De la guerra al oro: la peripecia de Ucrania para ganar en natación sincronizada
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Los Mundiales de natación de Budapest 2022 se abrieron con muchas caras nuevas y con las de siempre. En el cuarto día de competición se estrenaron, en individual y en grupo, las chicas de natación sincronizada. El equipo femenino de Ucrania se llevó la medalla de oro. Con una increíble puntuación de 95,0333 se posicionó delante de la selección japonesa. Italia completó el podio con el tercer puesto.
Diez nadadoras y dos técnicos huyendo de la guerra. Así empezó la aventura del equipo de natación sincronizada de la selección ucraniana. El 7 de marzo, gracias a la federación italiana de natación, que puso a disposición los medios de transporte para dejar el país en guerra, el conjunto llegó a Roma. El viaje empezó en Leópolis, y después de haber pasado la frontera de Beregsurány, llegaron a Budapest. De ahí entraron en Italia gracias a un bus organizado por la federación transalpina. Una vez alcanzada la salvación, las nadadoras se mudaron a Génova para poder entrenar con la selección italiana, que curiosamente es uno de los equipos al que batieron hoy.
El viaje fue más complicado de lo previsto porque el conjunto no se movió en un único bloque, sino que tres nadadoras (Marta Fiedina, Sofiia Matsiievska, Sofiia Spasibo) y dos entrenadores (Yevheniia Lykhman y Valeriia Mezhenina) provenientes de Jarkov se agregaron sucesivamente. En los primeros momentos de la guerra se habían perdido los contactos con ellos. Una pesadilla común que golpeó sobre todo a los más jóvenes. Como la nadadora de 15 años Sofiia Spasybo, que se escapó con los padres porque su hogar ya no estaba seguro.
En un momento difícil como lo que está viviendo el país, con un frente de guerra abierto, las chicas lograron imponerse en la disciplina de natación sincronizada en grupo después de haber conquistado ya una plata en el individual y otra en la categoría de dueto. El conjunto de oro estaba compuesto por las mellizas Aleksiiva, Derevianchenko, Fiedina, Hryshko, Matsiievska, Moshynska, Ovchynnikova, Shmonina, Tyshchenko, todas entre 14 y 21 años.
La increíble exhibición de las chicas no dejó esperanzas al talentoso equipo japonés, que llegó a 1,4 puntos del primer puesto. El primer oro por la selección ucraniana en estos Mundiales fue marcado por este conjunto que dio un golpe en la mesa para reiterar y reclamar su sitio en el mundo. Un baile, el de las nadadoras, que encantó a los jueces y le permitió dominar el escenario.
Hay que subrayar que su preparación no fue convencional, sino todo lo contrario. Además de tener una componente emocional presente de manera asidua, a causa de la preocupación continua por sus familias, las deportistas no pudieron entrenar en sus infraestructuras sino que tuvieron que adaptarse a las que le ofrecieron. Este ejemplo de superación demostró la fuerza de las nadadoras, que, una vez reunidas en Italia, pudieron encontrar la tranquilidad que necesitaban y descubrir la alquimia mágica que le regaló el histórico oro de hoy.
Diez nadadoras y dos técnicos huyendo de la guerra. Así empezó la aventura del equipo de natación sincronizada de la selección ucraniana. El 7 de marzo, gracias a la federación italiana de natación, que puso a disposición los medios de transporte para dejar el país en guerra, el conjunto llegó a Roma. El viaje empezó en Leópolis, y después de haber pasado la frontera de Beregsurány, llegaron a Budapest. De ahí entraron en Italia gracias a un bus organizado por la federación transalpina. Una vez alcanzada la salvación, las nadadoras se mudaron a Génova para poder entrenar con la selección italiana, que curiosamente es uno de los equipos al que batieron hoy.
El viaje fue más complicado de lo previsto porque el conjunto no se movió en un único bloque, sino que tres nadadoras (Marta Fiedina, Sofiia Matsiievska, Sofiia Spasibo) y dos entrenadores (Yevheniia Lykhman y Valeriia Mezhenina) provenientes de Jarkov se agregaron sucesivamente. En los primeros momentos de la guerra se habían perdido los contactos con ellos. Una pesadilla común que golpeó sobre todo a los más jóvenes. Como la nadadora de 15 años Sofiia Spasybo, que se escapó con los padres porque su hogar ya no estaba seguro.
En un momento difícil como lo que está viviendo el país, con un frente de guerra abierto, las chicas lograron imponerse en la disciplina de natación sincronizada en grupo después de haber conquistado ya una plata en el individual y otra en la categoría de dueto. El conjunto de oro estaba compuesto por las mellizas Aleksiiva, Derevianchenko, Fiedina, Hryshko, Matsiievska, Moshynska, Ovchynnikova, Shmonina, Tyshchenko, todas entre 14 y 21 años.
La increíble exhibición de las chicas no dejó esperanzas al talentoso equipo japonés, que llegó a 1,4 puntos del primer puesto. El primer oro por la selección ucraniana en estos Mundiales fue marcado por este conjunto que dio un golpe en la mesa para reiterar y reclamar su sitio en el mundo. Un baile, el de las nadadoras, que encantó a los jueces y le permitió dominar el escenario.
Hay que subrayar que su preparación no fue convencional, sino todo lo contrario. Además de tener una componente emocional presente de manera asidua, a causa de la preocupación continua por sus familias, las deportistas no pudieron entrenar en sus infraestructuras sino que tuvieron que adaptarse a las que le ofrecieron. Este ejemplo de superación demostró la fuerza de las nadadoras, que, una vez reunidas en Italia, pudieron encontrar la tranquilidad que necesitaban y descubrir la alquimia mágica que le regaló el histórico oro de hoy.