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El crimen de Jesús: Vasile y su chándal de la selección española de fútbol en un juicio que pareció una sauna

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«No soy responsable y no quiero declarar a nada». Con estas lacónicas palabras en rumano del acusado, Vasile Soporan, se cerró la primera sesión del juicio con jurado por el crimen de Jesús Bejerano Sánchez en la localidad toledana de Gálvez el 19 de diciembre de 2021, cinco días antes de que el anciano cumpliera 78 años. Murió acuchillado, según las acusaciones, después de que el encausado reventase la puerta del piso y entrase con un cuchillo de grandes dimensiones. Además de matar a Jesús, a quien en su pueblo lo conocían por 'Clotilde', Vasile también acuchilló a Emilia. Era su antigua pareja y compañera sentimental de Jesús, el padre de su hija, entonces con tres años y que dormía en su habitación. A Emilia, también rumana y 42 años más joven que el difunto , el reo la había sometido a maltrato físico y psicológico unos años antes, y por las que fue condenado en varias ocasiones. De hecho, el día de autos quebrantó una y creyó que había matado a Jesús y a Emilia, como se lo dijo a su compañero de piso al llegar a casa en su bicicleta roja, en la cercana localidad de Menasalbas. «Entonces lavó el cuchillo y se cambió las zapatillas, manchadas de sangre», aseguró el letrado de la acusación particular. Con todo, Vasile se enfrenta a 24 años de prisión por varios delitos. En cambio su abogado, Agustín Gómez, pide la libre absolución, aunque se quedó a cuadros cuando el encausado se negó a contestar sus preguntas. Esta inesperada circunstancia desbarató la atenuante de confesión tardía que este letrado del turno de oficio había enarbolado. Del homicidio, el letrado no dijo ni una palabra delante del jurado en una sofocante sesión celebrada este lunes en la Audiencia Provincial de Toledo. Con muchísimo calor en la sala noble, se rondaron los 30 grados de temperatura a pesar de tener abiertas las enormes ventanas de madera . Nada nuevo en un edificio todavía en obras, que duran más que las del monasterio del Escorial. Y menos mal que no estaban los obreros que otras veces trabajan con la radial en un patio aledaño. Luis Gálvez, el abogado de la acusación particular, deseó en su intervención que el aire acondicionado se solucione antes de que acabe el juicio, «porque vamos a pasar mucho calor estos días» . Hacía la reclamación porque lo estaba sufriendo en sus propias carnes, mientras en el vestíbulo corría un viento muy agradable gracias a que todas las ventanas estaban abiertas de par en par. Este letrado no fue el único que al quitarse la toga pareciese salido de una sauna. También el fiscal, Justo Gallardo, con su brazo derecho marchitado por los rayos del sol que se colaban con un ventanal. Y hasta la presidenta del jurado, la magistrada María Jiménez , a la que seguramente le faltó muy poco para hacer uso de un abanico, como sí hicieron otra funcionaria que estaba junto a una ventana, la intérprete de Vasile y chicas estudiantes que había entre el público. En la asfixiante sesión el acusado, declarado como insolvente, estuvo impávido mientras el letrado de la Administración de Justicia leía los escritos de las partes. Con el pelo cortado recientemente, vestía un chándal oscuro de la selección española de fútbol con la estrella de campeón del mundo; a lo mejor como un guiño al jurado y al equipo de Luis de la Fuente, que se enfrenta a Albania este lunes. Y quizá lo lleve puesto esta noche en la prisión de Ocaña I, donde Vasile podría ver el partido si tiene una televisión en su celda, ya que a las ocho de la tarde se cierra la sala comunitaria.

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