Hugo van den Broek, exmaratoniano, revela por qué el descanso es el verdadero factor de éxito en el atletismo keniano
Van den Broek, desde su hogar en Iten, observa cómo los corredores europeos intentan imitar a los africanos sin cambiar sus costumbres. "¿De verdad creen que podrán correr como ellos si duermen mal, salen a cenar o pasan horas viendo series?", ironiza. Su modalidad se sustenta en la idea de que la práctica no solo se realiza con la práctica, sino también con un buen descanso.
Este exmaratoniano, que corrió la maratón en 2h12, ayudó a muchos talentos africanos, incluida su esposa, la atleta Hilda Kibet. Su experiencia le permite saber y entender que el atletismo de fondo tiene éxito y se construye a través de una práctica que se basa en el descanso y la recuperación.
La cultura del descanso en Kenia
Van den Broek explica que los corredores kenianos pueden dormir durante un máximo de 16 horas diarias, mediante el sueño nocturno y las siestas. “Duermen, comen, entrenan y vuelven a dormir. No hay más. Y por eso están frescos cada día”, expresa.
Dicho estilo de vida es opuesto, en buena medida, al de muchos competidores europeos quienes, a pesar de poder realizar un buen entrenamiento, tienden a ocupar sus tardes realizando actividades que no ayudan al proceso de recuperación.
Un estilo de vida que hace la diferencia
El entrenador reprocha la tendencia de los europeos a hacer una vida de una forma social que les perjudica. " Muchos entrenan bien, pero luego pasan la tarde de compras, saliendo con amigos o pegados al móvil. ¿Cómo van a recuperar así?", sostiene.
Para él, la respuesta no hay que buscarla en la genética sino en la forma de vivir. " El entorno cuenta, claro, pero lo importante es cómo se vive. Aquí hay una cultura del esfuerzo basada en lo esencial: menos estímulos, más foco, menos ruido, más descanso", explica.
El entrenamiento invisible
Van den Broek pone especial énfasis en que el verdadero entrenamiento no sólo es el que se realiza en la pista sino en el tiempo de descanso. "Parece que solo se valora lo que se hace sudando, pero el cuerpo mejora cuando descansas. Ese es el verdadero entrenamiento invisible", sostiene. Para los que quieran aspirar a llegar al mismo nivel que los corredores kenianos, el mensaje es sencillo: hay que aprender a vivir como ellos, desligándose del exterior y conectándose consigo mismos.