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El Barcelona se lleva un sofocón en Dortmund, pero vuelve a las semifinales de la Champions (3-1)

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El Barcelona no vivió un camino de rosas hacia las semifinales de la Champions. El 4-0 logrado en la ida ante el Borussia Dortmund parecía una renta suficiente para vivir una vuelta tranquila, pero se demostró que esta competición no perdona. El Barça se llevó un sofocón, pero sobrevivió y se mete entre los cuatro mejores del continente por primera vez en los últimos seis años.

 

Era un partido para demostrar fortaleza a Europa, según había dicho el presidente, Joan Laporta, pero el Barcelona mostró debilidad casi por primera vez en lo que va 2025. Ha hecho partidos muy buenos y buenos. También regulares, pero este fue el peor. Quizá es difícil aislarse del resultado de la ida, pero el equipo español salió con más nervios de los habituales, con algún grito por aquí y por allá entre los futbolistas. La ofensiva del Borussia Dortmund estaba clara de arrancada y los chicos de Flick no supieron contenerla. Cometieron demasiados errores con el balón ante la presión de los alemanes, y tuvieron que refugiarse demasiado atrás. En menos de diez minutos ya había llegado dos veces con peligro el conjunto local, y poco después marcaría en un penalti que Szczesny le hizo a Gross. Se coló el medio desde segunda línea y pilló a Koundé saliendo, por lo que la trampa del fuera de juego estaba anulada. Después, el veterano portero polaco estuvo algo lento y derribó al rival de forma torpe. El encargado de transformarlo fue Guirassy, que se marcó un tiro a lo Panenka como si nada.

 

De los malos escenarios planteables, una diana en contra tan pronto era casi el peor para el Barcelona. Sólo hubiera sido más dramático si el portero hubiera visto la roja, que no era. Le costó mucho asomarse a las inmediaciones de Kobel. Lo de ayer fue una demostración de que los partidos siempre hay que jugarlos y que la teoría muchas veces se hace añicos. ¿Cómo no va a marcar el Barça, con el potencial que tiene en ataque? Podía ser el pensamiento de cualquiera, pero en la primera mitad sólo remató una vez a portería. Demasiado poco. Sí logró serenar algo la situación y no vivir en un agobio constante, con algo más de pelota pero sin hacer daño arriba y con cierta sensación de debilidad. Ni Raphinha, en un par de contragolpes, estuvo rápido, parecía fatigado, ni Lamine Yamal recibía pelotas con ventaja para exprimir su habilidad. La actividad de Fermín no era suficiente.

El 1-0 era una distancia asumible, dado el funcionamiento del equipo azulgrana, pero el segundo gol, en una acción de córner fatalmente defendida, ya sí podía suponer un problema. Sobre todo, porque se produjo en los primeros minutos, y porque antes Szczesny ya había tenido que hacer un par de intervenciones de mucho mérito, sobre todo una ante Adeyemi. Quedaba un mundo y el daño era importante. El factor psicológico pasaba a ser fundamental en esos momentos, sobre todo por el pasado reciente del Barcelona en esta competición. La mayoría de los jugadores no estuvieron en los desastres de las últimas temporadas, pero sí podían rondar por su cabeza esos fantasmas.

Pero, al contrario, sólo en ese momento mostró entereza el Barcelona. Se sacudió la tembladera y empezó a tener algo más la pelota y, sobre todo, a recuperarla antes y en zona de peligro. En una colada de Fermín, Bensebaini remató hacia su portería de forma sorprendente.

 

El tanto en contra sí pareció dejar tocado al Dortmund. Se sumó a ello la presencia de Pedri. No quiso esperar mucho Flick para sacar al gran ausente en su equipo titular. Con el canario, el Barça sí logró adormecer el partido y tener control durante muchos minutos. Pero no logró que muriera así, todavía le quedaba otro capítulo de angustia. El Borussia ya salió con todo al ataque, era matar o morir, porque tampoco tenía mucho más que perder, y el riesgo era alto. Pero estaba claro que no era la noche del Barcelona. Duranvilli, que acababa de entrar, se inventó una jugada por la banda izquierda, mal resuelta por Araujo, que despejó a la zona en la que estaba Guirassy, que firmó un triplete que además le hace Pichichi del campeonato.

El gol otra vez despertó al muro amarillo que hay en la grada de uno de los estadios más espectaculares del mundo y eso animó a los jugadores. Brandt, incluso, marcó después, justo después, lo que sí hacía que saltaran las alarmas de verdad, pero la posición era de fuera de juego clara. El Barça tuvo que defender dentro de su área y el más bravo ahí fue Cubarsí. El incendio no se extendió y los últimos minutos todavía los pudo vivir con cierta tranquilidad. La racha termina aquí: es su primera derrota de 2025, la que se podía permitir, pero también una que le hará pensar.

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