La piragua como terapia: «En el agua soy como un chico más»
Como norma general, el deporte suele ser una vía de escape, un apoyo indispensable para la salud física y mental de un ser humano. Pero si hablamos específicamente de personas con discapacidad, la actividad física puede ser todavía más relevante en su ciclo vital. Es el caso de Adrián Martínez, un chico de 23 años al que el piragüismo, una práctica que realiza profesionalmente, le ayuda a afrontar una enfermedad mitocondrial que le acompaña de por vida.
Con motivo del día internacional de las enfermedades neuromusculares, una dolencia que afecta a más de 60.000 personas (según confirman a este periódico fuentes de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes), el joven madrileño nos cuenta su bonita historia de superación. «Nací con la enfermedad mitocondrial, pero no supe mi diagnóstico concreto hasta los 18 años, cuando me hicieron una prueba genética para saber exactamente qué mutaciones tenía (...). Aunque durante toda mi vida he tenido dificultades, el golpe más duro llegó cuando tenía 15 años: me quedé en silla de ruedas».
Adrián, con una voz que rebosa alegría, relata que descubrió el mundo de la piragua hace 14 años en un camping, una práctica de la que se enamoró y un año más tarde se alistó a las filas del club del Club Escuela de Piragüismo Aranjuez. «Cuando me quedé en silla de ruedas, personalmente, fue muy difícil, pero practicando piragüismo me di cuenta que en el agua de que era como un chico más, que el tema de la discapacidad daba igual; yo era un chaval más del grupo». «Estar en la naturaleza, hacer deporte y relacionarme con la gente del club me ayudó a luchar y a seguir adelante», continúa el madrileño.
Poco a poco, Martínez fue consolidando su técnica en la categoría KS (Kayak Special), una modalidad del ‘paracanoe’ en la que puede participar cualquier persona con una discapacidad igual o superior al 33%. Tras cosechar varias medallas de prestigio a nivel nacional, su gran éxito llegó en 2018, cuando se proclamó campeón del mundo en la modalidad maratón (19 kilómetros) del KS. El piragüista comenta que en ningún momento llegó a la Copa del Mundo de Portugal con la idea de quedar primero, simplemente quería participar y pasarlo bien. «Debido a mi enfermedad, que afecta a la energía que se produce en las mitocondrias, las distancias largas me cuestan bastante, entonces tuve que planificar previamente la carrera para quedar lo más arriba posible», señala. Sin embargo y contra pronóstico, ganó para firmar un recuerdo imborrable de «una experiencia increíble».
'Un viaje de esperanza'
Aparte de su faceta como deportista profesional, hace unos meses
Adrián publicó su primer libro: ‘Un viaje de esperanza’. «Es una historia de fantasía y aventura en la cual se relata lo que es convivir con una enfermedad mitocondrial y la búsqueda de un posible tratamiento. El libro te enseña a que con la ayuda de la gente que te rodea puedes conseguir todo lo que te propongas, que aunque la vida te ponga baches en el camino eres capaz de superarlos», dice, ilusionado, el madrileño. La idea de escribir una novela aterrizó en su mente después de que un colegio en el que da charlas le propusiera escribir una obra de teatro para que los alumnos la interpretaran. Cuatro años después, ‘Un viaje de esperanza’ es una realidad.
En cuanto a sus planes de futuro, Martínez quiere competir a nivel internacional en tiro con arco, un deporte que ya practicó en el pasado y al que ha vuelto con fuerza. Asimismo, el piragüismo sigue siendo una prioridad en su vida deportiva. De hecho, tiene un objetivo, una meta a conseguir en el corto y medio plazo: «Estamos luchando para que reconozcan la categoría KS a nivel internacional, para que dentro de unos años podamos competir oficialmente sin ningún problema y que quepa la posibilidad de que sea una modalidad paralímpica ».