Roberto Ángeles: “El fútbol se convirtió en un recurso emocional para sobrellevar las penas”
“Todo el mundo se identificaba con la selección peruana de Cubillas y Chumpitaz”, nos comenta Roberto Ángeles. El director celebrará sus cincuenta años en el teatro y ha pensado volver a llevar a escena una obra sobre el fútbol. “Es que se convirtió en una forma, en un recurso emocional para sobrellevar las penas propias”.
Se mantiene optimista y sostiene que Perú ya superó otras etapas “de serios problemas de corrupción”. Por estos días, dirige un musical y, en el marco del estreno, nos habló acerca de ese encuentro entre el teatro y el fútbol.
-¿Cómo ha reaccionado el público después de las funciones de Querido Evan Hansen?
El público sale muy conmovido. Hay momentos en que se mueren de la risa y otros en que lloran. A pesar de que es una obra estadounidense con un formato más bien tipo Broadway, la verdad es que la dramaturgia está muy bien hecha y la música también. Entonces, cuando un producto es de calidad, puede venir de la China y todo el mundo se mueve.
¿Por qué elige una historia sobre el fútbol?
Es una dramaturgia propia que, curiosamente, también toca este punto del abandono del niño y cómo tiene que afrontar casi solo el mundo, pero aislado con la fantasía del fútbol. Estrenaré Gol (inspirada en Historia de un gol peruano, de Alfredo Bushby), en febrero. Sabemos que el fútbol a los peruanos nos entusiasma muchísimo y, a pesar de que el fútbol a veces pasa por períodos...
¿Muy malos? Como estar eliminados, pronto, de las clasificatorias a un mundial.
(Ríe) Sí, es verdad, a veces pasamos por etapas terribles, pero fíjate, en el mundial, la barra del Perú ganó el premio a la mejor hinchada. Y fuimos hasta Rusia, que queda al otro lado del mundo, a celebrar y a gritar.
¿Esas historias acerca de hacer lo imposible por ir a un estadio también inspiraron la obra?
Sí, porque el fútbol, a pesar de todo, es una gran ilusión para mucha gente, ya que ver el fútbol de la selección peruana o de los grandes clubes da alegría. Yo recuerdo eso cuando era muchacho, en los 70, los ejemplares futbolistas que teníamos, como Héctor Chumpitaz y Teófilo Cubillas, que además de ser unos excelentes jugadores, eran unos caballeros y eran ejemplos de peruanidad, de entrega. Entonces, había esa unión entre entrega y afecto por el país, por la camiseta.
Alberto Ísola nos dijo que su generación fue de “románticos” porque apostó por el teatro en un período difícil. ¿Pensó dejar Perú?
Es que a veces ni siquiera hemos pensado mucho. Yo pertenezco a esta ciudad. No puedo decir que pertenezco a todo el Perú, porque no estoy en todo el Perú. Cuando hago una obra, me conmueve ver la reacción del público al que conozco, con el que he compartido mi vida. Les agradezco y vamos construyendo una convivencia, efectivamente con tropiezos, con errores, pero también con aciertos. Lo que yo celebro es la identidad que se produce cuando presento una obra. Que no podría ser si me fuera a vivir a otra realidad, quizá con mayor solvencia económica, pero sin esa identidad. Esa es mi idea, no todo el mundo la comparte, pero los que nos hemos quedado, entre ellos Alberto y yo, creo que es esa nuestra línea