Fútbol
Añadir Noticia
Noticias

Editorial: Graves amenazas acechan al fútbol nacional

Los casos de presunto amaño de partidos y las anomalías en los cambios de administración de equipos dejaron de ser hechos aislados en el fútbol nacional y se convirtieron en una mancha que amenaza con extenderse y provocar contaminación sistémica.

La primera situación de amaño investigada y sancionada sacudió al fútbol federado el año anterior, cuando el club Golfito FC (Liga de Ascenso) y tres de sus más altos dirigentes recibieron una suspensión de 10 años, al comprobarse que influyeron para trucar un resultado.

A finales del año pasado, las sospechas de este flagelo invadieron la Primera División, con un partido entre Santos y Guanacaste que se mantiene bajo investigación por levantar dudas de amaño.

Ahora, una nueva denuncia publicada la semana anterior en exclusiva por La Nación detalla que a ocho jugadores de Turrialba les ofrecieron $300 a cada uno para manipular un resultado específico. En este caso, la presunta oferta provino de los propios dirigentes del club, que, según la denuncia, estaban dispuestos a alterar el resultado en contra de su propio equipo.

Ya estos dejaron de ser hechos separados y se convierten en el aviso de que algo serio está ocurriendo, mucho más allá de una suma de casualidades. A la sombra del fútbol, se pueden incubar negocios cuestionables, algunas veces relacionados con organizaciones que manipulan apuestas. Se trata de crimen organizado internacional que migra hacia torneos donde detecta vulnerabilidad y libertad para operar.

El otro tema que sobrevuela el ámbito futbolero de las últimas semanas es el castigo a dos equipos de Primera División, Santos y Guanacasteca, pues, según determinó el Comité de Licencias de la Federación Costarricense de Fútbol, incumplieron normas relacionadas con cambios de administración sin reportar, entre otras presuntas anomalías.

Ambos clubes tienen la licencia suspendida, por lo que no pudieron jugar las últimas fechas del Torneo de Clausura y, al final del camino, les podría esperar una fuerte sanción que incluye perder de manera definitiva el derecho a competir en Primera.

La obligatoriedad para reportar cambios en los dueños o administradores de equipos, y también la transparencia en la gestión financiera, buscan precisamente garantizar la idoneidad de los dineros que entran a este deporte. Ya un estudio del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y Seguridad, divulgado en el año 2020, alertaba sobre las condiciones que el balompié ofrece al crimen organizado. Factores como la relativa ausencia de controles –algo que se ha ido fortaleciendo– o las altas sumas que llegan a mover los equipos (hasta para vender a un jugador de 18 años) brindan mamparas ideales para delitos como la legitimación de capitales.

El otro gran factor que contribuye a la descomposición de este deporte es, paradójicamente, el mismo pilar que sostiene al fútbol como uno de los pasatiempos favoritos en el mundo, incluyendo –por supuesto– Costa Rica: la enorme pasión que se hereda de una generación a otra y que a veces se convierte en un fanatismo ciego e inmune a todo. Los aficionados están muy pendientes de la última contratación de su equipo, del penal que no les pitaron el domingo o del meme para fastidiar al adversario, pero dejan pasar el elefante rosado que desde hace tiempo se pasea por la habitación.

Dentro de este panorama desalentador, abre una luz de optimismo la respuesta que están dando los mecanismos de control de la Fedefútbol. Hay que reconocer el empeño personal del presidente del Comité Ejecutivo, Osael Maroto, dispuesto a pasar la escoba a cualquier costo, enfrentado incluso a presiones que vienen desde las entrañas mismas de la Federación.

Solo así, con un liderazgo decidido, sin compadrazgos ni cálculos políticos, es posible aplicar los reglamentos que hasta el momento permanecían como letra muerta.

También hay que destacar el trabajo del Oficial de Integridad de FIFA, una oficina que en nuestro país está a cargo de Carlos Ricardo Benavides, también fiscal de la Fedefútbol. De este puesto se habla poco, pero es el guardameta encargado de contener las arremetidas en caso de amaños. Es una materia densa donde tiene que combatir la falta de pruebas o los muros de silencio; por ello, resulta de gran valentía la actitud de los jugadores de Turrialba, que decidieron levantar la voz y denunciar ante las instancias correspondientes la propuesta para dejarse ganar.

El fútbol no está a salvo de vicios como la corrupción; estrechar el cerco alrededor de los tramposos es la única forma para salvar la integridad del juego que apasiona a millones en todo el mundo. Los amaños de partidos y la entrada de dinero de dudosa procedencia pueden sembrar la semilla de la desconfianza entre patrocinadores y, sobre todo, aficionados. Nunca como ahora la credibilidad de este deporte había estado tan comprometida.

Comments

Комментарии для сайта Cackle
Загрузка...

More news:

Read on Sportsweek.org:

Otros deportes

Sponsored