Mundialista de Italia 90 dejó el fútbol en silencio tras sufrir una dura sanción de 16 partidos
Cuando daba sus primeros pasos como comerciante y pensaba asegurar su futuro, un duro castigo, producto de una expulsión, prácticamente selló su destino y lo llevó a retirarse del fútbol, tras nueve años de carrera deportiva.
Sin duda, su gran legado fue haber sido parte de la histórica gesta del Mundial de Italia 90. Aunque no vio acción en la Copa del Mundo, el técnico Velibor Bora Milutinovic confió en sus características para suplir en la zaga central de la Tricolor, que compartió con Roger Flores, Mauricio Montero e incluso Héctor Marchena.
Rónald Marín Durán formó parte del plantel que el miércoles pasado 11 de junio celebró el 35 aniversario de su debut ante Escocia (1-0), en una ceremonia que contó con la participación de casi la totalidad del equipo.
El corajudo mundialista de Italia 90 que hoy labora como guardia de seguridad
La carrera del defensor central comenzó en el Club Sport Herediano, donde fue campeón en 1985. Posteriormente, alcanzó un subcampeonato con el Cartaginés en 1993 y también jugó para Alajuelense, club en el cual se alejó del fútbol en 1994.
Precisamente, el recio zaguero se vio envuelto en una gresca el 20 de noviembre de 1994, durante un clásico nacional entre Alajuelense y Saprissa, junto a su compañero, el uruguayo Washington Hernández.
Tras anallizar el informe arbitral, el futbolista fue sancionado con 16 partidos de suspensión y una multa de ₡65.000, por empujar al árbitro Ramón Luis Méndez, según detalló el periodista de Unafut y Canal 8 Martín Soto.
Aunque el castigo fue posteriormente apelado y se le rebajó, Rónald, en ese momento de 32 años, tomó la decisión de poner fin a su vínculo con el fútbol profesional. Sin embargo, su nombre quedó inscrito en la historia como uno de los héroes de Italia 90.
“No esperaba terminar así mi carrera en el fútbol. Pero aquella expulsión prácticamente me llevó a tomar la decisión de retirarme. Había jugado en Herediano, Cartaginés y Alajuelense, y estaba sacando adelante un negocio de ferretería, por lo que no me servía irme fuera del Valle Central a jugar, a pesar de tener opciones”, comentó Marín.
El defensor, quien no participó en la eliminatoria mundialista, convenció a Bora Milutinovic por su fortaleza, buen juego aéreo y disciplina táctica. Sin embargo, luego de su sanción prefirió quedarse con su familia y apoyar a su esposa, quien también había iniciado un taller de costura.
Italia 90 revivió en el corazón de los futboleros a través de una Gala dedicada a leyendas vivientes
“Fue una buena decisión. No quería alejarme de mi familia. Me había casado seis meses antes del Mundial de Italia 90 y quería dar lo mejor, ser responsable. La oportunidad se nos dio, por lo que siempre busqué lo mejor para ellos”, añadió Marín.
Rónald Marín: su familia y su fe en Dios
Durante algunos años, Rónald Marín combinó su labor como comerciante con una escuela de fútbol en el Liceo Samuel Sáenz. Sin embargo, por falta de tiempo, decidió concentrarse en su proyecto personal. Confesó que se acercó más a los caminos de Dios, lo que fortaleció su unión familiar en los momentos difíciles.
“Dios me premió con una esposa maravillosa y dos hijos. Los domingos participamos en las celebraciones de la iglesia y me siento muy bendecido. Hemos salido adelante durante estos años y la verdad estamos muy contentos con lo que Dios nos ha dado”, manifestó Marín.
Actualmente, Rónald Marín labora en las oficinas de Senasa, en Lagunilla de Heredia, donde se muestra agradecido y procura ser muy responsable en su trabajo.
En cuanto al fútbol, afirma que disfruta ver los partidos de la Primera División y de la Selección Nacional, pero solo por televisión.
“Sinceramente, ni siquiera mejengueo. Me alejé del fútbol. Trato de cuidar mi salud, mantenerme sano. Uno tiene que cuidarse con el paso de los años. Uno conoce su cuerpo, y la verdad me siento bien y estoy disfrutando plenamente de la familia. Solo veo fútbol por la tele”, expresó Marín.
Rónald agradeció a la organización de la gala conmemorativa por los 35 años del debut de la Tricolor en Italia 90 y se declaró privilegiado de haber sido parte de aquel grupo, que dejó muchas enseñanzas en su camino.
“Es una gran satisfacción poder compartir con los compañeros y participar en una celebración de este tipo. Para nosotros, cumplir ese sueño de involucrar al país, y recordar una participación exitosa que quedó en la historia del deporte de Costa Rica, es un privilegio. Más aún, compartirlo con toda la gente”, concluyó Marín.