España entrega la Liga de Naciones a Portugal
Falló Morata su penalti y España dejó de ser campeona de todo lo que juega. Sin perder tampoco ganó. Fue perdiendo protagonismo poco a poco en el partido y cuando llegaron los momentos decisivos ya no tenía a ninguna de sus referencias ofensivas sobre el campo. Poco a poco fueron desapareciendo. Primero, Pedri y Fabián, los que tenían que armar el juego; más tarde, Nico Williams, después Lamine y el último, Oyarzabal.
Mientras De la Fuente recurría a su capitán, Morata, en los últimos minutos, Roberto Martínez gastaba al suyo, Cristiano, desde el comienzo. Algo que más que a una diferencia de pensamiento de los entrenadores obedece a una diferencia de actitud de los jugadores. «Fódase», maldecía Cristiano desde el centro del campo, sentado en el suelo y sin poder aguantar un minuto más sobre el césped cuando se acercaba el 90.
El 7 de Portugal había marcado su gol, el del empate a dos, y poco más. Tiene 40 años y sus mejores tiempos han pasado, pero todos le miran a él incluso cuando tiene que mirar los penaltis desde el banquillo. No quería mirar, pero fue el primero en celebrar cuando Ruben Neves marcó el pleno de Portugal desde los once metros mientras Morata recibía un beso de consuelo de Laporte, invitado a la final para convivir con sus compañeros de selección, y el abrazo del resto.
La Liga de Naciones regresa al principio, a su primer campeón. Un premio merecido por lo que se vio sobre el campo. Portugal resistió cuando el juego estuvo igualado y dio un paso adelante cuando el partido se volcó hacia su lado impulsado por Nuno Mendes desde la banda izquierda. El lateral del PSG fue un peligro constante por ese costado, marcó el primer gol, generó la jugada del segundo y marcó su penalti. Pero, además, hizo invisible a Lamine Yamal. Por algo fue elegido el mejor jugador de la fase final.
España volcó más el juego hacia la izquierda por convencimiento y por necesidad. Joao Neves, el lateral derecho de Portugal, no es un especialista y la Roja quiso aprovechar por ahí la velocidad y el desborde de Nico Williams. De eso se encargaba mejor que nadie Huijsen con sus lanzamientos largos a la espalda de la defensa portuguesa.
Pero los goles llegaban por otra vía. Por el centro con la llegada de Zubimendi en el primero y con el remate de Oyarzabal cuando al final de la primera mitad Pedri le dio un balón adelantado. Tan medido como la línea que separaba al delantero español del fuera de juego. Y Mikel, con la derecha, superó la salida del portero portugués con la naturalidad del que está acostumbrado a aparecer en los grandes momentos. Oyarzabal es el hombre que más goles ha marcado con la selección desde que De la Fuente es seleccionador, pero siempre guarda uno para las finales. Marcó el que dio a España la Eurocopa y volvió a marcar en la Liga de Naciones. Aunque esta vez no sirviera para ganar un título.
Se quedó sin armas España cuando Portugal le robó la pelota y el juego. Para recuperarlos, De la Fuente probó con Baena primero y con Isco después de media vida sin ponerse la camiseta de la Roja que esta vez era amarilla. Un disparo suyo desde el borde del área buscó la esquina de la portería de Diogo Costa, pero el guardameta portugués estiró el brazo para mandarla a córner. Después, en la tanda, volvió a rozar el penalti que lanzó el jugador del Betis. Los portugueses no perdieron la concentración ni siquiera cuando estuvieron a punto de enzarzarse en una pelea con Baena por un empujón a Nuno Mendes. Tampoco en los penaltis.
Unai Simón, aunque acertó el lado de algún lanzamiento, no estuvo cerca de parar ninguno. Acertaron Gonçalo Ramos, Vitinha, Bruno Fernandes y Nuno Mendes y España fue empatando con Merino, Baena e Isco hasta que falló Morata y Ruben Neves dio la copa a Portugal. El trofeo, que entró al campo de la mano de Jesús Navas regresó al césped en brazos de Pepe para que lo levantara Cristiano.