, no está claro que funcionaran algunas ideas que puso en práctica Xabi pero lo cierto que el líder de LaLiga fue mejor que el Espanyol y no sufrió nunca. Le costó más jugar que ganar. Y eso son buenas noticias, no excelentes, pero sí la señal de que el equipo tiene recursos.
Peor impresión dio el Espanyol, que llegó como tercero en la clasificación y se fue del Bernabéu sin dejar nada reseñable, muy preocupado por tapar el ataque blanco y muy poco por generar algo con lo que hacer daño. El Real Madrid ha conseguido que los rivales vean como una hazaña hacerle daño y puede que esa fama esté empezando a correr. Y eso también es una buena noticia para el equipo de Xabi.
Es verdad que al partido le faltaron ritmo y ocasiones, quizá porque el Real Madrid no lo necesitó y porque el Espanyol casi nunca se rompió, como se suele hacer cuando las cosas van mal. Como si le importara más perder por mucho que perder.
En el Madrid, Xabi Alonso experimentó: es un entrenador que busca innovar, no ser previsible, pero es no siempre sale como debe. Contra el Espanyol salió, sorprendentemente, con Gonzalo en el once, junto a Vinicius y Mbappé. Sobre todo al lado de este, que hacía de una especia de mediapunta. Mediapunta moderna, que la otra, la posición del futbolista lánguido, débil y genial es una posición que se ha extinguido con el fútbol moderno. Mbappé no es un jugador para flitrar pases porque él primero piensa en su jugada y después, ya, en pasarla. Intentó alguna arrancada, tuvo que hacer más esfuerzos defensivos, pero encontró el gol en la segunda mitad, llegando desde atrás al borde del área. Tuvo otra oportunidad un poquito después, tras una combinación con Mastantuono, pero Kylian intentó una vaselina sin demasiado espacio para llevarla a cabo.
Mbappé dejó su gol, porque tiene una constancia inimitable en ese aspecto, Carreras su capacidad para ocupar también posiciones de centrocampista, pero fue Mastantuono el que animó de verdad una tarde que se estaba haciendo algo pesada. El argentino es una promesa aun por cumplir, pero sus verticales y su regate para salir en pequeños espacios van dejando pistas, migas que habrá que ir siguiendo y que anuncian algo que merece la pena. Mientras termina de asentarse (pues Bellingham ya está casi a punto y habrá que ver qué decisiones toma Xabi), va dejando destellos y un sacrificio que le viene fenomenal al resto del equipo. Es un futbolista con talento que no se niega al esfuerzo.
El partido fue lo que fue Mastantuono; destellos fugaces, pero más que suficientes. El Bernabéu no vivió la tarde brillante que esperaba tras lo visto en el último choque en Champions pero tampoco se llevó las manos a la cabeza porque Militao puso las cosas en su sitio antes de que la desesperación o el miedo a que no llegase el gol llegase a la grada. El defensa brasileño estaba un poco a la sombra porque los fichajes y la personalidad de Carreras y de Huijsen habían hecho perder protagonismo a su regreso tras su lesión. Sin embargo, ha regresado sin recuerdos de su pesadilla y concentrado, que es cuando se convierte en un defensa de elite. A eso añadió su lanzamiento desde lejos, levemente inesperado y muy agradecido por Xabi Alonso. En todos los partidos ha tenido problemas para hacer goles y este le quitaba un peso de encima.
Los destellos de Mastantuono se acabaron a los diez minutos del segundo tiempo y después el tiempo transcurrió entre el calor, un partido al que le faltaba sal y nervios y con la grada pendiente de lo que hacer después, que era sábado por la tarde y casi es otoño, y que miraba a los jugadores del Madrid que calentaban. Entre ellos, Bellingham y Camavinga, dos centrocampistas que ya parece que están listos para lo que viene. Cerca del final, ambos saltaron al campo para probarse en un partido de verdad, aunque apagadillo. Es el primer paso, el segundo es demostrar que pueden ser titulares y el tercero, que Xabi les hace un sitio quitando a alguno de esa zona.
Así, con esas ideas en la cabeza, el partido fue llegando al final. Le costó, pensarían algunos, que se fueron marchando antes mientras parte del público animaba y cantaba: «Espanyol, Espanyol»
Y Xabi Alonso sustituía a Vinicius, que no termina un partido esta temporada.