Quedadas - BTT • Re: Ruta 27/11/2021 El Ritmo lo marca el último.
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Ruta 27/11/2021. Valpodrida / San Cristóbal.
Valientes.
“Atrévete a ser valiente hoy y confía que cuando extiendas tus alas volarás.” Maria Demuth.
Nunca he sabido qué es lo que impulsa a cada hombre a superarse. A afrontar sus miedos de cara. Será tal vez algo intrínseco a su propio ser , a su propia constitución moral. ¿Por qué donde unos perecen otros triunfan?,¿Que ley impulsa a unos al éxito donde otros sólo encuentran barro y mezquindad?.
Cinco valientes reunidos en esta mañana, aún a sabiendas de que el tiempo no nos sería propicio, pero allí, contra viento y marea. Contra todo pronóstico, contra sus propios miedos. Incluso llegué a pensar unos pocos días antes en suspender la ruta. Aemet vaticinaba lluvia, viento , frio. Todo en contra para salir a practicar nuestro deporte preferido, pero pensando en aquello de que en peores nos las hemos visto , seguimos para adelante.
Alfredo, presente en el lugar y con toda la actitud . José H , grande entre los grandes y nunca suficientemente ponderado. Javier E dando hoy todo un ejemplo de bien hacer. Otro Javier, cuyo apellido empieza esta vez por T , pletórico de ganas y de positividad y como siempre, cerrando filas, este su humilde servidor y que se tiene a bien firmar estas lineas.
Arrancamos pues desde el parque Venecia , siguiendo el trazado del Canal Imperial. Mirábamos de soslayo el cielo, incrédulos del tiempo que (de momento) nos estaba brindando, pero siempre ojo avizor por lo que pudiera pasar. Un tímido sol invernal, endeble e insignificante , pero que aún nos regalaba unos pocos rayos que, gracias sean dadas al Hacedor, conseguían brindarnos un poco de calor a nuestros castigados cuerpos.
Alcanzamos el desvío , entre animadas charlas pero sin perder el ritmo. La ruta no era difícil pero tampoco permitía despistes. El pelotón marchaba de forma compacta y citando las palabras de José H “ como tiene que ser”. Iniciamos la subida, junto al cartel que advierte de que es una zona minera, una zona de cantera , donde se extrae material y pasan en ocasiones unos camiones cargados hasta las cachas. Con la prudencia necesaria afrontamos aquel tramo. Nuestro ascenso se hizo patente mientras pasábamos cerca de los polvorines . El viento todavía se mostraba clemente.
Frente a nosotros el último tramo de subida antes de llegar a los aerogeneradores. Podía ver como giraban vertiginósamente y esto no era un buen augurio. Así pues atacamos aquel hito, cada uno a su ritmo , cada uno a su nivel, como siempre se hace en este grupo. Ya arriba, en los oteros, una vista maravillosa dominaba el terreno. Se podían ver distintas poblaciones, rendidas a nuestros pies, en lontananza. La línea del horizonte se recortaba en un trémulo gris de un cielo plomizo en alguna de sus partes. Allí arriba si que es cierto que el viento daba cierto castigo, haciéndose notar lo que abajo no se prodigaba. Un rápido vistazo a todo aquello e iniciamos el descenso, sabiendo que aún nos quedaba bastante por recorrer. Ante nosotros la perspectiva de subir a la ermita de San Jorge, una tachuela con todas las de la ley .
En muy corto espacio de tiempo todo cambió. Como por arte de magia, como si fuera un embrujo , el cielo se cerro en espesos nubarrones. El escaso sol desapareció , todo el entorno se oscureció, perdiendo varios grados de su propio tono y comenzó a chispear. Lo que se presentara como unas breves gotas de agua, salpicando por doquiera, en lo que cuesta un parpadeo se convirtió en lluvia, en una bien nombrada lluvia. Tanto fue así que incluso llegué a abandonar la protección del grupo, avisándoles claro está, para calzarme mi chubasquero en un momento. La cosa comenzaba a ponerse seria.
Los encontré a todos ellos esperándome bajo uno de los puentes del ferrocarril. A esto es a lo que me refería yo, de que madera están hechos estos hombres que se producen como si todos fuéramos uno. Donde todos poseemos la misma importancia y donde hasta el más pequeño es considerado y nunca se le abandona. Lo dicho, un grupo de valientes.
Continuamos el descenso con aquella molesta plaga acuática golpeando nuestros cuerpos. Advertimos de reunirnos abajo, de que nadie arrancara para evitar despistes por que debíamos de tomar una decisión.
Ya abajo , viendo el canal por una parte y la Hípica que allí se encuentra por otra, parlamentamos. Todavía quedaba por subir San Jorge y después a la Virgen de la Columna, donde nos meteríamos unos buenos bocadillos entre pecho y espalda tal y como llevaba días acordado. El grupo pensó que lo mejor sería retirarse, el frio empezaba a atacar, a hacerse palpable y , junto a aquella perversa lluvia, el ambiente era incómodo , ya habría días para más. Así pues nos retiramos, abortamos la jornada para ir al bar y calentar nuestros cuerpos y nuestras almas.
El regreso fue un poco más penoso, un poco más duro en el aspecto de que el grupo rodaba más callado que antes. Si bien todavía lo hacía de forma compacta, pero cada uno andaba absorto en sus cábalas para protegerse del agua, para seguir rodando sin perder las formas y llegar a nuestro destino lo antes posible.
Pese a todo ello, José H todavía se afanaba en sacar alguna foto, en adelantarse al grupo , como suele hacer, para poder grabar en vídeo o lo que el estime oportuno. Nos llegamos al bar del canal bajo un moderado manto de agua. Aparcamos nuestras monturas a buen resguardo y nos regalamos con un buen almuerzo que, si bien no estaba ganado por los kilómetros, si lo estaba por tener que soportar estas inclemencias. Enseguida el ambiente se relajó, acordamos las próximas rutas, es más , te diré que a esta gente le va la marcha y que quieren que la próxima sea un poco más dura que esta (pero no temas, que tampoco será imposible). Aprovechamos nuestro tiempo en un rápido repaso de todos esos compañeros a los que echamos de menos. Sabed que aquí se os recuerda y se os quiere. Y tras poco más nos despedimos, eso si , bajo la advertencia de José H de que se iba a hacer unas sendas , que le había sabido a poco. Señor, el tiempo en ocasiones manda.
De esta forma volvimos al amor de nuestros hogares un grupo de valientes que , en el día de hoy, consiguieron abrir sus alas y volar.
Gracias por tu tiempo.
V,
“...Es que escribes unas cosas....”
Valientes.
“Atrévete a ser valiente hoy y confía que cuando extiendas tus alas volarás.” Maria Demuth.
Nunca he sabido qué es lo que impulsa a cada hombre a superarse. A afrontar sus miedos de cara. Será tal vez algo intrínseco a su propio ser , a su propia constitución moral. ¿Por qué donde unos perecen otros triunfan?,¿Que ley impulsa a unos al éxito donde otros sólo encuentran barro y mezquindad?.
Cinco valientes reunidos en esta mañana, aún a sabiendas de que el tiempo no nos sería propicio, pero allí, contra viento y marea. Contra todo pronóstico, contra sus propios miedos. Incluso llegué a pensar unos pocos días antes en suspender la ruta. Aemet vaticinaba lluvia, viento , frio. Todo en contra para salir a practicar nuestro deporte preferido, pero pensando en aquello de que en peores nos las hemos visto , seguimos para adelante.
Alfredo, presente en el lugar y con toda la actitud . José H , grande entre los grandes y nunca suficientemente ponderado. Javier E dando hoy todo un ejemplo de bien hacer. Otro Javier, cuyo apellido empieza esta vez por T , pletórico de ganas y de positividad y como siempre, cerrando filas, este su humilde servidor y que se tiene a bien firmar estas lineas.
Arrancamos pues desde el parque Venecia , siguiendo el trazado del Canal Imperial. Mirábamos de soslayo el cielo, incrédulos del tiempo que (de momento) nos estaba brindando, pero siempre ojo avizor por lo que pudiera pasar. Un tímido sol invernal, endeble e insignificante , pero que aún nos regalaba unos pocos rayos que, gracias sean dadas al Hacedor, conseguían brindarnos un poco de calor a nuestros castigados cuerpos.
Alcanzamos el desvío , entre animadas charlas pero sin perder el ritmo. La ruta no era difícil pero tampoco permitía despistes. El pelotón marchaba de forma compacta y citando las palabras de José H “ como tiene que ser”. Iniciamos la subida, junto al cartel que advierte de que es una zona minera, una zona de cantera , donde se extrae material y pasan en ocasiones unos camiones cargados hasta las cachas. Con la prudencia necesaria afrontamos aquel tramo. Nuestro ascenso se hizo patente mientras pasábamos cerca de los polvorines . El viento todavía se mostraba clemente.
Frente a nosotros el último tramo de subida antes de llegar a los aerogeneradores. Podía ver como giraban vertiginósamente y esto no era un buen augurio. Así pues atacamos aquel hito, cada uno a su ritmo , cada uno a su nivel, como siempre se hace en este grupo. Ya arriba, en los oteros, una vista maravillosa dominaba el terreno. Se podían ver distintas poblaciones, rendidas a nuestros pies, en lontananza. La línea del horizonte se recortaba en un trémulo gris de un cielo plomizo en alguna de sus partes. Allí arriba si que es cierto que el viento daba cierto castigo, haciéndose notar lo que abajo no se prodigaba. Un rápido vistazo a todo aquello e iniciamos el descenso, sabiendo que aún nos quedaba bastante por recorrer. Ante nosotros la perspectiva de subir a la ermita de San Jorge, una tachuela con todas las de la ley .
En muy corto espacio de tiempo todo cambió. Como por arte de magia, como si fuera un embrujo , el cielo se cerro en espesos nubarrones. El escaso sol desapareció , todo el entorno se oscureció, perdiendo varios grados de su propio tono y comenzó a chispear. Lo que se presentara como unas breves gotas de agua, salpicando por doquiera, en lo que cuesta un parpadeo se convirtió en lluvia, en una bien nombrada lluvia. Tanto fue así que incluso llegué a abandonar la protección del grupo, avisándoles claro está, para calzarme mi chubasquero en un momento. La cosa comenzaba a ponerse seria.
Los encontré a todos ellos esperándome bajo uno de los puentes del ferrocarril. A esto es a lo que me refería yo, de que madera están hechos estos hombres que se producen como si todos fuéramos uno. Donde todos poseemos la misma importancia y donde hasta el más pequeño es considerado y nunca se le abandona. Lo dicho, un grupo de valientes.
Continuamos el descenso con aquella molesta plaga acuática golpeando nuestros cuerpos. Advertimos de reunirnos abajo, de que nadie arrancara para evitar despistes por que debíamos de tomar una decisión.
Ya abajo , viendo el canal por una parte y la Hípica que allí se encuentra por otra, parlamentamos. Todavía quedaba por subir San Jorge y después a la Virgen de la Columna, donde nos meteríamos unos buenos bocadillos entre pecho y espalda tal y como llevaba días acordado. El grupo pensó que lo mejor sería retirarse, el frio empezaba a atacar, a hacerse palpable y , junto a aquella perversa lluvia, el ambiente era incómodo , ya habría días para más. Así pues nos retiramos, abortamos la jornada para ir al bar y calentar nuestros cuerpos y nuestras almas.
El regreso fue un poco más penoso, un poco más duro en el aspecto de que el grupo rodaba más callado que antes. Si bien todavía lo hacía de forma compacta, pero cada uno andaba absorto en sus cábalas para protegerse del agua, para seguir rodando sin perder las formas y llegar a nuestro destino lo antes posible.
Pese a todo ello, José H todavía se afanaba en sacar alguna foto, en adelantarse al grupo , como suele hacer, para poder grabar en vídeo o lo que el estime oportuno. Nos llegamos al bar del canal bajo un moderado manto de agua. Aparcamos nuestras monturas a buen resguardo y nos regalamos con un buen almuerzo que, si bien no estaba ganado por los kilómetros, si lo estaba por tener que soportar estas inclemencias. Enseguida el ambiente se relajó, acordamos las próximas rutas, es más , te diré que a esta gente le va la marcha y que quieren que la próxima sea un poco más dura que esta (pero no temas, que tampoco será imposible). Aprovechamos nuestro tiempo en un rápido repaso de todos esos compañeros a los que echamos de menos. Sabed que aquí se os recuerda y se os quiere. Y tras poco más nos despedimos, eso si , bajo la advertencia de José H de que se iba a hacer unas sendas , que le había sabido a poco. Señor, el tiempo en ocasiones manda.
De esta forma volvimos al amor de nuestros hogares un grupo de valientes que , en el día de hoy, consiguieron abrir sus alas y volar.
Gracias por tu tiempo.
V,
“...Es que escribes unas cosas....”
Estadísticas: Publicado por Valetix — Lun Nov 29, 2021 1:13 pm