Real Madrid - Celta (5-2): Endrick espanta el miedo
Los veteranos del lugar se acuerdan de Morales, el ahora comentarista de Real Madrid Televisión: un delantero pequeñito que apareció un par de tardes en un Real Madrid con problemas para marcar goles y tirar para adelante. Era cuando el entrenador tiraba de la cantera porque no había otra cosa que hacer antes de desesperarse. Endrick no es Morales. Tiene toda la pinta de ser un futbolista con mucho más recorrido, pero sí que es igual de joven y fue al que se agarró el Real Madrid contra el Celta para evitar lo que estaba a punto de convertirse en una tormenta de las buenas. El brasileño metió el gol que desniveló el partido en la prórroga y, después, Valverde hizo el cuarto. El equipo, Ancelotti, la grada y el club respiraron con alivio. Tanto, que después Endrick metió otro de tacón, muy parecido a una foto histórica de Di Stéfano. El fútbol es una cosa loca.
El choque de los octavos de la Copa del Rey no era un partido más. Era curar las heridas o tirarse por el precipicio. Finalmente, fue más lo primero, aunque sin exagerar. El partido del equipo de Ancelotti fue fiel reflejo de lo que le está pasando esta temporada. Le va bien, le va mal, se recupera, se deprime, va para arriba o se lleva un batacazo y acaba feliz por un gol de un joven y un trallazo de su futbolista más fiable. Estamos a mitad de temporada, queda lo más importante, y uno no sabe qué esperar. Los aficionados pasan del estado de nervios a la expectación, y de ahí al enfado, y de ahí a quién sabe qué. A lo mejor acabas con un taconazo.
Puede que la temporada vaya cuesta abajo, pero que a nadie le extrañe que el Madrid acabe como una moto. A ver quién se atreve a hacer predicciones en este momento del equipo blanco.
Si va a ir bien, será en parte por Mbappé, que se ha encontrado a sí mismo. Él y Vinicius fueron titulares, y futbolistas como Güler y Endrick ya salieron en la segunda mitad, cuando los de Ancelotti ya llevaban dos goles a favor y parecía, ilusos, que estaba decidido. En el estado actual, el Madrid no puede prescindir de Mbappé. Es más, cuando lo hizo, se le escapó la ventaja. El francés es decisivo y tiene que ser el que tire del equipo para abandonar este invierno cuanto antes. Hizo un gol y comenzó la jugada del segundo. Cuando fue sustituido en la segunda mitad, se llevó su primera ovación por lo que había hecho en el campo.
El público empieza a quererle con la misma velocidad con la que empieza a tener clara su opinión sobre Tchouameni. Ancelotti apostó por Asencio como compañero de Rüdiger (a la espera de que Alaba se haga con el sitio) y puso al francés en el centro del campo. Normalmente, es un futbolista intrascendente en esa zona, pero contra el Celta fue muy importante en el corte de balón. Quizá le motivaron los silbidos que recibió antes de comenzar el duelo.
Eso sí, no sirvió para parar al Celta, cuando el equipo gallego aprovechó los errores garrafales de un rival que se había despistado mucho más de lo permitido y muchísimo más de lo permitido para un equipo en su estado.
Fue un final totalmente inesperado después de lo visto durante la primera parte, cuando se jugó en estado de shock, con el Madrid con dudas, silbidos y esa sensación que tanto acompaña esta temporada de que falta algo. No está muy claro el qué, pero algo no termina de funcionar en el equipo.
Una carrera de Mbappé después de un penalti pedido por el Celta acabó con el letargo. Salida hacia la izquierda y misil. Ese trallazo que pasa por encima del portero da la impresión de que es porque cualquiera se pone delante.
El partido se rompió en la segunda parte, con un Madrid feliz porque pudo correr. Y cuando corre, no duda y no tiene miedo. Marcó Vinicius en una jugada que empezó Kylian y que acompañó un Brahim que debería tener más peso en el equipo. Entonces empezaron los cambios que, al principio, fueron para mal.
El equipo, Ancelotti (y todos, no nos engañemos) creían que eso estaba hecho. Pero este Madrid todavía no es ese Madrid. Entre que Camavinga sacó su lado Hyde, que Moriba no se cansa nunca y que Asencio perdió su ímpetu, el Celta empató el partido.
Era de noche y no se veían los nubarrones. Pero estaban ahí, esperando. Entonces Güler se la dio a Endrick (los cambios, al final, fueron para bien) y este tiró, porque es lo que hace siempre.
Y no lo hace mal, no.
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