Julio César y caerse esquiando
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'Se cuenta que Julio César llegó a un puerto africano y al desembarcar se cayó de boca. Un jalardazo, como dirían en mi pueblo. Como entonces la gente era supersticiosa (igual que ahora, pero con otras cosas) y eso podía considerarse un mal augurio, César, tío rápido y espabilao, abrazado al suelo como el Coyote, dijo para disimular, ¡África, ya eres mía!
Caerse es una oportunidad, según lo veas. El otro día, en esta amable entrevista decía “si no te caes mil veces nunca serás realmente bueno”. Sin embargo, caerse se sigue viendo como algo negativo o que demuestra poco nivel. Nada de eso. Hay evidencia sobrada que muestra que, caerse, o sea, sobrepasar los límites del equilibrio, mejora el nivel de ejecución en varios aspectos. Principalmente en dos: evitar futuras caídas y aprender a caer...'