Roubaix is different: Van der Poel y una curva pueden con Pogacar
El que va camino de convertirse en el mejor ciclista de todos los tiempos llevaba ganando consecutivamente el Giro de Italia, el Tour de Francia, el Campeonato del Mundo, Il Lombardia y el Tour de Flandes. Es decir, prácticamente todo. Solo la Milán-San Remo y por los pelos, había escapado a su inagotable sed de victoria.
Con estas credenciales se presentaba una leyenda contra otra. El ciclista que nunca se cansa de ganar contra la carrera más mítica del ciclismo. Pogacar contra la Roubaix. La carrera más épica de un deporte ya de por sí diferente. Un reto de otro siglo que ha sobrevivido al paso de los tiempos.
Y el primer combate fue para la carrera. El ciclista que todo lo gana se presentó allí con las mejores piernas del año, reclamando lo que hace más de medio siglo nadie ha sido capaz de hacer. Ganar en el velódromo de Roubaix siendo el vigente campeón del Tour de Francia.
Y a punto estuvo de hacerlo, o de disputarlo, cuando en una curva maldita todo se fue al traste. El esloveno entró con demasiada fuerza en una curva y su bici se quedó clavada en el barro. No llegó ni a caerse, pero perdió unos segundos que fueron vitales para quedarse fuera de la carrera.
Porque junto a él rodaba otro prodigio de la naturaleza. El hombre que desde hoy le iguala en monumentos y acaba de ganar por tercera vez consecutiva la carrera de las carreras. El prodigioso Mathieu Van der Poel.
Más versado en este terreno, el neerlandés se valió de su excelente técnica para vencer al coco de los cocos. Porque en la Paris-Roubaix no basta con el ser el más fuerte. También hay que ser el más hábil, y tener suerte.
Pogacar perdió cerca de 20 segundos en el cambio de bicicleta y, tirando de su enorme casta, cerca estuvo de remontar. Llegó a estar 12 segundos del de Alpecin, pero llegado a este punto el esfuerzo empezó a pasarle factura. Al final perdió más de un minuto con un Van der Poel que se fue creciendo con los kilómetros y acrecentó una leyenda que ya se nutre de ocho monumentos.
Espectáculo en estado puro. Solo hay una mala noticia: aún faltan 356 días para que podamos ver otra Roubaix.
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