Barcelona y Atlético firman un monumento al fútbol en la ida de semifinales de Copa (4-4)
Se le ponía de cara la eliminatoria al Atlético de Madrid, el equipo menos goleado de Primera (16 goles encajados en 25 jornadas) y que en Copa apenas había recibido un tanto. Su primera llegada fue un cabezazo de Julián Álvarez que Szczesny mandó a córner. Y en ese saque de esquina, el argentino aprovechó la prolongación de Lenglet para inaugurar el marcador. Se acababa de cumplir el primer minuto de partido. Después del quinto, Griezmann completó una contra lanzada por Julián, después de un error en el pase de Koundé. Casi antes de empezar ya tenía una ventaja importante el conjunto del Cholo, y el Barcelona debía atacar para recortar distancias, lo que también es sinónimo de desprotegerse de más. La teoría iba a favor de los madrileños, pero los catalanes pusieron la práctica de su parte para que al final el Atlético volviera a dar la vuelta a la tortilla y el partido se convirtiera en un monumento al fútbol con todo por decidir en la vuelta, dentro de más de un mes.
Por la zona derecha del Barça llegó la segunda diana del Atlético, pero por ahí también volcó el ataque el equipo de Flick, con Pedri al mando de las operaciones y Lamine recibiendo todos los balones. A partir de ahí empezaba la acción ofensiva. El dos contra dos que hace con Koundé suele ser demoledor. Una conexión del chaval con el francés terminó en el tanto de Pedri. Justo después, Cubarsí empató con un cabezazo en un saque de esquina. El Barcelona equilibró el partido rápido y, sobre todo, tenía sensación de poderío. Porque destruyó la teoría gracias a la presión. Lo que se esperaba un partido de puro sufrimiento ante un rival que corre a los espacios de maravilla, se estaba convirtiendo en uno que se jugaba prácticamente en una dirección. El equipo local atacaba, fallaba y recuperaba. Se perdía en el mar de piernas de los rojiblancos, bien metidos en su área, pero volvía a la carga buscando que la combinación entre Pedri y Olmo o entre Lamine y todos los compañeros, o la carrera de Raphinha, saliera. Ferran era el delantero y antes de los goles de su equipo ya tuvo una ocasión clara. Quien no perdonó fue Iñigo Martínez en otro córner. La pelota fue de nuevo al poste más lejano, de forma muy similar a la acción de Cubarsí.
La primera parte, pasados los cinco minutos, se convirtió en una pesadilla para el Atlético, pero después del descanso ya encontró de nuevo las salidas rápidas. El Barcelona continuaba llevando el dominio, pero los rojiblancos ya pasaban el primer intento de presión de los azulgrana de vez en cuando y conquistaban el área de Szczesny, que tuvo una intervención extraordinaria ante el remate de Griezmann, en una acción parecida a la del gol del francés. Tuvieron que correr más hacia atrás los centrales barcelonistas. En el otro lado la exhibición de Pedri continuaba, con sus amagos, controles, pases, taconazos, cambios de ritmo... El Cholo movió su equipo un par de veces en cinco minutos. Fundamentalmente, protegió a Javi Galán, que tenía una amarilla, para reforzar la banda izquierda con Reinildo y Lino.
En el Barcelona faltaba la entrada de Lewandowski, que sólo tuvo que poner el pie para culminar la acción de Lamine Yamal, la enésima.
No había estado en los números «gordos» el chico de 17 años, pero junto con Pedri estaba siendo el líder de los suyos. Esta vez la teoría era que el Barça podía incluso sentenciar la eliminatoria, pero el Atlético la destrozó con su profundidad de banquillo. Simeone dio otro giro a los suyos con la entrada de Correa y Sorloth. El encuentro se convirtió en un ida y vuelta frenético del que supo sacar aprovechó el Atlético, primero con el tanto de Llorente y después con el de Sorloth, que repitió lo que ya había hecho en Liga.
Los madrileños vivieron, murieron y revivieron. La eliminatoria, en el aire.