Esperpento final del Atlético de Madrid en Las Palmas
El Atlético perdió en Las Palmas y no hay nada que represente mejor su temporada –al menos en el último tramo– que la jugada del gol. Despejó Le Normand con el muslo hacia atrás, la pelota botó varias veces en el área sin que Mata pudiera engancharla para rematar hasta que Giménez la tocó con la puntera y la dejó a los pies de Javi Muñoz para rematar el 1-0 delante de Oblak.
Es un jugador especial el jugador de Las Palmas, un centrocampista que juega de todo y juega bien y que a veces hasta resuelve partidos como este. Un futbolista que juega la pelota con criterio y siempre está donde debe. Y eso le lleva a marcar un gol como el que hizo a Oblak.
La derrota que el Atlético confirmaba que está fuera de toda aspiración de conseguir la Liga si es que no lo estaba ya. Lo peor es que no ofrece apenas sensaciones positivas. Contra el Valladolid le despertaron los goles del contrario, pero en Las Palmas el aviso llegó sin tiempo y sin capacidad de reacción.
Lo del Atlético es un dejarse ir en el que Simeone intenta modificar alguna cosa para hacer que funcione. Cambió el Cholo alguna de sus costumbres, dejó a Griezmann en banquillo y dio entrada a Sorloth. Pero ni el noruego encontró el acierto que suele desde el banquillo ni su equipo salió de la planicie que lo acompaña en los últimos tiempos.
Poco le quedaba al Atlético a lo que agarrarse más allá de su banda derecha, en la que se juntan Llorente y Giuliano. No es casualidad, probablemente, que sean dos de los jugadores con mejor condición física de base, que decía Luis Aragonés, en el equipo. Por allí llegaron dos centros de Giuliano que llevaron el mayor peligro del Atlético. Uno de ellos lo remató Julián Álvarez y Horkas, el portero de Las Palmas, la sacó cuando ya parecía que estaba dentro. La otra la remató Sorloth de cabeza y tuvo que volver a aparecer el portero para salvar al equipo. Pero no tiene el Atlético nada que le saque de la rutina, nada que haga atractivo el partido a los ojos del espectador. Ni siquiera Julián Álvarez, más allá de ese remate que despejó Horkas.
En Las Palmas se veía al portero cuando tuvo que aparecer y se vio mucho a Moleiro, especialmente en el comienzo del partido. Desequilibraba por la banda izquierda con sus regates y llevaba peligro hasta la portería de Oblak. No estaba ya en el campo cuando llegó el gol decisivo y tampoco Fabio Silva, el goleador del equipo, que se marchó lesionado antes de tiempo.
Entró Mata por él y acabó resultando decisivo en medio del esperpento rojiblanco. Todo lo que podía hacer mal lo hizo mal el equipo de Simeone en esa jugada decisiva que Las Palmas buscó pero que ya tampoco esperaba. El físico ya no acompañaba a algunos de sus jugadores, como al capitán Álex Suárez, que se quedó sentado en el suelo minutos antes del gol.
Marcó Javi Muñoz y se desató la alegría. Los jugadores de Las Palmas se fueron a celebrarlo a la grada con su afición mientras los del Atlético no acababan de saber muy bien lo que había pasado. Una sensación que tampoco es nueva. Las Palmas sí sabe que ese gol le permite abandonar los puestos de descenso.