El Chelsea aplasta al PSG para ser el primer campeón del mundo de clubes
«Let’s get ready to rumble», ordenó Michael Buffer, el mítico speaker del boxeo que se ha pasado al fútbol para presentar los partidos decisivos del Mundial. «Preparémonos para la pelea», advertía este hombre que sigue viviendo, muy bien, de su voz a los 80 años. Y el Chelsea entendió la orden mucho mejor que el PSG.
Todo le funcionó al equipo de Maresca, que hizo pequeño al campeón de Europa, el mismo que marcó cuatro goles al Atlético en el debut y al Real Madrid en la semifinal. Especialmente, Cole Palmer, un talento crecido en la cantera del Manchester City que no cabía entre tanta estrella. El Chelsea no dudó en pagar mucho dinero por su traspaso, pero partidos como éste lo justifican. Marcó dos goles, dio otro y devoró a Nuno Mendes, un lateral que parecía insuperable hasta ahora. El portugués está acostumbrado a que sean los extremos los que se preocupan, pero el Chelsea encontró la manera de cogerle siempre la espalda.
Ayudó mucho para eso el buen manejo de la pelota que tiene Robert Sánchez, el portero español del Chelsea. Él comenzó la jugada del primer gol con un pelotazo medido a la carrera de Malo Gusto por la derecha. La pelota acabó en los pies de Cole Palmer en el borde del área y la puso en la esquina de la portería de Donnarumma.
Tiene la distancia cogida el jugador del Chelsea, que ya había avisado antes con un disparo que salió muy cerca de la portería. El gol llegó cerca de la pausa de hidratación, que sólo sirvió para confirmar que el partido estaba en esa esquina que Cole Palmer había encontrado en el primer gol. Al regreso de la pausa, repitió la jugada y marcó el segundo.
Aprovechó Palmer una gran maniobra de distracción de Joao Pedro para marcar el segundo y sintió que le tenía que devolver el favor. Y esta vez, a la tercera, vio el desmarque del brasileño y le entregó la pelota para que se quedara mano a mano con Donnarumma. Se la levantó por encima al portero italiano y después levantó los brazos para festejar.
Lleva menos de dos semanas en el Chelsea Joao Pedro, pero parece que lleva toda la vida jugando con sus actuales compañeros. Marcó dos goles al Fluminense en la semifinal y otro para cerrar la final contra el PSG, que en el descanso ya estaba liquidada.
El Chelsea anuló completamente al equipo de Luis Enrique. Maresca, el entrenador del equipo inglés, explotó las virtudes del equipo francés para convertirlas en debilidades. Les apretó arriba como hacen ellos, les llegó por las bandas y los fulminó con una contundencia que no acostumbra a tener en contra el PSG.
No le hizo falta ni siquiera dominar la posesión, que no llegó al 40 por ciento para el Chelsea. Pero tan importante como tener la pelota es saber para qué y el Chelsea siempre supo qué hacer con ella. No quería entretenerse, se trataba de llegar rápido y hacer daño. Y lo hizo perfecto.
Quería Maresca que el suyo fuera un equipo sin fisuras y acomodó a su capitán, Reece James, que es uno de los mejores laterales derechos del mundo, en el centro del campo junto a Caicedo, para convertir la línea que protegía a su defensa en una pared insuperable hasta desesperar a los jugadores del PSG y a Luis Enrique.
El equipo parisiense se veía reflejado en el espejo del Inter en la final de la Liga de Campeones. No tenía manera de hacer daño al Chelsea y fue perdiendo la paciencia. El primero fue Joao Neves, que se enredó en varias acciones con Cucurella hasta que fue expulsado por tirar del pelo al español.
Era un aviso de lo que esperaba al final del partido. El PSG acabó desquiciado en el campo y fuera. Y cuando el árbitro pitó el final empezó la tangana en la que Luis Enrique y Donnarumma se encararon con Joao Pedro. El entrenador español alcanzó al brasileño con un manotazo, pero el que estaba en la lona era el PSG. El Chelsea sí había escuchado a Michael Buffer.