Esquí de fondo
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La Montaña, las metas, los logros...... los excesos de confianza (2 respuestas)

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Buenas noches.

Escribo este post, a modo de desahogo personal, y a modo de recordatorio o aprendizaje que para alguno, pueda servir.

Tras un año 2024 un tanto difícil en lo personal, decidí como regalo de reyes, junto con mi madre (a punto de cumplir los 64) y después de más de un 3000 del Pirineo, hacer una cumbre emblemática, como es el Mont Blanc, este verano.
Lo empezamos a preparar en enero. A nuestra aventura se sumaron otros 3 compañeros suyos del grupo de montaña, gente majisima, por cierto.

Hay conocimientos, material..... todo lo necesario, y ganas.

Planteamos el asunto en casi 1 semana. Primero, un día de aclimatación haciendo una travesía de varias horas desde el Aiguille du Midi, bajando la arista, pasando por el refugio de Cosmiques, asomándonos al Valle Blanche y vuelta pa arriba, incluso estuvimos practicando allí mismo una caida en grieta (sin grieta obviamente), montando polipastos, refrescar todo un poco...

La ascensión la queríamos hacer cómoda, disfrutando y con margen de días. 1 día de alojamiento en el refugio de Tete Rousse (3100m) y 2 días en Gouter (3800m).



Primer día, ascenso a Tete Rousse, fácil, no tiene nada especial más allá del desnivel (900m desde donde te deja el tren poco más arriba de Mont Lachat) y del calentón de ver el refugio de Gouter justo encima de ti y el Glaciar en frente del refugio de Tete Rouse. La puesta de sol.... espectacular.







Segundo día, desayunamos a las 7 y ya encordados y con todo el aparataje pasamos a primera hora la travesía del Grand Couloir, lo que los españoles llamamos la bolera, de unos 60 metros, que no tiene nada de dificultad más allá de la caída de piedras. Es un barranco, una escupidera, que atraviesas horizontalmente. Luego le sigue la subida por la arista del Gran Couloir, algún paso de II diría.... protegido con cables a modo de pasamanos buena parte de ella.
Salvas unos 700m de desnivel en toda esa pared. Había niebla, pero sin viento, y casi sin nieve. Lo subimos sin necesidad de crampones hasta que llegamos al refugio viejo de Gouter, donde te quedan unos 100 metros de arista nevada hasta el refugio nuevo, que por cierto, es espectacular.















Tercer día, el día de ascenso, desayunamos a las 2.00 de la mañana para entre pitos y flautas comenzar a las 3:30, de noche, frontal, encordados, y pa arriba.
Llegamos al caseto de Vallot (4300m) a las 06.00 de la mañana, para ver el amanecer. Cual es mi sorpresa que me encuentro dentro (es apenas una cabaña de emergencia, no está guardada ni calefactada, unas chapas de aluminio y unas mantas dentro, sin luz) una pareja joven, de menos de 30 años yo creo. De República Checa. Uno a cada lado del caseto, tiritando de frío, el con 3 mantas encima y ella intentando calentarse las manos como podía. Les doy algo de comida y saco un pequeño mechero de gas. El tenia los pies congelados, le di unos saquitos de esos calentadores de arenilla del deca para los pies y a ella mis manoplas (con una pastilla eléctrica calefactora dentro cada uno). El dice que se da la vuelta para Gouter. Ella..... que va a intentar subir sola. Le digo que de eso nada, que si sube sería juntandose a nuestras cordadas (íbamos 3 y 2, con la chica quedamos 3 y 3), acepta el ""trato"" y salimos para arriba.
El día está espectacular, idílico, nada nos puede parar ni impedir hacer cumbre.
Cual es mi sorpresa que cuando íbamos haciendo la arista que sube a cumbre, sobre unos 4500m.... aparece detrás de nosotros el chaval, el checo. Se ve que le habían funcionado los calentadores y se había arrepentido. Subía solo, sin encordar a nadie lógicamente....y sin máscara ni gafas de sol!!, con los ojos que casino los podía abrir......... le digo pero tu donde vas asi??, y me dice que las perdió o se las dejó en el refugio de Gouter..... nada... acabo juntandolo a mi cordada, ya somos 4, y le prestamos unas gafas de sol, no quiero que me llegue el olor de unas pupilas chamuscadas.

Sobre las 9.00 hacemos cima en el Mont Blanc, espectacular, subidón, gritos, lágrimas de emoción.... los checos dándonos besos. Sin mucho tardar, que estábamos a -13°, iniciamos el descenso y nos plantamos en el refugio de Gouter a las 13.00. Teníamos esa noche allí también asi que sin prisa.
Rondas de cervezas y víveres pagadas por la checos, intercambio de fotos, llamadas a la familia, WhatsApp ardiendo...... lo hemos logrado!!, otra muesca en la culata.


















Último día, sábado 26 de julio. Desayunamos a las 7.00 y los 5 iniciamos el descenso, ya sin los checos. El día está muy nublado y ha estado nevando durante la noche.
Nos ponemos a descender el Grand Couloir, aun festejando lo logrado, entre risas y tal.....y exceso de entusiasmo. Como lo vimos asequible el día de ascenso por ese lugar... decidimos bajar sin encordar, que si la cuerda estorba, que si la piso con los crampones, que si te resbalas me tiras a mí (que también puede ser) ...... que si vamos tensos.....tal y cual.... yo iba en el medio, mi madre justo detrás. Cuando llevábamos unos 300 metros de bajada, a unos 200 metros por encima de la Bolera, escucho un grito por detrás del compañero que iba detrás de mi madre, el último. Me giro a izquierda y veo a mi madre como cae como una piedra dando vueltas por el barranco, pasando justo a mi altura. De forma totalmente impulsiva me tiro detrás por el mismo barranco, intentado frenar con crampones, piolet, lo que puedo....... bajo gritando, deprisa pero no tanto como ella, y la pierdo de vista. A unos 100 metros de donde me tiré encuentro una bota suya, con la polaina aun puesta, sin los crampones.... la cojo con los dientes y me sigo deslizando pa abajo........ en una de estas, el barranco gira a izquierdas, logro parar y veo su cuerpo parado en un rellano justo encima de un glaciar. Continúo hasta ella mientras en mi cabeza creo que va a estar muerta. Por el camino he perdido el piolet y varias cosas más, y los últimos metros hay un reguero de sangre en la nieve.
Llego donde está, boca abajo, le doy la vuelta. Respira, mueve un brazo y balbucea. Esta viva, aunque tiene un sangrando abundante por los ojos, que denotan un traumatismo craneoencefalico importante. El casco, aún puesto (y menos mal que era uno bueno) está destrozado. Las manoplas las debió de perder en la caída, al igual que la bota que yo había encontrado. Ella no es consciente de donde está, ni como está, ni de que está pasando. Solo me pide insistentemente que la despierte.
Son las 10:45, de milagro tengo el móvil intacto, y de milagro, tengo cobertura suficiente para llamar a emergencias. Logro ponerme en contacto con ellos a las 10:52, en inglés, entre gritos y llantos les explico lo ocurrido y les envío las coordenadas que me marca el gps.
A las 11:00 recibo un mensaje sms de emergencias con un enlace que al aceptar comparte mi ubicación con emergencias en tiempo real. A las 11:05 recibo un WhatsApp del servicio de rescate de Chamonix, tienen mi ubicación y vienen para acá, pero ya me temo que no va a ser fácil, hay mucha niebla.

A las 11:25 escucho el helicóptero cerca de mi, pero yo no lo veo. Ellos a mi tampoco. Me escriben y me dicen lo que suponía, es imposible que se meta más el helicóptero, tienen que venir a pie, desde más abajo.
Entre tanto, saco de la mochila todo lo que tengo, le pongo a mi madre mís manoplas, le coloco la bota, un plumas que tenía en la mochila y la manta térmica. Pero es una lucha constante, ella está fuera de si, casi no se puede mover, pero lo suficiente como para quitarse las manoplas, romperme la manta térmica, dice que no puede respirar..... yo peleo con ella no la quiero mover xq no se las lesiones que tiene, la intento colocar mejor. En estas empieza a nevar, y saco una toalla para taparnos y hacer una micro tienda que nos cubre la cara y evitar que le caiga la nieve encima. Conmigo tenia una cuerda de 60m y todo el aparataje en el arnés, pero en ningún momento se me pasó por la cabeza montar la reunión, intentar izarla.... simplemente no me quería separar de ella. Pasaban las horas y seguíamos allí. Yo gritando todo lo que podía a ver si alguien se asomaba por el lugar, pero solo había silencio. El resto de los compañeros no sabía donde estaban.
A las 13:30 recibo un WhatsApp del equipo de rescate de que están cerca. A las 14:00, llevando más de 3h en aquel risco sujetando a mi madre con los brazos mientras creía que se moría veo al primer ángel, parecía querer bajar hasta nosotros en rapel, pero ante mís gritos de desesperación acabó bajando a pelo. Detrás de él, otros 2 bajaron en rapel, uno de ellos el paramedico. Ya había llorado bastante, pero el estallido a llantos cuando el primer rescatista se puso con mi madre fue tremendo. Chapurreaba además español, aunque me entendía en inglés con todos. El médico se puso con mi madre y le puso todo tipo de aparatos, haciéndole yo de traductor. Me preguntaron si me veía capaz de salir de allí trepando hacia arriba (hacia abajo era imposible, solo había precipicio al glaciar). Yo estaba bien, con mucho frío después de 3h allí parado, pero bien. Tiré para arriba acompañado de uno de ellos hasta el camino que había por encima, donde había otros 3 rescatistas montando reunión y polipastos, y una vez en el camino continué sólo bajando por la bolera hasta Tete Rousse, donde habían mandado bajar al resto de compañeros (que se habían quedado en un punto próximo a la caída, con cobertura, para indicar a los rescatistas, creyendo que yo también me habría despeñado).

Al final esperaron a que se abriese un claro de apenas unos metros y sobre las 15.00 metieron el helicóptero para izar a mi madre y llevarla directa al hospital. Yo bajé corriendo desde Tete Rousse hasta el tren, que el último era a las 17.00, para después coger el coche en St Gervais e ir directo al Hospital al que llevaron a mi madre.
Ingresó en UCI, allí estuvo desde el sábado hasta el miércoles. 3 costillas rotas, un pequeño neumotorax que ha ido disminuyendo y un traumatismo craneoencefalico que gracias al casco no produjo edema ni rotura ósea alguna y ahora va mejorando mucho (aunque parece que estuvo en un combate con Tyson). El lunes ya había recuperado la memoria. (Y yo empecé a recuperar la voz, que la había perdido). El miércoles subió a planta y hoy jueves ya estuvo caminando de mi mano por los pasillos de la planta casi 100 metros. El sábado, la trasladan a Asturias en ambulancia (gestionada por el seguro de la federación). Se va a recuperar perfectamente.




Les debo la vida al equipo de rescate de Chamonix. Pusieron su vida en riesgo para salvar la nuestra. Les estaré agradecido eternamente. Y, a parte de de su profesionalidad en el rescate y maniobras en si, su trato conmigo fue espectacular, y muy cercano


Pensábamos que lo habíamos hecho todo perfecto, nos dejamos llevar por el entusiasmo y la euforia.
Pensábamos que habíamos dominado la montaña. Y la subestimamos.
La montaña nos puso en el sitio. Nos dio una cura de humildad tremenda, una lección que ninguno de nosotros olvidará jamás.



No es un report feliz (aunque podía haber acabado peor), ni una guía a seguir.
Tampoco me siento feliz al escribir esto.
Pero con que sirva a una, a una sola persona, para pararse a reflexionar en el momento preciso, y no bajar la guardia, habrá servido de algo.
Mucho cuidado allá arriba.

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