La amistad y el ciclismo siempre van unidos
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Pensé que este sería un día diferente y al final, asegura tú que lo fue
La ruta para este domingo se convocó con tiempo y con un título que llamaba la atención: “Ruta y comilona”
¿Puede haber mayor incentivo? Y las reservas para el evento se fueron precipitando como fichas de dominó, aunque algunas piezas quedaron fuera del tapete con o sin justificación.
No preguntes cuántos ciclistas han acudido a nuestras rutas a lo largo del año, porque realmente somos incapaces de saberlo. Muchos, diría yo sin ir más allá.
Pero lo que sí tenemos todos muy claro es que con el paso de los años y por el tamiz de cientos de rutas realizadas, se ha ido formando un “poso humano” que es el que mantiene vivo y une cada día más a AlfonsoyAmigos.
Hoy, con más frío que ayer, con una niebla que se dejaba sentir con un chirimiri juguetón y con la propuesta de compartir con los amigos una comida (que cada cual se tendría que pagar), han acudido:
Andrés, Ángel, Chupo, Enrique, Ernesto, Eva, Fer, José María, Juan, Luis Ángel, Miguel Ángel, Nati, Nico, Patrick, Pawel, Rafa, Santi, Toño y Alfonso.
Fernando, Forlán y Jesús se incorporarán más tarde a la comida y Chicho hará lo imposible y conseguirá llegar a los cafés.
Todos los actos del hombre deberían tener su grado de planificación, pero también de improvisación
La ruta de hoy tenía que tener los ingredientes propios de las fechas que corren, con su dosis de atractivo visual, de tramos divertidos, sin desniveles de vértigo y con la posibilidad de rodar a ritmo que diera la oportunidad de mantener agradable conversación.
Con este encargo, el sábado marché solo hacia Moralzarzal y aprovechando al máximo, ahora sí, las prestaciones de mi e-bikeque, dicho sea de paso, pongo a la venta, escudriñé pistas y senderos para confeccionar ruta que fuera del agrado de todos.
Ala postre, en el enlace a las fotografías de la ruta de hoy, dejo constancia de las fotos de ayer de ruta que, no lo dudéis, retomaremos en breve.
El plan previsto se cumple durante la primera parte del recorrido, incluso con esa demora en la partida que se ha convertido en habitual y por la que todos refunfuñamos, pero que sólo se consiente a los amigos… ya os vale.
Abandonamos Moralzarzal por el Cordel de la Cerca de la Ladera de la Dehesa, ¡Tóma ya!, siguiendo senderillo en ascenso en busca del alto del cerro con el mirador ya conocido.
La Fuente de Borrico Parra a nuestra izquierda y dejamos por la derecha la llamada “Casa de la Suerte”. Más adelante, en lugar de descender por la pista lo haremos zigzagueando por un sendero muy divertido para llegar al cruce con la Cañada Segoviana.
Decíamos que habría que rodar y lo hacemos con gusto a buen ritmo y agrupados, esquivando charcos de todos los tamaños mientras las charlas de unos y otros se entrecruzan sin peligro.
Cuando pasamos por puente bajo la M-607 sonrío y doy aviso de que se ha acabado el relajo, pues llega un ascenso continuo que nos llevará hasta las antenas siguiendo el mismo trazado de la Cañada.
Estamos frescos y no es día de calor; las nubes aún no han dejado ver el sol, pero Ángel se quedará retrasado a media cuesta para quitarse ropa de abrigo. En varios grupos se va tomando altura y las caras van cambiando el semblante.
Al parar junto a las antenas, algunos querrán quitarse ropa de abrigo, pero les recuerdo que ahora nos llega un largo descenso y se pueden quedar fríos.
Se hace complicado cruzar puerta hacia el Chaparral de las Viñas, pero en un par de minutos ya estamos todos al otro lado dando pedales por un sendero de a uno entre chaparras*
*Chaparra: Mata poco alta de encina o roble. Otra acepción sería “persona de corta estatura y rechoncha” (el chaparro Sancho Panza), pero no procede en este caso.
El camino es revirado, tanto que fácilmente se pierde de vista al compañero que va delante, pero no hay extravío y pedaleo sintiendo a Andrés detrás de mí. Más adelante, el camino se abre y al frente veo detenidos a varios compañeros. ¡Bien!, me digo, han parado para reagrupar antes de emprender el descenso… Pero no es así, en sus caras se puede ver que algo ha pasado.
“Se ha caído Chupo”, me dicen, no sabemos si se ha roto la clavícula… Enrique y Santi, nuestros doctos compañeros, acuden a realizar exploración y ver el alcance de la lesión. Diagnóstico previo in situ: “Luxación acromio clavicular”, lo que acabará confirmando la visita al Hospital de Villalba.
Estamos todos impresionados y nos cuesta reaccionar. Habrá quien proponga avisar a urgencias y que un helicóptero recoja al accidentado, pero lo cierto es que Chupo está tranquilo y no tiene dolor o se lo aguanta en caliente.
Toño deshará todo el camino recorrido en busca de coche con el que volver para recoger a nuestro amigo. Y por nuestra parte, iremos descendiendo desde el cerro hasta la M-607, Chupo andando, Pawel jugándose caída por la ladera frenando su bici a una mano y haciendo rodar la otra a su lado y el resto acompañando el cortejo a marcha lenta.
Nos cruzamos con varios grupos de ciclistas que nos observan con curiosidad, somos un grupo grande avanzando de forma no habitual. No preguntan, pero tal vez se imaginen lo ocurrido.
Como si estuviera cronometrado, Toño llega con su vehículo al punto de encuentro a la par que nosotros, recoge a Chupo y marchan raudos hacia el hospital. El resto quedamos unos minutos como huérfanos.
Es pronto, pero no lo suficiente como para reanudar y completar la ruta prevista. Patrick y yo improvisaremos ruta, cogiendo algunos senderillos divertidos y enfilando hacia el cerro del telégrafo óptico en Cabeza Mediana.
Unos se lanzan con ganas en el ascenso, otros atajan por senderos de más dificultad y otro grupo se queda descolgado sin conocerse la razón. Andrés, Ángel, Juan y yo nos hemos quedado en tierra de nadie, viendo alejarse a unos y comprobando que el resto no nos alcanza.
La niebla se hace más densa, pero no es excusa y aunque tenemos 4 walkies, las indicaciones que se cruzan no ayudan a fijar la posición de unos y otros. Además, estamos atentos a recibir mensajes de Chupo y Toño, lo que no nos ayuda mucho a concentrarnos en los pedales.
Pero por fin mensaje tranquilizador, le han inmovilizado el brazo pero se encuentra bien, pendiente de que el lunes le hagan una revisión completa. Suspiros de alivio.
El Chirimiri aparece de nuevo y la mitad del grupo optamos por regresar a Moralzarzal desde el punto en el que estamos. El resto, los de cabeza, cogerán desvió por el “somier” y alargarán un poco más su recorrido.
Había avisado al restaurante, el Asador Casa Mariano, de que llegaríamos antes de lo previsto pero con bastante hambre. Sin problema, me dijeron.
Mientras nos vamos aseando y guardando las bicicletas empezará a llover con más intensidad y se tendrá sensación de frío, tal vez porque no hemos logrado bien coger el ritmo. Los demás compañeros llegan a los pocos minutos.
La calefacción y el cruce de abrazos nos ayudan a entrar en calor antes de sentarnos a una mesa en la que disfrutaremos de la comida y de la charla de buenos amigos, pero la silla reservada para Chupo está vacía y se nos nota.
La calefacción y el cruce de abrazos nos ayudan a entrar en calor antes de sentarnos a una mesa en la que disfrutaremos de la comida y de la charla de buenos amigos, pero la silla reservada para Chupo está vacía y se nos nota.
Mucho ánimo Chupo, sabemos que ya has pasado por otras y saliste reforzado de ellas. El dolor es temporal pero el cariño de tus amigos ya hace tiempo que te lo ganaste. Un fuerte abrazo de parte de todos.