La Joya jugó un muy buen primer tiempo y puso las habilitaciones para los dos primeros goles en el 4-0 del xeneise. Williams Alarcón también fue titular y salio lesionado al minuto 26´. Por el perdedor, César Pérez jugó hasta eñl minuto 62
Desde el momento en el que Edinson Cavani empujó la pelota a la red cuando el partido amanecía y así volvió a hacer un gol después de un mes y medio, y hubo arco y flecha en el festejo, se vislumbró que la tarde-noche en la Bombonera pintaba para ser una fiesta. Y así fue. Boca goleó a Defensa y Justicia y armó un festival en la cancha y en las tribunas.
El golpazo en la Copa Libertadores parece haber quedado atrás. Desde la eliminación con Alianza Lima hace menos de un mes, Boca ganó 3 partidos al hilo en el torneo local, en el que lleva seis victorias consecutivas, metió 8 goles en 3 encuentros y es líder de la Zona A, al menos hasta que juegue Tigre. Pero más allá de los resultados, se ve otro equipo, con un juego más fluido y con una idea que va tomando forma. A bordo de un 4-3-1-2 y un equipo que empieza a salir de memoria. Salvo por Alarcón que reemplazó a Ander Herrera, lesionado, los otros 10 fueron los mismos que estuvieron ante Central Córdoba.
Boca fue superior a Defensa y Justicia. Manejó muy bien la pelota, a la que le daba un buen destino desde que salía desde el arco. El desmarque y la recepción fueron claves. Siempre había un jugador libre para recibir y darle continuidad al juego que luce cada vez más aceitado. Y fue letal en el área rival. A pura contundencia lo liquidó a Defensa y Justicia.
El primer gol, antes de los 10 minutos, fue una muestra de ello. Marchesín se la da Di Lollo, el marcador central condujo con pelota la pie varios metros, abrió para Blondel, el lateral metió un pase profundo para Palacios que ganó en velocidad y le cedió el gol a Cavani, quien solo tuvo que empujarla para sacarse la mufa y volver a gritar un tanto propio después de un mes y medio.
Fue un gol con el sello de Fernando Gago. Es que el entrenador Xeneize, aun muy cuestionado y recibido con indiferencia por los hinchas, pregona ese estilo de juego. Con toque, velocidad, distracción, desmarques, amplitud con los laterales y profundidad. Y de a poco, sus futbolistas, que lo bancaron tras la eliminación copera y así lo demuestran en la cancha, van asimilando los conceptos.
Blondel y Blanco no solo fueron laterales. Sus aportes, sobre todo el del ex Tigre fueron más allá que meras incursiones en ataque. También tuvieron el criterio como para pensar el pase correcto y hasta generar situaciones de gol.
Boca también estuvo muy atento en cada jugada. Y así fue que tras un mal despeje de Soto, la pelota le cayó a Palacios y el chileno habilitó rápidamente a Milton Giménez, quien le rompió el arco a Bologna. Así, el local confirmaba en el resultado lo que pasaba en el campo de juego.
Defensa y Justicia daba ventajas. Arrancó el partido con endeblez y no ajustaba las marcas. La presión no era escalonada, por lo que generalmente corrió de atrás. Inquietó con un par de remates pero fue muy poco para lo que marca su posición en la tabla. Kevin Gutiérrez fue el que más ímpetu tuvo y hasta se soltó para intentar arrimar peligro pero no lo acompañaron.
Boca se sentía muy bien y el mediocampo no se desacomodó a pesar de la rápida salida de Alarcón por una lesión. En su lugar ingresó Belmonte, que se acopló sin problemas.
Boca no se ruborizó por tener menos posesión de la pelota y manejó con sapiencia el manual del contraataque. Lo sacó a relucir en el comienzo del segundo tiempo para liquidar el partido. Abrieron la pelota para Blondel que recorrió varios metros solo desde campo propio hasta tres cuartos de cancha y habilitó a Giménez para que el goleador metiera el tercero. Y con la misma fórmula llegó el cuarto cuando el Halcón ya estaba sin defensas. Un pase largo de Zeballos a Merentiel y el toque sutil del uruguayo para cumplir con la ley del ex, por lo que no gritó su tanto.
Antes hubo tiempo de rendirle tributo a Cavani, que después de estar apuntado a volver a recibir palmas. “Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, los goles de Cavani que ya van a venir”, se entonó. Era una canción que se la dedicaban a Martín Palermo. Y cuando salió reemplazado, le endulzaron el oído con el “uruguayo, uruguayo”.
El éxtasis de los hinchas de Boca que terminaron gritando “ole” en los segundos finales del partido y se reventaron las manos de tanto aplaudir. Impensado hasta hace unos pocos días.