El Real Oviedo se reivindica noqueando al líder

El Real Oviedo se llevó el derbi asturiano ante el Sporting de penaltí y por la mínima, resultado que rompe la dinámica de cuatro jornadas ganando y sin encajar del eterno rival y que supone la primera victoria -y la más especial- del año para los azules. El conjunto local saltó al césped con Blanco Leschuk como principal novedad, que debutó como oviedista y fue uno de los mejores del equipo, tanto por su saber hacer controlando el balón como por sus intentos por buscar puerta para sorprender a Marino. El Oviedo se mostró más eficaz en las áreas y acabó sacando un penalti a pocos minutos del descanso en acción de Javi Fuego sobre Sangalli, al que derribó en el área tras un recorte hacia adentro del donostiarra. La pena máxima la materializó Tejera, que batió a Mariño con un disparo raso y por el centro, sangre fría ante la que el gallego reaccionó con resignación tras optar erróneamente por tirarse hacia su derecha. El Sporting solo firmó un par de ocasiones de Manu García antes del descanso, una en la que no encontró rematador y otra en la que su disparo se fue fuera, pero no llegó a importunar realmente a Femenías. Tras la reanudación los rojiblancos ganaron metros, y los desdoblamientos de Cumic y Bogdan en la derecha fueron la mejor baza visitante para hacer daño al conjunto carbayón, que se armó para resistir el envite visitante. Los de David Gallego, que se estrellaron contra la solidez defensiva de los de Ziganda, tuvieron que sobreponerse también a la lesión de Babin, que tuvo que dejar su sitio a Pelayo por unas molestias musculares en el aductor. Ambos técnicos movieron banquillo, Gallego haciendo debutar este año a Nacho Méndez, y Ziganda guardando a Nahuel y Leschuk -con poco rodaje- y dando minutos a Javi Mier y Borja Sánchez, que estuvieron aislados estas semanas, y a jugadores poco habituales como Mujica y Diegui Johannesson. Pese a que era el Sporting quien hacía el esfuerzo de llegar para marcar, quien más cerca estuvo de ver puerta de nuevo fue el Oviedo, que no aprovechó un mal despeje de Pelayo y de Mariño, y tuvo que esperar hasta el pitido final para cantar victoria.