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Viaje a los orígenes de Balde, el "diablillo" al que querían meter a atletismo que disputará su undécimo Clásico

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Alejandro Balde tiene 22 años y mañana va a disputar su undécimo Clásico. De los diez anteriores ha ganado seis y ha perdido cuatro. Su velocidad por la banda izquierda le ha hecho ser protagonista en algunos de ellos, con dos asistencias y el gol que marcó en la Supercopa de España de la temporada pasada.

 

Esa velocidad hizo que en un momento de su infancia, su familia incluso se planteara meterlo en otro deporte. «Mira si corría, que la madre lo quería poner en atletismo», recuerda Gregorio Peralta, presidente del Sant Gabriel, el primer club por el que pasó el lateral izquierdo azulgrana. Bueno, por el que pasaron los dos jugadores que hay en el Barça en esa posición, pues ahí también se formó Gerard Martín. «Pero él quería fútbol. Era un chaval atlético y estaba por encima de los de su edad. Tan rápido...», recuerda Gregorio. El Sant Gabriel era el equipo en el que jugaba Edi, el hermano mayor de Balde. «El hermano era mejor, pero tuvo una lesión de rodilla y con los chavales infantiles es lo que pasa, que tienes una lesión y lo dejas porque te agobias y dices: “Ya no voy a llegar”. Tenía buenas maneras. Era rapidito y más hábil, en aquel entonces», afirma el presidente del Sant Gabriel.

Mientras Edu entrenaba, el pequeño Balde no esperaba simplemente mirando, se iba a un campo pequeño al lado del de entrenamiento y jugaba con el resto de críos. «Era un pequeño diablillo, pero buen chavalito. Diablillo en el sentido de que no paraba. Y la familia, buena», describe el mandatario del modesto club. «Trabajaban mucho, no eran millonarios, pero pagar su cuota de club la pagaban bien, sin ningún problema. Los padres eran muy currantes, se buscaban la vida si no era trabajando en un sitio era en otro. Eran humildes, han salido del barrio de San Martín», prosigue.

"Podía jugar de lo que quisiera, tú lo ponías ahí en el campo y él hacía todo, podía meter goles y casi podía jugar de portero"

GREGORIO PERALTA (PRESIDENTE DEL SANT GABRIEL)

Cuando tenía siete y ocho añitos fue cuando jugó en los prebenjamines del Sant Gabriel, y destacaba mucho. «Podía jugar de lo que quisiera, tú lo ponías ahí en el campo y él hacía todo, podía meter goles y casi podía jugar de portero. Destacaba sobre todos los pequeños en aquella época, no había color. Enseguida se lo llevaron los grandes, se veía venir, aunque una cosa es aquel entonces y otra estar jugando en el primer equipo del Barcelona, destacar... Hay que pasar por muchas historias», afirma Gregorio.

El primer "no" del Barcelona

Con un niño tan talentoso, las historias empiezan pronto. «Yo tenía a mi ahijado en el Barça por aquel entonces, y la madre me decía: “A ver si lo podemos colocar en el Barça”», rememora Peralta. «Moví tierra, mar y aire para que el niño fuera al Barça. Se lo presenté, pero lo rechazaron. El Espanyol se metió por medio y el primer año de benjamín se lo llevó», continúa. Pero tras verlo sólo apenas tres o cuatro meses en el conjunto «perico», en el Barcelona se dieron cuenta de que se habían equivocado y volvieron a hablar con el Sant Gabriel, que a su vez habló con la madre de Balde. En un año ya estaba en La Masia. Siempre fue del Barça. Era 2011. «Es una putada para nosotros que no lo quisiera el Barcelona de primeras, porque ahora estaríamos cobrando [por formación]», lamenta Gregorio. No es su único lamento. También está intentando que Balde vaya a las instalaciones del Sant Gabriel a pasar una tarde con los chavales, pero no lo consigue. Con un gesto tan pequeño para ellos, los futbolistas de élite pueden hacer que algún niño tenga el día más feliz de vida.

Gran amigo de Ansu, Lamine...

En la cantera azulgrana comenzó como extremo y como delantero, pero poco a poco le fueron encontrando la posición ideal, lateral, que no le gustaba al principio, aunque ahora no la cambia por la de jugar más adelantado. Sus primeros entrenadores admiten que a veces le tenían que reñir porque siempre dejaba la sensación de que podía dar más. Incluso se llevó algún castigo. En esos años, su familia congenió con la de Ansu Fati (el padre de Balde es de origen guineano, como los padres de Ansu), que es uno de sus mejores amigos también fuera del césped. Por detrás en la cantera vino Lamine Yamal, con el que en ocasiones celebra los goles bailando. Balde debutó en el primer equipo del Barcelona el 14 de septiembre de 2021, en un partido de Champions contra el Bayern. El entrenador era Koeman. En la temporada 2022-2023 ya era titular con Xavi como técnico. La mitad de la siguiente campaña se la perdió por un desgarro del tendón. Llegó Flick y le dio la banda izquierda casi entera, pues Raphinha se suele ir al centro. Con tanto terreno, puede desplegar esa velocidad y habilidad en la conducción que ya han sufrido rivales como el Madrid. También este curso se ha lesionado (se ha perdido cuatro jornadas de Liga), pero está listo para disputar su undécimo Clásico.

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