Con el trofeo Jules Rimet ya bien amarrado a sus 19 años, Kylian Mbappé soportó un aluvión de cuestiones referentes a su precoz estatus de estrella, las disparatadas expectativas levantadas y, cómo no, su futuro. El mercado está patas arriba tras la marcha de Cristiano Ronaldo a la Juventus de Turín, y el Real Madrid asoma como el gran agitador del próximo mes y medio de fichajes.
El atacante del PSG, como Neymar, Hazard o tantos otros, figura entre los futuribles del club blanco. Preguntado por cuánto hay de cierto en los lazos que la prensa viene anudando entre jugador y club, el francés se mostró tajante: «Me quedo al cien por ciento en el PSG».
«Yo sigo mi camino, estoy al principio de mi carrera. He jugado como siempre. Marcar en una final es siempre particular», apuntó Mbappé en la zona mixta del Luzhniki, donde anotó el cuarto y último gol de los de Deschamps. «He trabajado mucho para llegar a momentos como éste, pero no es el final, hay que seguir: tengo la ambición de ir más lejos», añadió.
Las aseveraciones categóricas, ya se sabe, son parte del juego de tahúres en que desde hace tiempo se ha convertido este período. El «never, never, never» de Florentino Pérez cuando se cocinaba el traspaso de David Beckham desde el Manchester United abrió el camino.
El galardonado como mejor jugador joven del Mundial ruso, de momento, prefiere paladear lo conquistado. Así se explicó Mbappé: «Para ganar hay que creer, no sólo vale tener calidad, sino saber que tienes calidad. Es la base, pero sobre todo hay que creer. El que más cree, acaba ganando. Nosotros creíamos desde el principio, pero si lo hubiésemos dicho nos hubiesen tomado por locos».
