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Real Zaragoza 2 – 3 R Racing Santander | Crónica

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El cachirulo no se alzó

La tarde los diez partidos. Eso fue lo que vivimos ayer en La Basílica, en día de fiesta y con celebración especial programada para acompañar a los nuestros. Lástima que el Racing se pusiese el frac y viniese con la lección muy bien aprendida para devolvernos la bofetada de la temporada pasada.

La afición blanquilla acudió al estadio con el cachirulo cosido en el corazón. Sin embargo, pasaron muy pocos minutos desde el comienzo para que la hinchada advirtiese que enfrente había un señor equipo que desvistió al Zaragoza con una clase y un buen hacer insultantes.

Víctor habia dicho en la previa que si no estábamos muy juntos íbamos a sufrir. Dicho y no hecho. Sus chicos se empeñaron en jugarle de tú a tú a un equipo que le supera en talento, velocidad y energía y se hundieron muy pronto en un pozo del que no podían salir.

Al mismo tiempo, puso en el terreno de juego a tres novedades: Soberón, Tasende y Kosa. Por lo demás, los mismos, pero peor ubicados, más desactivados e incapaces de soportar el inmenso portaviones futbolístico que es, a día de hoy, el Racing. Desde la grada se veían, además de las calvas del desastroso césped de la Romareda, los vacíos estructurales del equipo aragonés. Un aprendiz de espectador notaría en seguida que la banda derecha era un desierto por el que transitaba con la rapidez de un participante en la Dakar el equipo cántabro. Por ahí llegaron casi todos los ataques verdes. Ahí dejó pintado un grandioso lienzo el equipo de Santander.

El centro del campo se diluyó con una facilidad que asustaba y los balones a las espaldas de la defensa aragonesa comenzaron a circular anunciando el temido gol. Sería tedioso enumerar la multitud de ocasiones que generó el equipo de José Alberto en apenas veinte minutos. Entre ellas un gol anulado por fuera de juego pero que mereció ser legal por la belleza de la jugada.

No fue el único abismo que se abrió bajo los pies de los jugadores zaragocistas. Acabaríamos antes si relatásemos la variedad de acciones ofensivas verdes. Transiciones, combinaciones, movimientos acuosos, balones directos, rupturas diagonales… Daba gusto ver el juego del Racing; daba grima ver el no juego del Zaragoza. Vencedor, Arana, Andrés Martin. Cualquiera valía para probar fortuna y atemperar el temple de Poussin, que veía cómo se acercaban las huestes rivales con muy poca resistencia.

El Zaragoza se deshilachaba, las líneas cada vez más espumosas, alejadas como no quería su entrenador. Delgados goteos improductivos, como un cabezazo de Bazdar o un disparo lejano de él mismo. Nada. Balones largos, rifas al viento, desconexión con el universo. Una invitación al contrario, una puerta abierta a la torpeza. Y llegó el gol. Fruto de una acción ilegal que el árbitro blanqueó con una interpretación torpe. Arana no había abandonado el área cuando sacó de puerta Poussin y además intervino en la jugada posterior, por lo que el remate de Pablo Rodriguez no debió subir jamás al vetusto marcador de la Romareda.

Justo cuando lo estaba revisando en la pantalla por aviso del VAR, la grada dispuso un precioso e inédito tifo con miles de cachirulos pintando la tarde y las gargantas entonando el himno a pleno pulmón. Habría sido un hermoso regalo la anulación del gol en medio de semejante performance, pero no se dio.

La frustración se adueñó de la afición, que lo daría todo a lo largo de todo el partido. Y el equipo también se cayó. Un poco más. Fue cuando el Racing golpeó de nuevo con dureza a la mandíbula de cristal del Zaragoza, que vio cómo Andrés Martín le regalaba un balón de oro a Íñigo Vicente, que batió a Poussin con una precisa vaselina. Una delicada pincelada, un sugerente golpe de cincel.

Había que llegar así de maltrechos a la caseta, pero no más. Se esperaba algún cambio, un mínimo golpe de timón de Víctor a su desarbolado bajel, pero al patatar que era ayer la Romareda regresaron los mismos. Una cierta extrañeza se adueñó de la parroquia blanquilla. Se reanudó el partido y a los pocos minutos se produjo la expulsión de Manu Hernando. Una buena noticia en medio de la borrasca que estaba viviendo el equipo aragonés. Esta acción sirvió para que el Zaragoza se hiciese con el control del balón. Ahí se vieron sus virtudes y la grada empujó con furia y decisión. Seguramente con fe.

En el minuto 56, en plena ventolera, llegó el gol milagrero. Tasende acogió en su regazo un balón que había nacido en un córner y batió a Ezkieta con un chut mortífero. Un golazo que encendió aún más los ánimos de la afición, que se rearmó y agitó los cielos con sus cánticos. Poco después Soberón casi le rompe el cuerpo al portero vasco del Racing, pero el balón salió rebotado con violencia. Había partido.

Y más que hubo cuando el propio jugador cántabro recibió un medido centro de Tasende, que había renacido de sus cenizas pasadas, y ahora sí consiguió batir a Ezkieta. El empate ya estaba aquí y quedaba partido para dar y vencer. Todo, absolutamente todo apuntaba a una posible y eléctrica remontada. Bueno, casi todo porque el Racing ayer demostró que es capaz de haber sido derrotado ante el Cartagena en casa pero también de jugar en escenarios grandes y no temblar.

Solo cuatro minutos más tarde Aldasoro recuperó un balón mal gestionado por los defensores del león al borde del área zaragozana y construyó un chut curvo e inalcanzable que llegó al fondo del mar por la escuadra izquierda de Poussin. Fue tremendo el golpe anímico que trató de restañar Víctor poniendo en el campo a Azón, Pau Sans y poco después, Marí.

No parecía suficiente, pues el Racing manejaba los tiempos con fea maestría, interrumpiendo el juego a cada minuto, manchando la noche con sucias maniobras impropias de un gran equipo. Por parte aragonesa, demasiados centros estériles y torpes maniobras de aproximación. No tenía nada más el Zaragoza. Solo voluntad, enrabia incontenida y la orden de amosegar sin piedad. Había aroma de derrota en la grada y en el césped y poco se esperaba ya nadie hasta que a poco del final Toni Moya recibió un golpe y el árbitro, inepto toda la tarde, pitó penalty. Era la puerta a la esperanza, la ventana a mantenernos en la cima y no dejar escapar al Racing. En los once metros, Aketxe, un auténtico mago en esto de lanzar penas máximas. En los nueve metros, Ezkieta, un auténtico mago en esto de detener penas máximas. El duelo bajo la luz de la luna estaba dispuesto y para desgracia aragonesa lo ganó el arquero.

Ayer empezaban los Pilares. Mucho cachirulo, sí, pero un fracaso que pintó la tarde zaragozana de tristeza. A continuar.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Poussin; Iván Calero (Luna, 92) , Kosa, Bernardo Vital, Tasende; Toni Moya, Francho Serrano (Pau Sans, 79); Aketxe, Liso; Samed Bazdar (Azón, 72) y Soberón (Alberto Marí, 79).

R Racing Santander:
Ezkieta; Michelín (Pol Moreno, 80), Manu Hernando, Montero, Saúl; Vencedor, Aldasoro; Andrés Martín (Castro, 54), Pablo Rodríguez (Suleiman, 54), Íñigo Vicente (Íñigo Sainz-Maza, 54); y Arana (Ekain, 73).

Goles:
0-1, min. 32: Pablo Rodríguez. 0-2, min. 40: Íñigo Vicente. 1-2, min. 56: Tasende. 2-2, min. 66: Soberón. 2-3, min 70: Aldasoro.

Árbitro:
Sesma Espinosa (Comité de La Rioja). Mostró amarillas Francho (4’), Vital (14’), Íñigo Vicente (41’), Pablo Rodríguez (45’), Ezkieta (62’), Toni Moya (84), Montero (98′) . Expulsó a Manu Hernando por doble amarilla (2’ y 50).

Incidencias:
Partido de la Jornada 8 de LaLiga Hypermotion 2024-25 disputado en la Romareda, con 23.000 espectadores.

Puntuaciones

Poussin: 2. Le cayeron tres y poco más pudo hacer.
Calero: 2. Trató de llegar a todo pero se vio aislado.
Kosa: 1. Discreto. Alguna luz en la oscuridad.
Vital: 1. Superado en velocidad y posición.
Tasende: 4. El gol, impresionante. La asistencia, magistral. En defensa, justo.
Toni Moya: 1. Inapetente y superado casi siempre.
Francho: 2. Luchó, pero sin norte.
Aketxe: 2. Lo intenta, pero le falta destino y orden.
Liso: 2. Muchos balones pero pocas soluciones.
Bazdar: 3. Crea y construye. Le falta el último paso.
Soberón: 4. De nuevo goleó. Hace muy bien su trabajo.
Azón: 2. Trabajó y trabajó, pero no aportó.
Pau Sans: 3. En cada acción generó problemas.
Marí: S. C.
Luna: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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