El PSG hace lo que quiere con el Inter Miami (4-0)
Un partido que no fue tal, porque se excluyó el factor competitivo. Pensar que un equipo de jugadores en decadencia, de la liga de Estados Unidos, podía plantar cara a otro en su plenitud, el mejor de Europa en estos momentos, con futbolistas jóvenes, con calidad y físico, era ser demasiado optimista o pensar en Messi y compañía como lo que fueron. Sólo se jugó en una dirección hasta que el PSG quiso. Donnarumma no tuvo que hacer ninguna intervención en la primera parte, porque el Inter Miami prácticamente no lograba pasar del centro del campo. Cuando logró superar la presión de su rival, tampoco pudo concretar la contra porque los chicos de Luis Enrique replegaban a la perfección.
Messi necesita de un entorno adecuado para poder poner su calidad al servicio del grupo. Es el mejor futbolista de la historia, pero ahora mismo necesita lo que tiene, por ejemplo, en la selección argentina; lo que tuvo en el pasado Mundial, con todos los compañeros convencidos de que debían correr por ellos y por el “10”. Los jugadores del Inter no es que no quieran correr, es que tampoco les da para hacerlo, y su estrella apenas tocó 11 balones en una primera mitad que fue dolorosa para su equipo.
Comenzó Vitinha con el saque de centro clásico del PSG, aunque en esta ocasión midió mal y en lugar de a fuera de banda, que es el objetivo de comenzar el partido “regalando” la pelota, para adelantar líneas y poder presionar; lo hizo a saque de puerta. Por tanto, el discutible experimento de Luis Enrique quedó esta vez en un medio absurdo. Fue raro el error de cálculo del portugués, y fue también prácticamente el único que tuvo, porque el encuentro se jugó al ritmo que él quiso. A los cinco minutos, ya había enmendado ese pequeño fallo porque su saque de falta la remató de cabeza Neves en el segundo palo, solo. Era lo que le faltaba al Inter Miami: si podía controlar un entorno más que otro, era en las jugadas de estrategia, pero por ahí empezó a romperse el encuentro. No conseguía encadenar pases el Inter Miami. No tenía un respiro. Era como esos boxeadores que necesitan que toque la campana, que creen que ahí podrán recuperarse, pero al empezar el siguiente asalto ya tienen otro golpe en la cara y no logran salir del atolondramiento.
Antes del gol, ya había avisado el PSG después de una jugada individual de Kvaratskhelia, que hizo pasar una mala tarde (mediodía en Atlanta) a Marcelo Alexis Weigandt. El segundo gol llegó después de una pérdida de Busquets ante Fabián, que fue quien terminó dando la asistencia a Neves. A placer firmó el doblete. Tomás Avilés en propia puerta y Hakimi completaron el marcador antes del descanso. El PSG zarandeaba a su oponente, movía la pelota de un lado para otro, y el Inter Miami no podía llegar a tapar todo. Encajó cuatro goles, y pudieron ser algunos más.
El encuentro ya estaba resuelto, y Luis Enrique no tardó en dar descanso a algunos futbolistas como Fabián y Marquinhos, que no volvieron de los vestuarios. Fue otra la segunda parte. Messi entró más en contacto con la pelota y pudo lucir más su toque. El Inter Miami empezó a asomarse a la portería de Donnarumma, con algún susto, pero sin llegar a crear una ocasión de verdad, salvo un cabezazo del propio Leo. La clave estuvo en que el PSG bajó un poco ritmo, y entonces el boxeador sonado ya sí tuvo ese pequeño respiro para sacar algunos puños. No necesitaba más el conjunto francés, con el añadido de la hora a la que se jugaba, el calor y la humedad.
Pese a todo, fue el equipo de Luis Enrique el que dispuso de las mejores ocasiones, especialmente en las botas de Barcola, que dejó un par de detalles de calidad espectaculares.
El entrenador español, además, tuvo otra buena noticia, ya que recupera a Dembélé, que jugó sus primeros minutos, para lo que queda de Mundial.