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Nuestro ciclismo a examen

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A Jorge Luis Báez Fernández hay que escucharlo atentamente. Con muchos años dedicados a la formación de generaciones de pedalistas cubanos, hoy se desempeña como jefe de cátedra y entrenador principal del equipo nacional de ciclismo y, por si no fuera tan gigante esa tarea, también es coentrenador de la selección de paraciclismo de la Isla.

Báez no habla con eufemismos ni se anda con medias tintas —y eso se agradece—, más cuando se trata del ciclismo de sus amores, que defiende con pasión, a capa y espada, como buen guerrero. Dialogar con él se convierte en una clase magistral sobre el deporte de las ruedas y los finales de photo finish. Así sucedió tras el cierre de la copa Giraldo Córdova Cardín, cuando conversó con Juventud Rebelde.

—¿Qué importancia concede a los resultados de la copa?

—Da un primer corte evaluativo del proceso de entrenamiento desde septiembre. Nos ha chocado el tema de la salud en esta etapa, con muchos atletas enfermos de chikungunya, hepatitis y vómitos, que afectaron su preparación y no participaron. A veces tenemos que parar a los muchachos para que lleven la recuperación con todo el rigor que necesita. Por el impulso de la edad, quieren montarse, pero en ocasiones deben detenerse, porque un exceso ahora les repercute en el futuro y limita la prolongación de su vida deportiva.
«Realizar los eventos de la copa en este minuto constituye un logro grande, porque son muchas las deficiencias, problemas y debilidades. Estuvimos tres días de competencia sin el apoyo de las ambulancias, y para nosotros es vital porque somos un deporte de alto riesgo. Una caída puede ser fatal por lo contundente de los golpes. En la prueba de montaña resultan más peligrosos. Lo efectuamos con el terreno bien enfangado, la hierba patinaba, o sea, el grado de dificultad se hizo mayor.

«Contamos con muchachos jóvenes, muy talentosos y con deseos de crecer. Ahora, necesitamos correr y participar en competencias. En lo que respecta a nosotros, siempre tratamos de realizar los eventos».

Jorge Luis Báez Fernández calificó de factible el año 2025 para los pedalistas cubanos. Foto: Ariel Niévares Luis

—¿Pudiera hacer un balance de este 2025 para el ciclismo?

—Fue bastante positivo. Clasificamos a los Juegos Panamericanos Junior, pese a las dificultades del país. El ciclismo es de los más afectados. Primero, por recursos; segundo, por las condiciones de la pista, que está extremadamente mala y nosotros mismos la hemos reparado un poco y parcheado, no con el material idóneo, pero con arena y cemento, lo que tenemos.

«Tras años de ausencia, llevamos un equipo a la Vuelta a Venezuela. Se ganó una etapa, y en más de una ubicamos hasta tres corredores entre los diez o 15 primeros. Recientemente, obtuvimos resultados positivos en la Vuelta a Chiriquí, aunque no es un evento UCI y no da puntos para el ranking. Pero es muy exigente y colocamos ciclistas entre los tres mejores.

«Más allá de la falta de recursos y presupuestos, el Inder nos apoyó y estuvimos en tres clasificatorios.
Adquirimos plazas para los Juegos de Asunción.
No logramos tantas medallas,
pero dejó buen sabor, muy cerca del podio y con buenas actuaciones.

«En general, el ciclismo generó opiniones positivas en su desarrollo. Ahora hay cuatro clasificados para los Juegos Centroamericanos de Santo Domingo y aspiramos a aumentar la cuota para ir con equipo completo».

—En el caso de la velocidad, ¿qué expectativas hay de cara
a los Centroamericanos?

—En esa área, Centroamérica y el Caribe es muy fuerte, con potencias como Trinidad y Tobago, Jamaica y Barbados. A eso súmale México, que se ha recuperado, Colombia y Venezuela, que son fuertes. Tenemos muchachos jóvenes con poca experiencia, aunque han crecido a pesar del escaso roce internacional. Hacemos trabajo con las motos para mejorar la aceleración, pero necesitamos competir con rivales porque son eventos tácticos y técnicos, por lo que requieres de la habilidad de los otros para desarrollarse.

—El mountain bike vuelve a tener muy buenos resultados, ¿cuál es la clave?

—Logramos hacer eventos en el país. Tenemos un grupo en Sancti Spíritus que realiza dos torneos muy buenos en el año que dan nivel competitivo. Nosotros aportamos los nuestros, como los Juegos Cardín. Rescatamos este circuito, pese a las dificultades. Lo chapeamos y organizamos con buen apoyo de la dirección del complejo Cardín. No lo pudimos hacer con toda la magnitud de antes, pero es competitivo. Si hablamos que la velocidad es muy técnica, esta igual, y exige habilidad y coraje de los atletas. Esta especialidad es bajo agua, sol y sereno.

—Y la recuperación del velódromo sigue pendiente...

—Nos chocan demasiado las condiciones de la pista y el vandalismo. Nos han robado las cercas y barandas de protección del velódromo Reinaldo Paseiro por la falta de custodios que tenemos, algo que se extiende a otras instalaciones deportivas. Ese sistema no está funcionando. Un solo custodio el día entero no da abasto. Súmale la obsolescencia del material deportivo, cuando creemos que nos llegó un buen equipo, en el mundo no se usa hace años.

—¿Hay proyecto para el velódromo en el futuro cercano?

—A corto plazo, la Organización Deportiva Panamericana quiere dar un apoyo financiero, pero por situaciones como la pandemia, ciclones y otras, no ha entrado. También falta la ejecución de unas condiciones que Cuba debe garantizar y ponerse de acuerdo con la otra parte.

«Consistiría en levantar toda la
pavimentación para salvarlo. Está fuera de las medidas internacionales para eventos mundiales y olímpicos. En los Centroamericanos de San Salvador, las pruebas se dieron en pista de 333, y para los próximos, en Dominicana, también. Los grandes torneos son en 250, pero el nuestro es funcional, aunque no para altos niveles.

«Lo que necesitamos es un velódromo. Si después se construye el de 250, bien. Soy del criterio de que si se hace, sea fuera de aquí. No desmantelemos este para levantar uno de 250, porque nos quedaremos sin ninguno de los dos. Mantengamos este vivo y hagamos el 250 en otro lugar, cuando haya recursos».

—¿Qué estrategias aplican ustedes para aliviar las dificultades, en la medida de lo posible?

—Buscamos acciones y apoyo desde afuera con amigos y tratamos de rescatar. Todas las competencias que planificamos y organizamos el año pasado por el calendario nacional se suspendieron. Entre enero y marzo no pudimos hacer nada por falta de recursos, condiciones, alimentación, combustible, etc.

«Realizamos un grupo de eventos, más carreras de tres y cuatro días en La Habana, y de esa forma salvamos el campeonato nacional de primera categoría, la copa Cuba de Pista y los Juegos Escolares y Juveniles en la pista, más allá de las condiciones pésimas que tiene, porque si no corremos, nos seguimos alejando del mundo. Son ocho juegos de medallas del ciclismo que se están perdiendo en cada sexo. Buscamos alternativas para mantener la respiración y el nivel competitivo, y que cuando vayamos al exterior se vea».

—¿Qué objetivos tiene el ciclismo cubano en 2026?

—Salvar todos los torneos previstos en el calendario nacional. Eso nos dará nivel deportivo y competitivo para después enfrentarnos a campeonatos y clasificatorios para los Centroamericanos.

«Debemos estar entre los primeros deportes del país, porque si nos desprendemos del grupo, no nos darán el mismo apoyo ni los recursos. El ciclismo aporta bastantes preseas, y eso requiere estar presentes, entrenar, foguearse e ir a los torneos. Ese es el reto: asistir a los Centroamericanos y mantenernos competitivos en cuanto a resultados».

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