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El Barcelona pasa del desastre al éxtasis para remontar al Benfica (4-5) en un partido loco

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A Hansi Flick se le señala como el responsable de las buenas sensaciones que transmite el Barcelona este curso, pese al bajón de la Liga, pero su última decisión dará que hablar, porque apostó por Szczesny en la portería y le salió rana, aunque hasta el portero polaco se corrigió al final: salvó el 5-4 y el partido terminó 4-5 después de que el Benfica llegara a mandar por 3-1 y 4-2. "¿Qué jugador no comete errores?", afirmó el técnico alemán al final.

No tuvo responsabilidad el portero en que los lisboetas marcaran en el segundo minuto, con la llegada de Carreras por la izquierda, para que Pavlidis sumara el primero de una jornada histórica para él. Ese primer despiste lo arregló el Barcelona con el empate de Lewandowski de penalti, señalado por el VAR por un pisotón de Araujo a Balde. La igualada serenó al conjunto español, que empezó a dominar, a tener más la pelota, a robar en campo contrario para volver a atacar.

 

El partido ya estaba donde quería el Barcelona, pero en un balón largo con mucha ventaja para los azulgrana, llegó el pufo gordo. Salió Szczesny de cara, corrió Balde de espaldas, faltó comunicación y el portero en lugar de despejar lo que hizo fue golpear a su compañero. La imagen: los dos en el suelo y el balón suelto, para que Pavlidis anotara el segundo.

 

La siguiente pifia del guardameta polaco fue una salida sin medir, que acabó con Akturkoglu en el suelo. Puede que no lo tocara, o que lo hiciera sólo un poco, el caso es que se señaló penalti y Pavlidis ya tenía su triplete. No sería la única pena máxima polémica de la noche.

 

Quedaba mucho partido, pero también era mucha la desventaja, y las malas las sensaciones. Los errores más groseros fueron de Szczesny, pero por momentos el equipo en general no presionaba bien, y eso les desprotegía. Por momentos también logró meter muy atrás al Benfica, pero Lamine o Koundé fallaron remates claros. Estaba demostrando el Barcelona ser mejor equipo, pero la extraña noche y los fallos eran muchos.

La cadena de errores cambió de equipo. Trubin intentó sacar en largo y la pelota fue a la cabeza de Raphinha y a la red, como si fuera un pinball. Otro gol absurdo.

 

Había recortado distancias el Barcelona, pero poco después Araujo metió la pelota en su portería. Volvían los dos tantos de distancia, pero Pedri siempre mantuvo el tipo. Fue admirable su partido y el criterio que tuvo. El canario dio el pase del empate a cuatro, de Eric García de cabeza. El penalti señalado antes a Lamine, en cambio, no es que fuera dudoso, es que no fue, el agarrón fue mínimo, pero no hubo cambio de idea. Lewandowski no lo perdonó. Dos goles en un mala noche para él.

Todavía quedaba un giro de guion, porque Szczesny paró a Di María el quinto gol en un mano a mano, y en la última acción, Raphinha sentenció a la contra mientras los jugadores locales pedían penalti por unos empujones de Araujo y Fermín en la acción anterior, en los que tampoco pareció haber nada.

 

Hubo suspense hasta que el VAR dijo que el gol valía. Después, la bronca se trasladó al túnel de vestuarios

Benfica-Barcelona, en directo hoy: jornada 7 de la Liguilla de Champions League

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