Fútbol de padres a hijos
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Este lunes, Noemí de Miguel anunciaba a la audiencia que íbamos a ver una historia que era “puro Día después”. Y así fue. La pequeña historia que queda escondida entre la multitud o lo evidente, que no necesariamente implica un balón o un resultado pero que conecta con la esencia del fútbol y, además, está explicada con un sentido del humor cómplice. Los protagonistas de la historia eran Martín, de dos años, y su padre, que lo llevaba al Benito Villamarín por primera vez. Llevar a niños tan pequeños al fútbol no es fácil, porque todavía no tienen la capacidad de concentrarse en el partido e implica la difícil misión de entretenerlos para que no se aburran y pierdan las ganas de volver. Las cámaras de ‘El día después’ han dejado constancia de que el padre de Martín lo dio todo para que el niño se lo pasara bien: que si la bufanda, que si fíjate en esto, que si marcan un gol, que si es falta, que si cantamos eso, que si cantamos lo otro, que si una foto… Y, por supuesto, el trabajo en equipo: cómo los de alrededor participan un poco de la paciente tarea de distracción: compañeros de butaca que dan conversación al niño, cultivando con gracia la rivalidad con el Sevilla. Y Martín, contento: observando, señalando, cantando y fijándose en el ambiente. El guion del vídeo era magnífico y el final, perfecto. Un rótulo en el estadio sintetizaba lo que acabábamos de ver. En ‘El día después’ lo vincularon a la esencia del fútbol y se imaginaron, dentro de muchos años, a Martín explicándole a un hipotético hijo suyo lo que significa ser del Betis con un elemento de ventaja: el vídeo de ‘El día después’. Sin duda, el regalo que le ha hecho el programa a la familia de Martín es un tesoro.