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El ajedrez, amenazado por las trampas: un informe destruye la carrera de Hans Niemann, de 19 años

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Elon Musk lo ha vuelto a hacer. Leyó un comentario sobre la proliferación de trampas en el ajedrez, el póker y los campeonatos de pesca, y no se resistió al chascarrillo: «En otras palabras, las bolas anales por control remoto se han agotado en todas partes», escribió. Seguía así la broma sobre una posibilidad, no menos remota, que se discute con pasión desde que el campeón mundial de ajedrez denunció en San Luis (Estados Unidos) que le habían ganado de forma extraña una partida. El líder de Tesla disparó entonces las acciones del chismorreo con dos tuits, luego borrados, sobre las bolas vibradoras. Pese a todo, tenían un trasfondo serio. Transmitir una jugada de ajedrez es muy fácil por código morse o con un gesto. El peligro es real, porque abundan las aplicaciones para móviles capaces de derrotar con facilidad a los mejores grandes maestros. Uno de ellos, el estadounidense Hikaru Nakamura , se lo ha dicho bien claro a su millón largo de seguidores después de ser quien más leña echaba a este fuego: «No veo un final feliz a todo esto». Anoche, un informe filtrado por Chess.com y revisado por 'The Wall Street Journal' destruía la carrera del estadounidense de 19 años Hans Niemann , señalado previamente por el campeón del mundo, Magnus Carlsen . Según el estudio interno del portal de ajedrez, el americano « probablemente recibió ayuda ilegal en más de 100 partidas en línea, en fechas tan recientes como el año 2020». En muchas de ellas había premios en juego, lo que contradice las confesiones del acusado, quien admitió estar arrepentido de dos trampas ocasionales, cuando tenía 12 y 16 años. Otros grandes maestros implicados Lo más demoledor del documento es que apunta que docenas de grandes maestros también han confesado hacer trampas alguna vez en la página web, cuatro de ellos del top 100 mundial. La política de Chess.com es permitir que los ajedrecistas, si confiesan, puedan abrirse una nueva cuenta con otro nombre. También la de mantener ocultas las identidades de estas personas, línea editorial que cambió cuando Niemann habló en público de algunas de sus comunicaciones con la empresa, en cuya plataforma juegan más de 90 millones de ajedrecistas de todo el mundo. El ajedrez nació hace 1.500 años, día arriba, día abajo. Viajó por Asia y Europa durante siglos, voló a lomos de la imprenta, creció con los ordenadores, surfeó internet como nadie e incluso aprovechó una pandemia para subir la fiebre, acentuada desde la ficción por una pelirroja aficionada a las pastillas y los gambitos. Hasta que Magnus Carlsen despertó a todos del sueño: «Me han hecho trampas y esto es muy serio», vino a decir el noruego, dispuesto a liderar la batalla contra un fraude que solía barrerse bajo los tableros. El ajedrez, último reducto del juego limpio, se resquebrajaba en directo. Noticia Relacionada Ajedrez estandar No Carlsen rompe su silencio tras el escándalo: «En general, es bastante fácil hacer trampas en ajedrez» Federico Marín Bellón El campeón del mundo prosigue con su juego de insinuaciones y dice que está «impresionado con el nivel de juego de Hans Niemann» Al campeón le indignó perder contra un jovenzuelo de 19 años con mala fama y peores gestos. Abandonó el torneo de San Luis y se dejó ganar días después una partida por internet, de nuevo contra Hans Niemann . Movió un caballo para esquivar la incomparecencia y se rindió en señal de protesta. Si no les gustan sus principios, no tiene otros. Lo malo es que corría el riesgo de adulterar la competición y, peor aún, desataba una caza de brujas contra un colega inocente, mientras no se demostrara lo contrario. Magnus escribió luego un comunicado 'a prueba de abogados' para justificarse. No tenía pruebas, pero tampoco dudas: considera a Niemann un fullero y no puede sentarse tranquilo frente a alguien que ha confesado hacer trampas. «Ha hecho más trampas y más recientemente de las que admitió en público», afirmó el número uno, quien no aclaró si Chess.com, que acaba de hacer una oferta de compra de su empresa, Play Magnus Group, le había facilitado información privilegiada. «No quiero jugar contra gente que haya hecho trampas en el pasado porque no sé de lo que son capaces en el futuro», añadió. Magnus abría así un caso digno de debatirse en los tribunales más altos, legales y morales: ¿tiene derecho a rehusar el enfrentamiento por albergar sospechas o por los pecados prescritos del rival? El noruego, que no ha logrado probar que le hicieran trampas sobre el tablero, explica que en la partida que perdió notó un comportamiento inusual. Sus dudas parecen sinceras, pero también es posible que se precipitara en la denuncia: «Tuve la impresión de que Niemann no estaba tenso o totalmente concentrado en posiciones críticas, mientras me superaba con negras de una manera que solo un puñado de jugadores puede hacer», alegó. Nieto Como es natural, el caso Carlsen-Niemann ha dividido los tableros. Grandes maestros y aficionados se reparten en dos bandos sin apenas dejar espacio a una tercera vía: que Niemann sea un tramposo, como parece indicar el informe de Chess.com, y que Carlsen haya actuado mal, como autoproclamado sheriff en una ciudad sin ley. Garry Kasparov se lo recriminó y no faltó quien pidió incluso un castigo para Magnus, por no respetar la presunción de inocencia y por señalar a un jugador joven de futuro incierto. La propia Federación Internacional de Ajedrez ( FIDE ) acaba de abrir su propia investigación, no sin dar antes un pequeño tirón de orejas a Carlsen. Juega 'demasiado' rápido A Niemann lo miran todos con lupa. Un ejército de expertos rastrea sus partidas en busca de jugadas 'de máquina', fuera del alcance de la mente humana. Aparte de los datos aportados por Chess.com, no se han hallado evidencias delictivas incontestables en vivo, pero sí una facilidad sorprendente para jugar 'demasiado' rápido en posiciones complejas. El gran maestro español Paco Vallejo , número uno de España, es de los que sospechaban. «He visto algunas partidas asombrosas y de momento solo veo dos opciones: tiene el mayor talento de la historia o recibe ayuda externa». Entre sus seguidores, tres de cada cuatro apuestan por la segunda posibilidad. Código Desktop I have been watching some amazing games , and by now i see only two options. I want your opinion— GMVallejo (@Chessidharta)

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September 29, 2022 En ese caso, ¿cómo pudo pasar Niemann los controles? En los grandes torneos, los jugadores se someten a un escáner electrónico. Otro análisis térmico impide, en teoría, esconder la más pequeña pieza de plástico ajena al cuerpo, no digamos las famosas bolas vibradoras. En realidad, hacer trampas en ajedrez es lo más fácil del mundo y por internet es una plaga casi imparable . Solo en las competiciones con medios se usa una doble cámara: la del ordenador que enfoca la cara del jugador y otra para ver la habitación de juego. Vallejo cree que incluso esos torneos deberían celebrarse en clubes vigilados. A los jugadores les piden a veces que enseñen algo concreto y están obligados a compartir con los árbitros la pantalla de su monitor, pero ninguna medida parece suficiente. Hans Niemann, contra Magnus Carlsen, que lo acusa de ser un tramposo Lennart Ootes, Sinquefield Cup Las plataformas de juego tienen sus propios programas espía, que detectan si se utiliza otra aplicación durante la partida. Sus métodos son secretos y cada día expulsan de sus salas (Chess.com, Chess24, Lichess, ICC, ChessBase...) a cientos de tramposos, todo ello en partidas en las que solo está en juego el orgullo. Se sabe, por ejemplo, que pillaron a muchos que usaban un programa que colocaba siempre las piezas en el centro exacto de las casillas. Ninguna mano humana que maneje un ratón o utilice una tableta o un móvil es capaz de hacer esto tres veces seguidas, sin desviarse ni medio milímetro. Cuando esto se divulgó, los programas tramposos empezaron a simular también los movimientos humanos, más aleatorios e imperfectos en un sentido mecánico. Deep Blue logró el hito de ganar a Kasparov hace un cuarto de siglo, pero era un mamotreto que no cabía en un minipiso. La inteligencia artificial solo necesita ahora un teléfono barato para sembrar el pánico. La mayor dificultad para los tramposos es transmitir la partida –algo que hacen gratis algunas plataformas– y recibir las jugadas ganadoras con ayuda de algún cómplice. La mejor arma contra el fraude es emitir las competiciones con retardo. El tramposo necesita entonces enviar él mismo la señal o contar con alguien del público o un entrenador, que sí ven la partida en directo. En este apartado, las medidas de seguridad son más laxas, de momento. Tecnología para el mal A partir de ahí, y dejando a un lado las apestosas bolas anales, la tecnología ofrece soluciones diabólicas. En las instalaciones militares de algunos países se ha detectado la utilización de gafas de grafeno , que tienen multitud de aplicaciones. Un lector de documentos clasificados, por ejemplo, ya puede llevárselos 'puestos' por la patilla, nunca mejor dicho, sin necesidad de fotografiarlos. Las lentillas inteligentes, de las que por el momento no se ha hablado, podrían ser un chollo para los tramposos En internet se anuncian dispositivos indetectables , sistemas de transmisión de vídeo en tiempo real, que sirven «para copiar en exámenes, realizar funciones de vigilancia oculta, detectives privados, etcétera». Una cámara escondida en un botón de la camisa capta la señal. No es difícil imaginar su utilidad en un torneo de ajedrez. En el último CES de Las Vegas, la mayor feria tecnológica del mundo, se presentaron unas lentillas inteligentes, que hacen mucho más que mejorar la vista del usuario. El ajedrez clásico parece herido de muerte. Si esto va a más, solo nos quedarían, con suerte, las partidas más rápidas, en las que en teoría no da tiempo a consultar con las máquinas. Entretanto, Hans Niemann tenía previsto volver hoy mismo al ajedrez en activo, ya que está inscrito en el Campeonato de Estados Unidos , que se celebra en San Luis, el escenario donde derrotó a Carlsen. Si se presenta, será un éxito de público. Chess.com le puede haber dado la puntilla con su informe. Por si acaso, Hans Niemann llevaba unos días muy callado. ¿Todo esto es malo para el ajedrez? No necesariamente. Si la cruzada emprendida por Carlsen sirve para que la FIDE y los organizadores de torneos se tomen en serio el problema y disipen las sospechas en el futuro, será una catarsis positiva, no solo la mayor crisis vivida en las últimas décadas por este juego milenario.

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