La maravillosa locura de Jamaica con la nieve
0
3450
jamaica, quién lo diría, ha encontrado un filón en los deportes de invierno. Lo que comenzó como un sueño imposible, una maravillosa locura, es hoy una indiscutible realidad que permitirá al país caribeño acudir a los Juegos de Pekín con la delegación más grande de su historia. Son los herederos de aquel histórico cuarteto de bobsleigh, hoy casi héroes nacionales, que acudió a Calgary 1988 con lo puesto y ante el estupor del resto del planeta. Hoy, en cambio, su creciente estructura les ha permitido clasificar hasta a tres equipos en bobsleigh (cuádruple masculino, doble masculino e individual femenino), y enviarán por primera vez a unos Juegos a un esquiador alpino, Benjamin Alexander, inscrito en el slalom gigante.
En Kingston, capital de Jamaica, la temperatura media es de 32 grados y la única nieve que se recuerda está en algún viejo póster o en la televisión. El héroe deportivo nacional es Usain Bolt, y detrás de él el resto de velocistas que han impregnado de oro el atletismo nacional, de Merlene Ottey a Elaine Thompson. Sin embargo, los Juegos de Invierno alcanzan un nivel de devoción similar desde hace más de 30 años. ¿Por qué está pasión?
La razón hay que buscarla en el empeño de dos empresarios estadounidenses, George Fitch y William Maloney. En el verano de 1987 ambos estaban trabajando en Jamaica cuando se toparon con un curioso entretenimiento entre los jóvenes, una competición en la que empujaban carritos por las empinadas calles de la capital. A ambos les recordó a un descenso de bobsleigh y, no se sabe bien cómo, lo siguiente que estaban haciendo era crear el primer equipo jamaicano de la especialidad. Buscaron velocistas en esas mismas escuelas de atletismo donde creció Bolt, convencidos de la enorme importancia que tiene la arrancada para lograr el mejor tiempo, pero visto el escaso éxito decidieron probar en el Ejército. De allí salieron tres de los cuatro componentes de aquel primer equipo olímpico: el capitán Dudley Stokes, el teniente Devon Harris y el soldado Michael White. El cuarto, Chris Stokes, hermano de Dudley, se unió a última hora ya en Calgary, después de que en una caída se lesionase el ingeniero Samuel Clayton. Chris, que en la actualidad es el presidente de la Federación jamaicana, jamás se había subido a un bobs.
Aquella primera experiencia en Calgary no terminó bien. Entrenaron durante meses en una pista de cemento en Jamaica y completaron la preparación en la estación estadounidense de Lake Placid, ya sobre hielo. Hasta consiguieron ayuda para acudir a un curso en Austria. Sin embargo, una caída en la tercera serie les dejó fuera de combate en los Juegos. En el doble, Stokes y White acabaron en el puesto 30 de 41 participantes. Llegaron a Canadá casi como una atracción de feria y se marcharon convertidos en unos héroes. En 1993 Disney compró los derechos de su historia y la inmortalizó en la película ‘Cool Runnings’, traducida en España como ‘Elegidos para el triunfo’.
Jamaica siguió clasificando a su equipo de bobsleigh hasta los Juegos de Nagano 98, con un decimocuarto puesto en Lillehammer 94 como mejor posición. En el ánimo del país caribeño pesaban mucho esos 24 años de ausencia. El éxito viene firmado por otro cuarteto destinado a la gloria: Shanwayne Stephens, Rolando Reid, Ashley Watson y Matthew Wekpe.
Entre medias, Jamaica ha seguido marcando hitos. En 2010, en Vancouver, enviaron a un esquiador de fondo, Errol Kerr. Y en Pyeongchang 2018 ampliaron su participación en el hielo con la presencia de su primera representante femenina: Jazmine Fenlator-Victorian. También se estrenaron en skeleton.
En slalom gigante
La novedad para los Juegos de Pekín será la participación de Benjamin Alexander en el slalom gigante, una de las grandes pruebas del esquí alpino. Alexander, DJ de profesión y residente en Ibiza, comenzó a esquiar hace solo seis años. En una entrevista en la BBC explicó que se quedó prendado de la nieve en 2015, durante un viaje a Canadá. Explica que la primera vez que se puso los esquís eligió la pista más sencilla. «Creo que me caí 27 veces», dice. Desde entonces convirtió el esquí en su principal ocupación. Contrató al estadounidense Gordon Gray como entrenador justo después de acudir como aficionado a los Juegos de Invierno de Pyeongchang: «Me dijo que mi técnica era atroz, que no había visto nada peor en su vida, pero que me iba a ayudar». Entre ambos han conseguido el nivel suficiente para que Alexander llegue a Pekín sin estrenarse en la Copa del Mundo, gracias al criterio de la Federación Internacional, que permite la participación de un deportista por país en determinadas pruebas.
En Kingston, capital de Jamaica, la temperatura media es de 32 grados y la única nieve que se recuerda está en algún viejo póster o en la televisión. El héroe deportivo nacional es Usain Bolt, y detrás de él el resto de velocistas que han impregnado de oro el atletismo nacional, de Merlene Ottey a Elaine Thompson. Sin embargo, los Juegos de Invierno alcanzan un nivel de devoción similar desde hace más de 30 años. ¿Por qué está pasión?
La razón hay que buscarla en el empeño de dos empresarios estadounidenses, George Fitch y William Maloney. En el verano de 1987 ambos estaban trabajando en Jamaica cuando se toparon con un curioso entretenimiento entre los jóvenes, una competición en la que empujaban carritos por las empinadas calles de la capital. A ambos les recordó a un descenso de bobsleigh y, no se sabe bien cómo, lo siguiente que estaban haciendo era crear el primer equipo jamaicano de la especialidad. Buscaron velocistas en esas mismas escuelas de atletismo donde creció Bolt, convencidos de la enorme importancia que tiene la arrancada para lograr el mejor tiempo, pero visto el escaso éxito decidieron probar en el Ejército. De allí salieron tres de los cuatro componentes de aquel primer equipo olímpico: el capitán Dudley Stokes, el teniente Devon Harris y el soldado Michael White. El cuarto, Chris Stokes, hermano de Dudley, se unió a última hora ya en Calgary, después de que en una caída se lesionase el ingeniero Samuel Clayton. Chris, que en la actualidad es el presidente de la Federación jamaicana, jamás se había subido a un bobs.
Aquella primera experiencia en Calgary no terminó bien. Entrenaron durante meses en una pista de cemento en Jamaica y completaron la preparación en la estación estadounidense de Lake Placid, ya sobre hielo. Hasta consiguieron ayuda para acudir a un curso en Austria. Sin embargo, una caída en la tercera serie les dejó fuera de combate en los Juegos. En el doble, Stokes y White acabaron en el puesto 30 de 41 participantes. Llegaron a Canadá casi como una atracción de feria y se marcharon convertidos en unos héroes. En 1993 Disney compró los derechos de su historia y la inmortalizó en la película ‘Cool Runnings’, traducida en España como ‘Elegidos para el triunfo’.
Jamaica siguió clasificando a su equipo de bobsleigh hasta los Juegos de Nagano 98, con un decimocuarto puesto en Lillehammer 94 como mejor posición. En el ánimo del país caribeño pesaban mucho esos 24 años de ausencia. El éxito viene firmado por otro cuarteto destinado a la gloria: Shanwayne Stephens, Rolando Reid, Ashley Watson y Matthew Wekpe.
Entre medias, Jamaica ha seguido marcando hitos. En 2010, en Vancouver, enviaron a un esquiador de fondo, Errol Kerr. Y en Pyeongchang 2018 ampliaron su participación en el hielo con la presencia de su primera representante femenina: Jazmine Fenlator-Victorian. También se estrenaron en skeleton.
En slalom gigante
La novedad para los Juegos de Pekín será la participación de Benjamin Alexander en el slalom gigante, una de las grandes pruebas del esquí alpino. Alexander, DJ de profesión y residente en Ibiza, comenzó a esquiar hace solo seis años. En una entrevista en la BBC explicó que se quedó prendado de la nieve en 2015, durante un viaje a Canadá. Explica que la primera vez que se puso los esquís eligió la pista más sencilla. «Creo que me caí 27 veces», dice. Desde entonces convirtió el esquí en su principal ocupación. Contrató al estadounidense Gordon Gray como entrenador justo después de acudir como aficionado a los Juegos de Invierno de Pyeongchang: «Me dijo que mi técnica era atroz, que no había visto nada peor en su vida, pero que me iba a ayudar». Entre ambos han conseguido el nivel suficiente para que Alexander llegue a Pekín sin estrenarse en la Copa del Mundo, gracias al criterio de la Federación Internacional, que permite la participación de un deportista por país en determinadas pruebas.