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Djokovic, con la eternidad y los patrocinadores en el aire

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Ya en Serbia, aclamado como un héroe por sus paisanos, Novak Djokovic pasará unos días de descanso y de reflexión, como él mismo dijo, después de dos semanas de juicios y retenciones, fuera del tenis y de Australia, que lo expulsó por su sentimiento antivacunas. Una decisión personal que no solo lo deja sin el Abierto de Australia, donde ha ganado más que nadie (9 títulos), sino que lo aleja de sus objetivos deportivos. Tacha una oportunidad de luchar por el Grand Slam número 21 en Melbourne Park, pero puede ser la primera de muchas, toda vez que se le van cerrando las fronteras y, por tanto los campeonatos, por la negativa a inocularse la vacuna. Las normas anticoronavirus, tan cambiantes como el propio virus, pasan cada vez más por aplicar la pauta completa para viajes y competiciones. Ayer, la ministra de Deportes de Francia, Roxana Maracineanu, anunciaba que se había adoptado el pasaporte de la vacunación: «Tan pronto como se promulgue la ley, será obligatorio ingresar a los espacios públicos con la pauta completa para todos los espectadores, deportistas y profesionales franceses o extranjeros», apenas diez días después de señalar que la Philippe Chatrier estaría abierta para el serbio. Sergio Palmieri, director del Masters 1.000 de Roma, también señaló que los participantes deberán seguir las normas estatales, que obligan también a estar vacunado. Todavía queda en el aire la solución que adoptará Inglaterra, y Wimbledon, aunque, por ahora, hace obligatoria la cuarentena de diez días. Sí sabe seguro Djokovic que Estados Unidos no le dejará pisar sus Masters 1.000 de Indian Wells y Miami, en marzo, ni el de Cincinnati en agosto, ni el US Open en septiembre. Así, y aunque José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, celebraría la llegada del serbio al Mutua Madrid Open, se le van cerrando opciones de competir; de elevarse por encima de Rafael Nadal y Roger Federer en esa lucha por alcanzar las cifras que nadie ha pisado en el circuito masculino; de ser el mejor. Djokovic tiene ya números incomparables, como los 37 Masters 1.000 (uno más que Nadal, nueve más que Federer), o las 355 semanas en el número 1, pero también esta atalaya puede tambalearse en este Grand Slam que él verá por el televisor: Daniil Medvedev y Alexander Zverev pueden apartarlo de la cima si ganan el torneo. Imagen y números No son solo números. Detrás también se esconde el premio en metálico que suponen todos estos torneos, trofeos, récords, orgullo. Se estima su botín en 190 millones de euros, 135 ganados con la raqueta. En 2021, con cinco títulos (tres Grand Slams, ATP 250 de Belgrado y Masters 1.000 de París), el serbio sumó 9 millones de euros en la pista -de ganar en Melbourne hubiera ingresado 2,75 millones-. Pero 30 millones más llegaron de los patrocinadores, sobre todo Asics, Peugeot y Lacoste. Socios que pueden repensarse el contrato con el tenista al ver limitada su capacidad de competir por todo el mundo. Hublot, la marca de relojes que lo patrocina desde el año pasado, se muestra firme: «Hublot continuará su patrocinio con el número 1 del tenis», dijo una portavoz de la firma a AFP. Otros no presentan tanta seguridad. «Tan pronto como sea posible, contactaremos con Djokovic para repasar los eventos que se han producido», anunció ayer Lacoste, con quien termina contrato este 2022. El banco Raiffeisen recordó que su relación con el tenista es «anterior a las informaciones sobre su situación sobre la vacunación y su participación en el Abierto de Australia. Seguiremos de cerca su caso». Por comparar, en 2021, Roger Federer jugó trece partidos, ganó nueve y perdió cuatro. No levantó ningún trofeo; se llevó poco más de medio millón de euros. Fue el tenista que más ingresó: 77 millones. Nadal ganó dos títulos, 24 partidos, 1,3 millones de euros en pista, 22,83 en total. Los triunfos no lo son todo en el aspecto económico. A Djokovic le ha costado más que a sus rivales atrapar a las grandes marcas. Le costó ocho meses encontrar sustituto a Seiko, que le aportaba 4,5 millones anuales y con quien rompió el acuerdo en enero de 2021, hasta agosto no llegó Hublot. Y de Australia se lleva una mancha en su imagen, al menos, por parte de quienes no apoyan su postura de no vacunarse. «Su imagen se va a ver afectada por esta situación, ya que la mayoría de los tenistas que juegan este torneo se han vacunado y has respetado las reglas», indica Josh Schwartz, responsable de marketing de deportistas de la agencia Pivot, de Estados Unidos. «Está cerca de establecer el récord de Grand Slams y, normalmente, cuando alguien alcanza ese estatus, puede pensarse que desembocará en oportunidades de atraer a más patrocinadores. Pero no imagino que se presenten a corto plazo», señala Patrick Rishe, profesor de Economía del Deporte de la Universidad Washington de Saint Louis. Puertas que se cierran para Djokovic, en la pista y fuera de ella.
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