Leganés - Real Madrid (2-3). Ponga un canterano en su vida
La sonrisa de Gonzalo, en cuanto el árbitro pitó el final, no se puede contar. Había que verla, brillando enorme en la cara, imposible de borrar. El delantero goleador del Castilla, que con sus tantos ha sacado al equipo de Raúl del pozo para pensar en cosas mejores, apretaba los puños, recibía abrazos en Butarque y probablemente no sabía cómo manejar el torrente de emociones. Pocos minutos antes, en otro balón bueno de Brahim (que se cansó de poner balones buenos y de jugar al fútbol), Gonzalo, en el área pequeña, en el lugar de los delanteros centros de toda la vida, giró la cabeza, como hizo durante toda la vida Santillana, para meter el tercer tanto del Madrid, cuando ya no quedaba tiempo para más y ya no era posible que el Leganés empatase.
Porque si lo había hecho antes, con los dos tantos que había metido el equipo de Ancelotti y que tenían que haber cerrado el partido y la clasificación para las semifinales. Pero, como le ocurrió contra el Celta, el Real Madrid se dejó llevar, bajó la tensión, algo que hace habitualmente en muchos partidos de esta temporada, y vio cómo se le escapaba la ventaja y casi tenía que llegar a la prórroga. Y si algo no necesita este equipo son más minutos en las piernas durante este mes de febrero. El giro de cabeza evitó eso y evitó que el Real Madrid llegue al derbi del sábado con mal sabor de boca.
No se va a parecer mucho el equipo de ese encuentro con el que salió en Leganés, al menos en nombres, aunque en problemas defensivos tiene pinta de que sí. No encuentra la seguridad atrás, donde las bajas han hecho añicos la confianza. En el partido de Copa, Ancelotti, porque no tenía más remedio, apostó por Asencio y otro canterano que apunta mucho: Jacobo Ramón. Sin embargo, a diferencia de Gonzalo, Ramón pasó por el partido con demasiados nervios y poca seguridad. Son palabras mayores debutar en la defensa del Real Madrid, y el joven jugador lo pagó un poco. Llegó bien a algunos cortes, pero le faltó. Fue él quien hizo el penalti que acercó al Leganés.
Antes, el Real Madrid, pese a empezar con algunas dudas, sí se había hecho con el partido gracias a la distinción que le dieron Modric, Brahim y Rodrygo. Entre los tres subieron el nivel del fútbol y el Leganés, que tantos problemas había causado a Barcelona y Atlético, durante esos minutos, pareció un equipo menor. Brahim está para ser más protagonista, mientras que Rodrygo está dejando muy claro que se expresa mucho mejor por la banda izquierda. Su problema es que, cuando fue sustituido y salió al campo Vinicius, no bajó el nivel de peligro por ese lado. Quizá hasta subió, porque Vini se puso en plan desequilibrante y, en ese plan, al que no ha llegado en el último mes, no hay quien le pare. Antes, con Rodrygo, habían llegado los goles del Madrid por ese lado. El primero de un infatigable Modric y el segundo de Endrick, titular y atento a no desaprovechar su ocasión. Tiene una nómina de delanteros tan amplia el Real Madrid que Endrick y Gonzalo marcaron los goles y es probable que no jueguen ni un minuto contra el Atlético y pocos más durante el resto de la temporada.
El Madrid lo vio todo tan fácil que se lo tomó con demasiada calma. El que peor lo pasó fue Güler, desacertado, sobre todo al principio, sin poder aprovechar su oportunidad. Detrás de él, de lateral, estaba Valverde, y esa posición sí que sonó a ensayo general para los días que vienen. No está claro que fuese un ensayo lo de Tchouaméni en el centro del campo. No lo hizo mal el francés, aunque se le vio perdido en uno de los goles del Leganés. Fue Juan Cruz quien firmó una hazaña que se olvidará por la derrota: marcó los dos tantos de su equipo, el segundo con una inestimable ayuda de Mendy, para empatar un partido que parecía totalmente perdido.
A favor del Madrid, hay que decir que no se desanimó ni se vino abajo. Volvió a empezar, tirado por Vini, para llevarse el choque. En su contra, que el Leganés le hizo dos goles y que no tiene defensas por culpa de las lesiones.
Delanteros sí. Jóvenes y muy felices.