Anticipo de reencuentro en AlfonsoyAmigos... Ya estamos más cerca
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Objetivo conseguido… ¿Algún reto especial?
Pues sí, especial ha sido. Hemos podido compartir una mini-ruta en muy corto espacio de tiempo y, sin embargo, los 4 aguerridos hemos quedado tan contentos. Sí, así es.
Con la Casa de Campo ya abierta al público, este sábado la convertíamos en pretexto, en punto de encuentro, no, de reencuentro para los que ansiábamos vernos las caras y rodar juntos unos kilómetros.
Madrugón del bueno, con noche de nervios como la de Reyes para un niño. Hasta el reloj emite un pequeño gruñido cuando le dices a qué hora debe avisarte.
Salgo de casa algo acelerado, atravieso el parque Tierno Galván y el poder rodar por Madrid-Río me indica que el encuentro está cerca.
Viaje en el tiempo
Una maravilla a estas horas tempranas, con tan solo algunos corredores y ciclistas, sin ruidos extraños.
Nada más superar el antiguo Matadero y Mercado Municipal de Ganados, que inició su actividad entre 1924 y dio servicio hasta su cierre en 1996, cruzo el rio Manzanares por el Puente del Matadero, gemelo del que algo más adelante recibe el nombre de Puente del Invernadero.
Mi sorpresa cuando descubro otra nueva estructura futurista, la del puente monumental de Arganzuela o puente Perrault (de 2011), que une los barrios de Carabanchel y Arganzuela.
Y como si viajara en máquina del tiempo, doy salto vertiginoso al siglo XVIII y me encuentro con el puente de Toledo, de estilo barroco churrigueresco, con las hornacinas a ambos lados y las figuras de San Isidro y de Santa María de la Cabeza.
Nuevo salto de época para encontrarme con los restos del esqueleto del Estadio Vicente Calderón. O les está costando acabar las obras de demolición o el Estadio se resiste con uñas y dientes a desaparecer por completo…
Aún tendré que superar el puente de Segovia, del siglo XIV, en tiempos de mi tocayo el rey Alfonso XI de Castilla, antes de alcanzar las puertas de la Casa de Campo, punto de encuentro.
Juan no me da tiempo ni a apearme de la bici y ya llega Enrique. Los emotivos saludos se alargan porque inmediatamente ya está también con nosotros Luis Ángel. Difícil de describir la alegría. Parece que nos echábamos mucho de menos.
Nos montamos en las bicicletas y rodamos. Rodamos por aquí y por allá, lamentando si acaso que la Casa de Campo ya tenga su hierba seca. Recordamos éste o aquel lugar, qué más da. Incluso alcanzamos el Cerro Garabitas para hacernos una foto en su privilegiado mirador.
Sabemos que los senderos están prohibidos… pero es nuestro primer día, sed comprensibles y en todo momento rodamos tranquilos y respetuosos. Aunque hay quienes se plantan en mitad de un sendero de casi 3 metros para reivindicar que “esos senderos son suyos”, o así lo parece.
Ya me pasó también en anterior ocasión.
Ya me pasó también en anterior ocasión.
Nos acercamos al Teleférico y nueva foto con el Parque de Atracciones a nuestras espaldas. La hora no perdona y los quioscos están cerrados para tomarnos una cerveza.
Ha sido la primera vez que hemos compartido mini-ruta, pero ya no será la última, seguro. Ansiamos la liberación de horarios y planes no faltan.
A las 10 en casa estés, si puede ser antes mejor que después
Fuerte abrazo para Ángel (que finalmente no pudo acompañarnos)