Fútbol chileno en jaque: la crisis financiera que amenaza con derribar a la mayoría de sus clubes
Los resultados del fútbol chileno no solo han sido negativos en los últimos años a nivel resultados, sino que también en una gestión igual de relevante: la financiera. Año tras año, las deudas y pérdidas de los clubes profesionales se mantiene o, en algunos casos, se acrecienta, aumentando incluso el riesgo de llegar a la quiebra.
Solo centrandose en los 32 clubes que componen la Primera A y la Primera B, dejando fuera un problema aún más profundo que presentan los clubes de la Segunda División, “tenemos casi el 80% de los clubes con pérdidas acumuladas desde que fueron constituidos como sociedades anónimas hasta el día de hoy”, cuenta en diálogo con Radio y Diario Universidad de Chile, Daniel Cárcamo. A cargo del sitio Fútbol y Finanzas, el Magíster en Finanzas expone tres claves que se conjugan para esta situación en el fútbol chileno: la pasión que domina por sobre la razón y gestión en las dirigencias, la búsqueda de “gratificación inmediata en términos de resultados deportivos” y, por último, la “falta de profesionalización de la actividad dirigencial”.
Para la sostenibilidad financiera de la actividad, el experto recuerda que “la principal fuente de ingreso es el contrato televisivo que hoy día está en manos de TNT Sports”. No obstante, hace la diferencia en dos realidades: la de los tres clubes grandes, Colo Colo, Universidad de Chile y Universidad Católica, y los otros 29 clubes profesionales.
En los tres grandes, “tienen muchos ingresos por el tema publicitario y por temas comerciales”, explicó Cárcamo. “Por la caja de resonancia que significa ser el auspiciador. Para ellos también es importante la televisión, pero estamos hablando de que es importante en un 20% o 30%, no más allá de ello”, puntualizó.
“Ahora, el resto, los otros 29 equipos, ahí ya la situación cambia. Porque hay un gran grupo donde los ingresos televisivos pueden ir desde un 40% hasta un 60% del total de sus ingresos. Los más complicados son el grupo, que debe ser alrededor de 8 a 10 equipos, donde los ingresos de televisión representan el 70% o más”, expuso el experto en finanzas.
Estos ingresos son fundamentales porque, según Cárcamo, les permite “ir administrando el pago de obligaciones y de deudas que los clubes pueden tener”. A estos se suman los aportes que la Federación de Fútbol de Chile (aún emparejada con la ANFP) hace a los clubes por concepto de aportes de la FIFA y la CONMEBOL.
Frontis de la Federación de Fútbol de Chile. Marcelo Hernandez/Photosport
Solo en 2024, clubes como La Calera registraron pérdidas de $182 millones, Santiago Wanderers $239 millones y Everton de $284 millones, de acuerdo con la investigación de Daniel Cárcamo. Y clubes como La Serena, que si bien obtuvieron utilidades en dicho año, aún así mantienen una deuda por $345 millones.
¿Cómo sobrevive la actividad?
Pero la gran duda que surge al respecto es: ¿Qué pasa cuando tiene pérdidas? ¿Cómo las financian? Cárcamo remarca ante esto que: “los dueños van y subsidian la situación”.
“Ya sea vía aumento de capital, para también cumplir con los requerimientos legales o préstamos, o discretamente tienen una cuenta corriente entre el club y una empresa del dueño. Cada vez que el club cae en desgracia, esa empresa le otorga un préstamo. Después cuando el club tiene mayor efectivo por un buen año, si va a una copa internacional, va, paga la deuda en esa suerte de cuenta corriente. Tiene casi la misma lógica financiera contable”, detalló, mencionando como ejemplos Deportes Copiapó, Ñublense, Everton, San Luis y La Calera.
Aunque no profundizó más allá en un tema tan controversial como la presencia de representantes en las injerencias de un club, sí remarcó su relevancia en la solvencia de las instituciones. “No solamente les suple la falta de desarrollo organizacional en términos de ser capaces de buscar jugadores por sí mismos, sino que además permite que los propios jugadores de los clubes sean más fáciles de vender, ya sea en el extranjero u otros clubes de Chile”, mencionó.
“Y eso, la venta de jugadores, muchas veces marca un antes y un después en términos de la rentabilidad y los flujos de caja que tienen”, complementó, dando de ejemplo a dos clubes que han logrado mantener números positivos gracias a esto, que son los casos de Huachipato y Antofagasta.
¿Hay riesgo de quiebra?
La situación que roza lo crítico en muchos de los clubes del fútbol chileno enciende las alarmas ante la posibilidad de que más de uno pueda quebrar. Daniel Cárcamo así lo reconoce al manifestar que “hay varios que son muy débiles”.
“No tanto por los números en términos de que tengan pérdidas muy grandes, sino que es porque tienen mucha dependencia de sus dueños. Por ejemplo, Deportes La Serena se ha sostenido los últimos 5 años en base al aumento de capital que hacen sus dueños, dueños que según la prensa están relacionados a representantes”, ejemplificó, mencionando también casos como los de Cobreloa y O’Higgins de clubes en riesgo.
Deportes La Serena. Alejandro Pizarro/Photosport
Ante estos problemas deficitarios financieramente hablando, el contador lamentó que la solución es poco atractiva en el mundo del fútbol: “Uno dice ‘bueno, me voy a apretar el cinturón, voy a dejar de hacer ciertas cosas’ y tratar de aumentar mi ingreso, pero estas instituciones no, siguen funcionando en base a lo que el dueño le pueda entregar, ya sea vía préstamo o aumento de capital, como sea, siguen alimentando este organismo totalmente entrópico que al final se perpetúa en el tiempo”.
Con este contexto sobre la mesa, pone la duda sobre la posibilidad de que el fútbol chileno logre cierta estabilidad económica en los próximos años. “Tienes que estar dispuesto a apretar tu cinturón y tienes que estar dispuesto a tomar decisiones dolorosas. ¿Quién va a estar dispuesto a decirle a los jugadores ‘mira, aguanta, el próximo año vamos a bajar 10% el gasto en la planilla’? ¿Estamos dispuestos a hacer ese cambio o vamos a esperar que venga la ola, destruya todo y ahí vamos a hacer el cambio? Mi sensación es que no hay mucha voluntad, porque tampoco es fácil”, cerró Cárcamo.