Los primeros goles que se cantaron en un coloso del fútbol

El 16 de diciembre de 1947 aún faltaban por rematar los últimos detalles, pero para JUAN DEPORTISTA el nuevo estadio de Chamartín (hoy el Bernabéu, recién reformado) ya era el más espléndido terreno de juego de España, incluso de Europa. En aquellos años, eso sí, 50.000 aficionados tenían que ver a Clemente y compañía de pie. Así lo contó en ABC: Firme, altivo, impresionante, el nuevo estadio de Chamartín celebró el domingo su jornada inaugural solemne: misa y bendición por la mañana, oficiando el padre Luis Soria, y partido internacional entre el equipo lusitano que en la actualidad marcha a la cabeza de la clasificación y el Real Madrid. La edificación nueva, emplazada en la prolongación de la avenida del Generalísimo, es un amplio y esbelto recinto, de líneas sobrias, de proporciones que, aun siendo extraordinarias, dan impresión de justedad, no abruman como sucede en otros estadios modernos. La parte exterior está escuetamente, decorada con piedra de Colmenar en los amplios pórticos, y singularmente el que da frente a la avenida del Generalísimo es de traza severa, solemne, y sencilla. El campo de juego tiene 105 metros de longitud por 72 de ancho, y las localidades, amplias y cómodas, están distribuidas entre 4.400 localidades de asiento cubiertas, 20.000 descubiertas y 50.000 restantes de pie. Los accesos son fáciles y cómodos por más de 50 puertas, y, dentro del campo, escaleras, servicios, pasos, bares y cabinas están perfectamente estudiadas y distribuidos para comodidad de los espectadores. El palco presidencial es amplio, con acceso directo desde el exterior; dispone de un salón para recepciones, y dentro de él una cristalera separará a los invitados que prefieran presenciar el espectáculo sin estar a la intemperie. En ese antepalco ha sido colocado un bajorrelieve del presidente, Santiago Bernabéu, como recuerdo de la tenaz gestión brillantísima que logró dotar al club del más espléndido terreno de España, y, por hoy, de Europa. La misa solemne por la mañana fue oída por varios miles de socios e invitados y entre estos el presidente y los directivos del Belenenses. Luego, el padre Soria bendijo el terreno, y el presidente, Sr. Bernabéu, pronunció unas palabras para subrayar la fe y el sentido cristiano y deportivo del Madrid y los madrileños. Por la tarde, la riada de espectadores fue feliz augurio de lo que será pronto este campo, cuando los detalles que aún fallan estén por completo terminados. El partido fue muy entretenido , y la visibilidad perfecta: desde todas las localidades quedó comprobada. El entusiasmo de socios, y devotos del club quedó bien reflejado en los emocionados testimonios de felicitación que la directiva recibió de todas partes. El ejemplo práctico y sugestionador debe servir de lección a los clubes españoles, que por su historia están en la obligación de realizar un esfuerzo análogo, para dotar a sus ciudades y a España, de los recintos que necesita, no sólo para fútbol, sino para todos los deportes. Como este Chamartín, apenas estrenado, será pronto el germen de las instalaciones indispensables -pistas atléticas, campos de tenis, de baloncesto, piscina, gimnasio, etc.- que el club polideportivo está decidido a realizar. Con este decisivo paso, Madrid y el Real Madrid sienten el orgullo de ofrecer a España una gran obra deportiva y patriótica. El equipo portugués y el madrileño fueron recibidos con cálidas ovaciones al aparecer en el terreno, acompañados de los respectivos presidentes. Los himnos nacionales fueron escuchados en pie por los 40.000 espectadores, y seguidamente se trocaron los capitanes banderines y valiosos recuerdos, entre los clamorosos aplausos de los aficionados. Los equipos, dirigidos por Escartín en la histórica jornada, fueron: -Real Madrid: Calleja; Clemente; Corona; Pon (segundo tiempo, Ortiz); Ipiña, Huete; Alsúa, Alonso, Barinaga, Molowny, Vidal. -Belenenses: Serio; Vasco, Feliciano; Amaro, Figueredó, Seralín; Rocha; Quaresma, Teixeira, Duarté, Narciso.