España sonríe y casi se desmorona
España mantiene la inercia que la hizo campeona de Europa y ya está en otra final. Con demasiados sobresaltos para lo que era el partido. Se le olvidó rematar a Francia cuando ya lo daba por acabado y el gol de Kolo Muani en el tiempo añadido hizo tambalearse una victoria que parecía segura media hora antes, cuando Lamine Yamal marcó el quinto tanto.
La Roja había sabido sobreponerse a un buen comienzo de los franceses. Bastaron un par de avisos a Unai Simón con un pase de Mbappé a Doué, que atrapó el portero español, y un disparo al larguero de Theo para que De la Fuente se diera cuenta de que hacía falta un cambio. Pedri, que había comenzado en la mediapunta, como es habitual cada vez que juega con la Roja, se puso al lado de Zubimendi y Merino adelantó su posición para ocupar el centro de la línea de tres que jugaba por detrás de Oyarzabal.
Todo comenzó a funcionar entonces. Francia, que dominó los primeros veinte minutos, se fue haciendo pequeña y España comenzó a encontrar las grietas en una defensa francesa con muchas bajas y que no está acostumbrada a jugar junta. Ni siquiera los gritos de los aficionados alemanes contra Cucurella –todavía recuerdan aquella mano de la Eurocopa– desanimaron a España y en apenas tres minutos llegaron los dos primeros goles de la Roja.
De la Fuente confió el puesto de delantero centro a Oyarzabal. Es uno de sus chicos de la sub’21, lo ha llevado a todos lados, al Europeo de esa categoría, a los Juegos Olímpicos y a la Eurocopa. El delantero devolvió esa confianza marcando el gol que dio a España la Eurocopa, aunque no estaba en su mejor momento. Contra Francia no necesitó marcar para ser decisivo. Aguantó la pelota en el área como si fuera un 9 de los de antes y luego, con un toque, se la dejó a Nico Williams en el área para que empujara el primer gol de España. Y tres minutos después vio la llegada de Mikel Merino para ponerle el segundo en un mano a mano con Maignan. El jugador del Arsenal recordó por qué Arteta lo ha utilizado como delantero centro esta temporada y marcó con la derecha.
Pero nada hubiera sido posible si Unai Simón no hubiera aguantado a España con sus paradas cuando más apretaba Francia. Y si Lamine no se hubiera empeñado en demostrar que Dembélé no puede competir con él por el Balón de Oro. Ve la jugada antes que nadie el extremo español, aunque le faltó precisión en algunas acciones. Hasta que Nico Williams le guardó la pelota mientras el VAR decidía si había fuera de juego previo o no para que tirara el penalti que Rabiot había hecho al mismo Lamine. A los cinco minutos de la segunda parte España compensaba el gol que le habían anulado a Huijsen por posición adelantada en el último tramo de la primera.
España ya sólo quería divertirse y eso hizo en la jugada que generó el cuarto gol, de Pedri, que se descolgó hasta el área para rematar el pase de Nico Williams. Mbappé acercó a Francia con un penalti y Lamine marcó el quinto con la puntera porque parecía que España no quería confianzas.
La Roja parecía ya en la final y de eso se encargaron Unai Simón y el poste contra el que se estrelló un remate de Dembélé, que se marchó del campo desanimado y derrotado.
Francia encontró la fe en un golazo de Cherki desde el borde del área. Controló la pelota y golpeó sin dejarla caer. Unai Simón no llegó y los aficionados franceses celebraron como si fuera el empate. Marcó Vivian en su portería el tercero de Francia y la ilusión creció entre la selección francesa, que tocó la prórroga cuando Kolo Muani marcó el cuarto en el tiempo añadido. España pareció desmoronarse por un momento, pero el domingo luchará por un nuevo título.