En el mundo inédito que vivimos por la crisis mundial del Covid-19, lo atípico y desconocido cobra rango de normalidad. El ciclismo, como los otros deportes, se mueve indeciso como un gigante con pies de barro expuesto al vaivén de un enemigo mucho más poderoso. El coronavirus se ha llevado por delante el sugerente acuerdo entre la Vuelta a España y las regiones holandesas de Utrecht y Brabante Septentrional. No saldrá la ronda desde ese paraíso neerlandés de ciudades pobladas de bicicletas y paseantes abrigados que apenas usan el coche para desplazarse. Lo hará, atípico todo, desde el País Vasco. La alternativa supondrá un ejercicio de naturalidad política. Después de tantos años de terrorismo de ETA, la Vuelta saldrá del País Vasco en 2020. Será Irún la ciudad receptora, 59 años después de la última vez (San Sebastián, 1961). La principal carrera española, que ayer celebró su 85 cumpleaños, mantiene intacto el recorrido, pero se acorta tres etapas. Las tres que perdió en los Países Bajos. 18 jornadas de competición y dos de descanso en vez de las habituales 21 y dos.
El alcalde de Utrecht, Jan van Zanen, lo resumió elocuente. «Nuestra intención era celebrar una gran fiesta española, pero el coronavirus...». El maldito Covid-19 arrasa con todo. «No hay otra razón para anular la salida de Holanda que la crisis sanitaria», ratifica Javier Guillén, director general de la Vuelta.
El virus ha decretado un nuevo hermanamiento de la Vuelta con la región española, junto con Ávila y Segovia, más entusiasta por el ciclismo. La ronda estuvo 33 años sin estacionar en el País Vasco durante todo el periodo de los ochenta y noventa por la amenaza terrorista de ETA. El regreso a la bella comunidad norteña fue un gran éxito en 2011. Como si estuviera programado, un ciclista vasco ganó la etapa en Bilbao (Igor Antón).
La amenaza de ETA
La Vuelta a España, que fue organizada por El Correo durante décadas, ha salido antes más veces del País Vasco. Cuatro desde Bilbao (1955, 56, 57 y 58) y una desde San Sebastián (1961). En Irún se respirará en otoño esa «nueva normalidad» tan en boga. No habrá más cambios. El recorrido no se modificará e incluirá la salida en Irún y la llegada en Madrid, con todo el norte de España como territorio para las andanzas de los ciclistas. Y en la primera etapa, montaña. Marca de la casa. De Irún, al puerto de Arrate. «No veo motivo para que no se pueda empezar con una jornada de montaña», dice Guillén.
«Salvo que alguna localidad no pueda acoger la salida o el final de etapa, no habrá más variaciones –indica Javier Guillén–. Si algo hubiera que modificar no será cancelación, sino sustitución. Vamos a respetar las 18 etapas y los contratos firmados con las Diputaciones y los Ayuntamientos».
En ese punto fluye cada vez con más fuerza la posibilidad de que la Vuelta empiece un martes en Irún, el 20 octubre, y concluya el domingo 8 de noviembre en la plaza de Cibeles en Madrid. En ese arco, coincidiría con los últimos seis días del Giro de Italia, cuya celebración estaría programada entre el 3 y el 25 de octubre. La Unión Ciclista Internacional (UCI) comunicará el próximo martes las fechas definitivas de todo el calendario otoñal, tan comprimido y extenso como se presupone.
Riesgo en el Tourmalet
Guillén nunca ha querido que la ronda se extendiese a la segunda semana de noviembre, por el peligro de la mala climatología en el norte de España. Más por la lluvia que por la nieve, poco frecuente por esas zonas en el otoño. Sí podría ingresar en zona de peligro la sexta etapa, salida en Biescas y llegada al coloso Tourmalet y sus imponentes 2.115 metros dominando la cordillera de los Pirineos.
«Ya sabemos que la Vuelta no se correrá en verano, con todo el calor, y los datos que manejamos no dicen que tengamos que cortar etapas por nieve o viento – cuenta el director de la ronda–. Nos encontraremos una climatología posible y amable. Niego la posibilidad de cambiar el recorrido hacia otras zonas. Esto no se improvisa. Tenemos compromisos adquiridos».
En el Tour también tendrían cabida los recortes, si se atiende a la orden gubernamental de no celebrar eventos deportivos antes del 1 de septiembre. La mejor carrera del mundo empieza el 29 de septiembre y debería suprimir o aplazar o moverse en ese mes por solo tres días. Pero el Ministerio de deportes galo precisó ayer que se analizará la situación periódicamente «para tomar las decisiones más precisas». El coronavirus transforma la realidad cada minuto.
Hace 85 años, un 29 de abril de 1935, cincuenta ciclistas provistos de tubulares cruzados en la espalda, bicicletas de diez kilos y estómagos hambrientos que se preparaban para el horror de la Guerra Civil, emprendieron la aventura de la primera etapa de la primera Vuelta a España junto a la estación de Atocha y el entonces Ministerio de Fomento en Madrid. Hoy el coronavirus decreta otra versión para el otoño 2020.
