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De Peter Lim a Turki Al-Sheikh: el dinero extranjero que maneja el fútbol español

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«Han pisoteado el escudo de nuestros abuelos, la afición ya nos les cree. ¿Por qué quieren continuar? Vendan, váyanse. Si no saben manejar un club, dedíquense a la petanca». La pregunta de un periodista a Layhoon Chan, presidenta del Valencia, derivó en un grito desesperado. Casi en una orden. El conjunto ché acababa de firmar la marcha de Gennaro Gattuso tras un mercado invernal sin fichajes, y la desesperada situación deportiva del equipo, rozando los puestos de descenso, provocó esa y otras airadas reacciones en una rueda de prensa de altísima tensión, fruto de años de desgaste. En Valencia ya nadie quiere a Peter Lim , propietario del 84 por ciento de las acciones del club a través de su empresa Meriton Group. El único con poder de decisión. En realidad, el empresario de Singapur nunca ha contado con demasiado cariño en la ciudad del Turia. Sus escasas apariciones por allí en los ocho años y medio que lleva como dueño no han ayudado. Tampoco sus enviados, Anil Murthy y Layhoon Chan, han sabido ganarse a los aficionados. Llegaron como salvadores y ahora son apestados. Noticias Relacionadas estandar No real madrid Courtois, Benzema y Militao no viajan a Marruecos Rubén Cañizares estandar No Fútbol Christian Atsu, ex del Málaga, entre los desaparecidos tras el terremoto de Turquía S. D. | EP Lim es uno de los catorce inversores extranjeros que tiene la mayoría accionarial de un equipo de la liga profesional, una moda que inauguró Dimitri Piterman a principios de siglo, cuando adquirió un 27 % del Racing. En Santander aún recuerdan con horror el paso por la planta noble del ucraniano, y también de uno de sus sucesores, el indio Alí Syed. Entre los actuales hay de todo. Han llegado desde casi todas las partes del mundo y cada uno cuenta con un bagaje y una experiencia distinta. Abunda el capital mexicano, que controla los paquetes accionariales de Leganés, Sporting y Oviedo. También el estadounidense, del que dependen el Zaragoza y el Mallorca. No faltan los jeques, que han inyectado dinero al Girona, al Albacete, al Almería y al Málaga, ni tampoco los grandes magnates asiáticos, con presencia en el Granada y el Espanyol. Los propietarios sudamericanos son los que más relación tienen con el fútbol. Ronaldo apostó por el Valladolid cuando decidió invertir en un club, mientras que el dueño del Elche, el argentino Christian Bragarnik, también fue jugador y agente (sigue siendo) antes de haberse propuesto dirigir un club. Entre todos ellos destaca el caso del Málaga, club intervenido por orden judicial desde 2020 para sacar de la gestión del día a día a Abdullah Al Thani y su familia, investigados por presuntos delitos de administración desleal y apropiación indebida. «Decían que el club era suyo y se llevaban el dinero. Pero también se llevaban el de otros 2.500 pequeños accionistas», explica a ABC Antonio Aguilera , presidente de la Asociación de Pequeños Accionistas del Málaga (APA), el grupo que denunció al jeque y que lucha por devolver el club andaluz a sus socios. En su caso, tiene claro que la complicada situación deportiva del equipo, al borde del descenso a la Primera RFEF, tiene mucho que ver con el legado de Al Thani: «El equipo está hecho un desastre, y al final eso es lo que importa. El jeque nos tiene atados de manos y pies. Hay gente que quiere comprar, pero él no vende». La APA es una de las asociaciones que pertenece a FASFE (Federación de Accionistas y Socios del Fútbol Español), una agrupación que defiende los intereses de los minoritarios, y que entre sus propuestas defiende que se elimine la obligatoriedad de convertirse en SAD al competir en categoría profesional, establecer un órgano de supervisión económica de los clubes presidido por el Consejo Superior de Deportes o el establecimiento de un test de idoneidad para aquellos inversores que pretendan adquirir una participación superior a un 5% en cualquier SAD y a los miembros de la Junta Directiva de un club. «La nueva Ley del Deporte obliga a que haya un miembro de los pequeños accionistas en el Consejo de Administración. Eso es un logro, pero está por ver que se cumpla». El capital extranjero ha empezado a relevar en importancia a esas figuras tan icónicas de constructores e industriales que acapararon el poder en los clubes españoles al inicio de las Sociedades anónimas Deportivas , y que hoy resisten en los rostros y los nombres de Miguel Ángel Gil Marín, Ángel Torres o Raúl Martín Presa, que conviven con otras aventuras también personalistas, pero de distinto perfil, como las de la familia Roig en el Villarreal o la de Gerard Piqué en el Andorra. Algunos casos demuestran que la procedencia del propietario no es un baremo fundamental para que los socios aprueben o no la gobernanza de algunos clubes. «Los aficionados somos ahora clientes, no pintamos absolutamente nada», denuncia Fernando Sánchez Postigo , de Atlético club de socios, otro grupo de aficionados colchoneros que, descontento con la deriva de su equipo, decidió constituir su propio club. «Es la mejor forma de quejarse. No aceptar convertirte en lo que no quieres ser y mantener la esencia. Los clubes han dejado de ser parte de la sociedad, ya no tienen vida en los barrios. No hay arraigo, y muchos aficionados ya no lo ven como algo suyo». En el otro extremo están los cuatro clubes que siguen siendo de sus socios: Real Madrid, Barcelona, Osasuna y Athletic. Y, sin llegar a ese extremo, aquellos equipos que se negaron, de una u otra forma, a entrar en el capitalismo salvaje de las sociedades anónimas. Ningún accionista de la Real Sociedad puede, por estatutos, poseer más de un dos por ciento del capital social. De igual modo, más de 11.130 accionistas repartidos por 65 países del mundo conforman el accionariado del Eibar. Levante y Huesca, por su parte, están gestionadas por sendas fundaciones. Dos extremos La situación en el fútbol español está a caballo de lo que ocurre en Inglaterra y Alemania. En la Premier solo cuatro de los veinte clubes de la Premier tienen un propietario local. las grandes fortunas estadounidenses entraron allí con fuerza hace unos años y poseen la mayoría en equipos tan importantes como Arsenal, Chelsea, Aston Villa, Liverpool o Manchester United. Pero también hay empresarios árabes, de China, Grecia, Serbia, Rusia o Tailandia. En la Bundesliga, en cambio, impera la norma del '50+1', por la que se garantiza que, aunque entre capital de fuera, los socios tengan el 50 por ciento más una acción de la compañía, lo que les garantiza también una mayoría en las votaciones. Solo se permiten excepciones en aquellos clubes en los que una persona o compañía haya financiado sustancialmente a un club durante un período continuado de al menos 20 años, como en el Bayer Leverkusen o el Wolfsburgo, equipos fuertemente ligados a la farmacéutica Bayer y a la factoría automovilística Volkswagen. «La única solución en España sería volver al anterior sistema o instaurar el modelo alemán», concluye Sánchez Postigo, que aún cree en el fútbol de toda la vida, sin «estrellas alejadas de la realidad ni espectáculos hipermercantilizados». Las categorías no profesionales también son un objetivo Según datos del Consejo Superior de Deportes, en la actualidad hay 156 clubes de fútbol que son Sociedad Anónima Deportiva, lo que significa que muchos equipos de divisiones no profesionales han decidido adoptar ya esa forma jurídica. También ahí se nota el capital extranjero, que ha entrado con fuerza en el accionariado de un buen número de entidades. Hasta la Primera RFEF alcanzan los tentáculos de Qatar, que a través de la Aspire Academy controla el accionariado de la Cultural Leonesa, equipo al que en algún momento ha llegado a surtir de jugadores. Mientras, la Familia Real de Baréin es la propietaria del Córdoba. Mezclando turismo y fútbol, el alemán Ingo Volckmann se convirtió en 2014 en el máximo accionista del Atlético Baleares, mientras que los suecos Jesper Norgberg y Magnus Pehrsson dirigen el Vélez CF. También el Marbella, en Tercera RFEF, sobrevive con el dinero que aporta el chino Zhao Zhen. Esa misma categoría ha atrapado también a futbolistas del renombre de Thomas Partey. El ghanés, ex del Atlético y actualmente en el Arsenal, tiene una importante participación en el Paracuellos Antamira, equipo de la Tercera RFEF. Otro exfutbolista, el argentino Hugo Issa., lidera al Lorca Deportiva, también en la quinta categoría. Más extraño es el caso de Bob Voulgaris, jugador profesional de póker de origen canadiense que compró el Castellón el pasado verano. Un club único es el del Intercity. Rival del Barça en la Copa del Rey esta temporada, es el único equipo español que cotiza en Bolsa, lo que abre su accionariado a cualquiera que quiera invertir en un club de fútbol.

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