Sandro y el drama ofensivo de la UD en Sevilla
En un partido que era una auténtica final para la UD Las Palmas, los amarillos acabaron con tan solo tres disparos a puerta en el Sánchez-Pizjuán. La UD no disparó entre los tres palos en una segunda mitad en la que Sandro mandó tres balones a la grada.
La imagen de la UD Las Palmas este martes no estuvo a la altura -un día más- de lo que se debe exigir a un equipo que agotaba las opciones de permanencia. La inoperancia del equipo de Diego Martínez se vislumbró durante todo el partido, con una defensa poco contundente que parecía jugar al filo del desastre durante todo el encuentro y en un ataque sin ideas, sin ritmo y sin propiciar un ecosistema en el que los mejores jugadores amarillos explotaran sus mejores virtudes.
En el partido en el que se jugaba la vida, Las Palmas intentó 14 disparos de los que tan solo 3 fueron entre palos. Fueron dos intentos de Januzaj y uno de Campaña, todos en la primera mitad y que acabaron en manos un Nyland que pasó una tarde-noche bastante plácida.
La ansiedad y falta de ideas en ataque de esta UD Las Palmas fue aún más notable en una segunda parte que acabó sin disparos amarillos entre los tres palos. Un nombre propio destaca por encima de todos: Sandro Ramírez. Al ’19’ de la UD le salía todo en la primera vuelta, pero en este 2025 está peleado con el gol. Fue autor de tres de los seis tiros que intentó Las Palmas en la segunda mitad, pero en todos el esférico acabó en manos de algún aficionado en la grada del Sánchez-Pizjuán.
Tampoco es que en la primera parte la actuación de Sandro fuera mucho mejor. Intentó dos tiros también, en el minuto 21 su disparo fue interceptado por la defensa sevillista y al borde del descanso mandaría otro balón a la grada en un chut que se fue igual de desviado que los que intentaría en la segunda mitad. Precipitado en la toma de decisiones e intentando tiros sin mucho sentido, no es la primera vez que se ve una actuación así de Sandro con la camiseta amarilla.
La UD Las Palmas demostró ante el Sevilla que es un equipo sin ideas, y con el resultado en contra, la medida de Diego Martínez fue acumular gente en ataque e intentar llevar el balón al área de cualquier forma, jugando más con el corazón que con la cabeza. El cambio de Mata por Moleiro bien puede resumir la propuesta futbolística que ha traído este entrenador a la UD, renunciar al fútbol y apostar por el descontrol. De esta manera decidió luchar la UD Las Palmas por una salvación que no se va a conseguir.
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