Nuevos detalles de la banda que camufló droga en tablas de surf: cabecilla detenido en lujoso apartamento en Nunciatura
El momentáneo éxito de una organización criminal dedicada a traficar cocaína a Estados Unidos y Australia desde la Terminal de Contenedores de Moín (TCM) radicó en la curiosidad y la sorpresa. Los alijos, valorados en miles de millones de colones, llegaron hasta sus destinos camuflados en tablas de surf, baterías de montacargas y en botes inflables.
No es común que cargas lícitas como las antes citadas sean las favoritas de los grupos de narcotraficantes que, por la frecuencia de los embarques, prefieren productos perecederos como piña, yuca o banano o en chatarra compactada, explicó Mauricio Boraschi, fiscal adjunto, ante preguntas de La Nación.
Además, en lugar de intentar enviar cientos de kilos en un solo embarque, el grupo prefirió los microcargamentos a Australia, un destino poco común, a 16.000 kilómetros de distancia de los puertos limonenses.
Un primer alijo logró llegar hasta allá en junio del 2023 con 32 kilos de clorhidrato de cocaína escondidos en los botes inflables. Mientras un kilo de coca se comercializa en Costa Rica en $7.000 (¢3,5 millones), allá podría venderse hasta en $300.000 (¢149,4 millones). Es decir, el cargamento completo, al tipo de cambio actual, valdría ¢4.781 millones, aproximadamente.
“Es un valor astronómico”, dijo Michael Soto, subdirector del Organismo de Investigación Judicial, en declaraciones a Telenoticias este miércoles por la mañana, poco después de capturar a los seis sospechosos de integrar la agrupación. Según el jerarca, ese alto precio en el mercado australiano convierte a este destino en uno de los más lucrativos para las redes de narcotráfico.
Los detenidos responden a los apellidos Jiménez Barberena (cabecilla), Paniagua Valverde, Alvarado Fernández (mujer), Martínez Salazar, Jiménez Barberena y Alvarado Fernández. Su captura se efectuó durante las diligencias realizadas en Mata Redonda, Pozos de Santa Ana y Pérez Zeledón, en San José; Concepción de La Unión, en Cartago y Barva de Heredia.
Detenidos por tráfico internacional también fueron investigados por enviar droga en esculturas
Otras dos cargas confirmadas
Según explicó Mauricio Boraschi, en los dos años de pesquisas, se confirmó otro cargamento escondido en tablas de surf que cruzó por Estados Unidos, con destino final a Canadá. El fiscal explicó que el peso de la carga no era acorde al producto lícito que se estaba exportando y que el envío se realizó en una época del año donde no es frecuente la práctica de ese deporte.
Al abrir las tablas en Canadá, ya no llevaban droga, lo que hace presumir a las autoridades que el estupefaciente se habría descargado en Estados Unidos.
Por último, a la banda se le asocia con una carga de 24 kilos de coca en que llegó a territorio estadounidense camuflada en baterías para montacargas. Dos de esos tres embarques se concretaron después de que el Gobierno instaló escáneres en el Muelle de Contenedores de Moín, en Limón.
Dentro de la pesquisa se documentó que el grupo constituyó varias sociedades anónimas y abrió cuentas bancarias en Estados Unidos para recibir allí el dinero de las transacciones. Además, se sospecha que utilizaban nombres falsos para contratar la agencia aduanal y el embalaje. Otras características es que enviaban sus productos en cajas de madera que alistaban en una bodega en Barva de Heredia y que, en ocasiones, viajaban a Estados Unidos a negociar los cargamentos.
Fue justamente en esa bodega, donde se decomisaron más baterías de montacargas y los perros especializados dieron positivo por trazas de droga.
Jiménez Barbarena, presunto cabecilla, ya había purgado una sentencia por narcotráfico. Actualmente residía en Pozos de Santa Ana, en una casa calificada como lujosa, con piscina y donde se decomisaron tres vehículos, un Range Rover, un BMW y un Toyota Prado. Él fue aprehendido en un apartamento del edificio Sky Garden, en Nunciatura de Rohrmoser, San José.
Estaba acompañado de un ciudadano oriundo de Sonora, México, apellidado Murillo Montoya, quien registra antecedentes policiales en Norteamérica por narcotráfico.
No se descarta que la organización también intentara llevar cocaína hasta Corea del Sur, en el continente asiático, informaron fuentes policiales allegadas al caso.
Michael Soto agregó que parte de los detenidos ya habían sido investigados años atrás por intentar sacar cocaína escondida dentro de esculturas artísticas.
Durante los allanamientos se decomisaron ¢482.950, seis armas de fuego, once celulares, tres computadoras, siete dispositivos electrónicos, seis carros y dos piezas de joyas.
Toda la operación, denominada Caso Link, contó con la colaboración de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), por sus siglas en inglés y la Policía Federal de Australia.