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Pleito en partido de fútbol llevó a la cárcel a Curry, presunto cabecilla de banda de sicariato

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George Michael Paniagua Rivera, alias Curry, es un viejo conocido de las autoridades policiales, muchos años antes de que se desarticulara, el 9 de julio, la banda criminal que él presuntamente dirigía desde la cárcel.

Ese día, trascendió que Curry al parecer mantenía una alianza con otro convicto, Tony Peña Russell, para expandir su área de control desde Matina hasta el centro de Limón.

Según las investigaciones, Peña Russell es el presunto cabecilla de una poderosa organización de sicariato en la provincia, y le suministraba drogas a la organización de Curry, así como armas que se habrían usado en los 15 homicidios con los que se vincula a la organización.

Todo este entramado criminal se extendió mientras Curry cumplía una condena de 23 años de cárcel en Terrazas, en el complejo La Reforma, en San Rafael de Alajuela.

Esa condena fue dictada el 14 de junio del 2013 por el Tribunal Penal de Limón, contra Curry y otro imputado, por los delitos de homicidio y tentativa de homicidio.

Sin embargo, los crímenes no habrían sido motivados por asuntos de drogas, sino que fueron detonados por un simple partido de fútbol.

Los hechos ocurrieron el 9 de setiembre del 2012, cuando se jugaba un campeonato en la cancha sintética de Gallo Manso, en la localidad de Venecia de Matina.

El Tribunal Penal constató que cerca de las 7:30 p. m., “al calor del partido, se suscitó una gresca” entre el agraviado y otro hombre cercano a Curry. Este último se habría metido al pleito para decirle al sujeto que no se metiera con su amigo, “porque lo voy a quebrar con la 12″. Luego de esta amenaza, se fue del lugar en su motocicleta.

Minutos después, Curry volvió en moto, seguido por un automóvil manejado por el otro imputado (cuya identidad no trascendió), quien le entregó un arma.

Curry se acercó a la soda de la cancha, donde estaba el sujeto al que había amenazado anteriormente. Lo encañonó y le disparó al lado derecho del abdomen, para luego intentar huir del sitio. El hermano del herido intentó detenerlo y lo sujetó de la cintura, por lo que Curry empezó a disparar sin lograr impactarlo.

Curry se montó al automóvil y ambos se fugaron de la escena del crimen, mientras les apedreaban el carro, sin que trascendiera en la sentencia qué sucedió con la motocicleta. Minutos después del ataque, el hombre que recibió las balas falleció en el lugar.

La sentencia detalla que al principio del debate Curry se abstuvo de declarar, pero más adelante ejerció su derecho de defensa y dijo a los jueces que “los problemas vienen desde hace muchos años, y le pido perdón a la familia por los daños que causé, pido la pena máxima”.

Por su parte, el otro imputado, quien laboraba como taxista informal, negó la acusación y relató que el día de los hechos estaba en su casa cuando recibió la llamada de un hombre que le solicitó que llegara a la plaza para que le prestara sus servicios de transporte privado.

“Yo llegue ahí, iba suave y lo iba buscando a él, había mucha gente en el lugar, me dijo que lo esperara un toque, yo di vuelta en U y luego escuche un bombazo, cuando veo que se monta él con la pistola y me dijo ‘jale, jale’, y me empezaron a apedrear el carro, me dijo que lo llevara a Cuba (Creek) y de camino me dijo que parara y él se tiró”.

Aseguró que luego supo que el muchacho había muerto, por lo que al día siguiente fue al OIJ a entregarse, “porque yo no debía nada”.

No obstante, el Tribunal descartó esta versión, pues consideró que los testimonios de los cinco testigos coincidían entre sí y tenían total veracidad, además de que concordaban con la prueba recolectada por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).

Uno de los cinco testigos fue el primo del fallecido, quien lo estaba viendo jugar y contó cómo montaron al herido en una buseta porque la ambulancia no llegaba.

“Yo venía con él porque le venía tocando el pulso y la respiración, pero de camino sentí que dejó de respirar y le dije al chofer que se había muerto, pero al cabo a unos momentos le volvió el pulso y volvió a respirar, le decía que tranquilo que ahorita llegábamos, pero luego se paró y yo creí que era normal y que ahorita volvía”.

“Ahí nos topamos a la ambulancia y lo trasladamos al hospital, nadie nos estaba esperando, incluso hasta le tuvimos que ayudar al chofer de la ambulancia a bajarlo, salí un momento del hospital y al cabo de unos minutos de regreso el doctor me dijo que él había llegado muerto”, testificó ante el Tribunal.

Por su parte, el hermano del fallecido, quien fue víctima de la tentativa de homicidio, relató que después de recriminarle a Curry por atacar a su hermano, este le disparó a medio cuerpo. “Me aparté, luego se fue al carro que tenía la puerta abierta y salieron huyendo en forma rápida”, señaló.

Órdenes desde la cárcel

Las investigaciones iniciadas en el 2023 llevaron a 45 incursiones simultáneas la madrugada del 9 de julio, en las que agentes judiciales detuvieron a 21 presuntos integrantes de la estructura liderada por Curry, sospechosa de narcotráfico y de al menos 15 homicidios ocurridos en los últimos dos años.

Según el director del OIJ, Randall Zúñiga, pese a estar detenidos, tanto Curry como Peña Russell, conocido como La T, continuaban girando órdenes desde centros penitenciarios, incluido el Centro de Atención Institucional Jorge Arturo Montero Castro, conocido como La Reforma, donde se realizaron tres allanamientos.

Carlo Díaz, fiscal general, detalló que parte de esas instrucciones se dictaban desde teléfonos públicos del centro penal o eran transmitidas por allegados de los privados de libertad que los iban a visitar, y quienes luego hacían llegar los mensajes a subalternos.

La mayoría de las personas asesinadas por esta banda eran miembros de la organización de Jonathan Pérez Méndez, alias Tan, quien está en fuga y es uno de los objetivos policiales más importantes en Matina, mientras 21 miembros de su organización ya cumplen prisión preventiva.

Caso Curry: Estas son las alianzas y rivalidades entre grupos criminales de Limón

Tan, exempleado de Alejandro Arias Monge, alias Diablo, amplió su control del mercado de drogas en Limón durante la ausencia de Diablo, sobre quien pesa una recompensa de $500.000.

Esta expansión detonó la violenta disputa territorial con el grupo de Curry, al que se le vincula con un homicidio triple, así como tres homicidios dobles contra aliados de Tan.

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