Hombre al agua: Xavier Velasco habla de la aventura por el océano que nos entrega en su nuevo libro
0
2
El escritor Xavier Velasco publicó El último en morir(2020) en medio de la pandemia y la novela se quedó enterrada en las mesas de novedades de las librerías.Ahora, cinco años después, el colaborador de MILENIO Diario reaparece con Hombre al agua(Madre Editorial), basado en la famosa historia de un náufrago y una perrita perdidos en el Pacífico mexicano.Feliz con el regresoVelasco aparece sonriente en la pantalla del Zoom y dice:“Sí, tenía mucho sin publicar, no sin escribir (risas). Lo que sucedió con El último en morir es que fue un libro con una suerte muy cruel porque salió a media pandemia; su existencia fue más o menos fantasmal y cuando terminó el encierro ya no estaba muy reciente. Fue una experiencia bastante frustrante. El libro sigue ahí y espero que se seguirá moviendo”.Después de esta situación, el autor de Diablo guardiánse enfocó en otra novela.“Tenía que ver con el mundo del tenis, pero no ha salido y me puse a trabajar en una novela negra; entonces me sonsacaron para escribir Hombre al agua, una novela que terminó siendo mía”, agrega.Una odisea para contarPara el escritor, embarcarse en esta aventura fue dejar a una “esposa” (la novela negra que escribía) para irse con “otra”.“Tuve que enfrentarme a ello, y al mismo tiempo me interesaba una enormidad hacer la otra. Vi el barco pasar y dije: ‘De ahí soy, no lo voy a soltar’. Siempre había querido escribir una historia de aventuras”.En contraste, hace años Velasco escribió Una banda nombrada Caifanes(1990):“Lo único que hice fue hablar con los cinco y comprarme un boleto para el rock and roll. En esa época yo no tenía claro que llegara a juntar la suficiente disciplina para hacer un libro; fue un momento de preguntarme: ‘¿Soy o no soy un escritor?’. Es la segunda vez que escribo un libro basado en un relato ajeno, pero esto era una aventura, la historia estaba clarísima”.Madre Editorial le propuso el proyecto ante la dimensión del acontecimiento, una odisea para contar que Xavier aceptó a pesar del plazo para escribirla: tres meses.“Yo trabajo bajo presión. Normalmente, cuando no la tengo, me disperso muchísimo. El primer problema fue que yo no cachaba al personaje, no me bastaba con que durante cuatro días él me contara la historia. Lo que tuve que hacer fue ir tras él, envolverme en él, y después tuve mucho contacto con él”. El escritor cuenta que los periódicos dijeron de qué trataba la historia, “pero yo me di cuenta de que iba mucho más profundo; no se trataba de un naufragio ocurrido en 2023, sino que venía de mucho tiempo atrás, del siglo XX”, explica.Entonces su reto, su verdadera presión, fue descubrir al personaje.“Fue adentrarme e identificarme con él, y eso es lo que pasa con la literatura. Yo tenía que entrar a una historia humana, entenderlo y explicarme varios porqués que no tenía muy claros. Tuve que dejar completamente la otra novela y casi la totalidad de mi vida para meterme en esto —confiesa—. Fue un compromiso fuerte y la presión se resuelve con el compromiso”.Es conocida la historia de su best seller Diablo guardián: Velasco la terminó ahogado en deudas y acabó ganando el premio Alfaguara. Era 2003 y su vida cambió.“La escribí con dinero prestado, ¿qué más presión que esa? Aquí también me dieron un adelanto; me he dado cuenta de que solamente con el compromiso soy capaz de escribir —comparte. Con Caifanes pasó lo mismo: les dije que iba a hacer el libro y no quería quedar en ridículo, de manera que lo tuve que hacer. Y en este caso no solamente tenía la presión de terminar este libro, sino de volver al otro y sí, es muy difícil, muy tortuoso, pero al mismo tiempo muy satisfactorio”.Y así, Hombre al aguacomenzó a navegar: “Empiezas a darte cuenta de que todo va saliendo y que va teniendo cuerpo; dicen por ahí que cuando un escritor no pierde el sueño por escribir, termina durmiendo a sus lectores”.Vivir vidas ajenasAunque la novela está basada en un hecho real, Xavier Velasco decidió bucear en las profundidades de la ficción y encontró un mar de inmensas posibilidades.“En un punto al náufrago le gana el pánico escénico y me dice: ‘Yo no quiero aparecer en ese libro’. Es cuando entra la ficción, pienso que esta historia tiene una lógica; me libero de este personaje que estaba estorbándome en la vida real y le encuentro un sentido a la historia. Nosotros sufrimos cuando no le encontramos sentido a las cosas porque la vida no tiene sentido. Albert Camus decía que si la vida tuviera sentido, seríamos esclavos de ese sentido y es fue me di cuenta de que la historia amarró”.El autor asegura que decidió llevar a los lectores a esta aventura oceánica junto a una perrita.“De eso se trata precisamente la literatura, de vivir las vidas ajenas, de sufrir los riesgos ajenos y de volver más completo que antes de empezar a leer, como decía Mario Vargas Llosa”.Velasco reconoce que la historia estaba escrita, pero tenía varios baches, cosas que no funcionaban:“Es cuando me dice el náufrago: ‘Ya no me voy a meter’, ahí entra en mi territorio, que es la ficción, y digo: ‘A ver, esto lo voy a acomodar y esto va a funcionar’”.Relata que fue cuando realmente se enamoró de la historia: “Me doy cuenta de que tiene mucho sentido contarla y que quiero contarla. Finalmente mi alma entra, todo funciona y de pronto este libro es mío, la responsabilidad es mía, pero también el placer es mío, el gusto de hacer esta historia, las ansias por terminarla y llegar a buen puerto”.Una de las partes más importantes de la novela es que Velasco revela el proceso creativo de un escritor.“De algún modo quiero llevarme al lector a mi problema, decirle: ‘Es una historia que es real y la verdad es que no tengo muy claro por dónde agarrarla, pero para poder agarrarla necesito explicar quién es el personaje y por qué hace lo que hace’. Velasco dice que necesitaba que los lectores vieran lo que él veía:“Para mí no solamente es la aventura del tipo viajando, sino la aventura de contar su historia, de entrar en él, de entenderlo y yo necesito que los lectores lo entiendan profundamente, incluso mejor que yo. En muchos sentidos es una crónica, una crónica viva”.En el libro, Velasco se mostró ante sus lectores y contó sus problemas y sufrimientos.“Mi esposa me lo ha aclarado muy bien. A mí me gusta mucho el tenis y mi pareja, al ver que me arrancaba los pelos, me dijo: ‘Estás sufrigozando, ¿verdad?’. Me gusta ese término. Cuando uno escribe sufrigoza, no sabe en qué momento le va a doler y en qué momento va a tener una gran retribución, un enorme pago.“El día que no le sale, por supuesto, sufre, pero de eso se trata el juego. Luego hay otro día en el que todo esto se resuelve. Funciona exactamente igual que el amor. Tú estás enamorado y el día que te tratan mal o el día que te dejan plantado sufres, la pasas muy mal, pero cuando finalmente logras hacer realidad la cita, pues gozas intensamente. Es decir, uno sufre y goza gracias a los vaivenes de la incertidumbre”.Velasco asegura que quedó satisfecho con el libro:“Me costaría mucho trabajo explicar cuán bien la pasé navegando por el Pacífico sin haberme mojado un dedo. De pronto, él me iba transmitiendo la sensación de estar en medio de la nada, en una paz absoluta, rodeado de criaturas marinas y pájaros y la libertad en la cual tú no tienes que quedar bien con nadie, no tienes que fingir nada, simplemente eres tú y existes”. Dijo que entendió que una de las mayores libertades que existen es la del navegante “y este navegar por navegar creo que es una de las expresiones más altas y más satisfactorias de la libertad”.Personajes siniestrosSobre su próximo libro, dice:“Vuelves a un libro y no sabes qué es lo que pasaba, no estás comprometido, no estás involucrado, pero es la necesidad. Recién lo terminé y va a salir en octubre. Es otro tipo de historia: una novela negra, aunque no se ajusta estrictamente a las reglas del género. Vamos, es una novela donde empieza la historia y hay un muerto, y tú no sabes qué pasó, y hay una serie de personajes siniestros alrededor que me tiene emocionado”.NA