Más Big Air y menos trampolín de saltos
'Entre los muchos proyectos de construcción fallidos que atormentaron a los Juegos de Sochi hace cuatro años, el trampolín de salto de esquí fue el peor. El primer intento de los rusos por construirlo fracasó cuando los ingenieros se dieron cuenta de que estaban trabajando sobre un río subterráneo. Lo tiraron abajo y lo volvieron a construir primero hacia un lado y luego hacia el otro, porque se dieron cuenta que el suelo era demasiado blando.
Los constructores iban y venían. Sin embargo, el 'amigo' del Kremlin que encabezaba el proyecto, un desafortunado llamado Akhmed Bilalov, continuó diciéndole a Vladimir Putin que el salto de esquí se construiría a tiempo y dentro del presupuesto: unos 1.200 millones de rublos (26 millones de euros aproximadamente). Cuando ya había pasado año y medi...'