Velas, chocolate, atascos y paseos en el día del apagón para los tenistas
0
10
Mirra Andreeva terminó su partido con el juez de silla cantando sus puntos a pleno pulmón, como Coco Gauff. Pero Grigor Dimitrov no fue tan rápido y tuvo que esperar una jornada entera de incertidumbre, sorpresas y dudas para que reapareciera la luz y para retomar su partido, este martes, con 6-4 y 5-4 a su favor. «La única parte difícil fue la mental, porque el parón me obligó a estar concentrado más tiempo, tres, cuatro horas porque no se sabía nada. E incluso después toda la noche. Y es verdad que nos costó tres horas volver al hotel, pero estuvo bien. Crecí en un sitio en el que había siempre cortes de luz, así que no me afectó tanto. Y hay que mirar todo en perspectiva. Vi que algunos trabajadores se quedaron colgados diez horas limpiando ventanas en un edificio. Qué locura. O lo que podía haber ocurrido en hospitales y en aeropuertos. Así que lo que nos pasara aquí no es nada. Estábamos en un lugar seguro; todos nos cuidaron de la mejor forma posible», dijo el búlgaro el martes, restablecida la normalidad en el Mutua Madrid Open , con el triunfo amarrado ante Jacob Fearnley. Peor le fue a Alexander Zverev , que tenía su partido programado para la jornada del apagón y estuvo varias horas a la espera de una resolución, pendiente del choque hasta que se canceló finalmente la jornada: "Fue un poco más complicado que para otros debido a mi diabetes. Tengo un horario fijo para comer y cosas así, así que, por supuesto, esto no fue posible, porque desde las 12 no comí mucho. Pero eso no es excusa. Fue igual para todos. No todos comieron lo que querían, y quizás no se entrenaron lo que querían ayer, y cosas así, pero no es nada de lo que pueda quejarme porque todos estábamos en la misma situación". Para Gauff lo más complicado fue el momento de después del encuentro. «Lo peor ha sido la ducha: no había agua corriente y solo tenía toallitas. Es increíble lo que dependemos de la electricidad». Después, la estadounidense también disfrutó de un gran paseo andando al hotel, por una Plaza de Cibeles atascada y con muchísima gente en las aceras. Para Andreeva, todo era emocionante, hasta divertido, y más humano: «Todo está superoscuro, pero todos están hablando con todos, de alguna manera es muy amigable». Eso es lo que destacó también Alex de Miñaur , la cordialidad de la gente. «Mucho no se podía hacer. Dimos un par de paseos con el equipo, estuvimos jugando a las cartas; fuimos a un supermercado que todavía estaba abierto, pero no había ni pan. Pero lo que me encantó fue estar desconectado. Y ver a la gente en los parques, con sus amigos, jugando al fútbol, bailando, viviendo el momento. Fue un día duro, pero todos los españoles, por lo que he visto, se lo tomaron muy bien. Estamos demasiado enganchados». Tampoco la suiza Belinda Bencic encontró nada para comprar en ninguna tienda, y subió una foto del supermercado arrasado. Ni Francisco Cerúndolo : "Estaba aquí en el club, sin hacer nada, aunque pude practicar un poco. Perdimos conexión y volví al hotel a las 7; que no tenía luz. Cené un sándwich sobre las 10". Frances Tiafoe mostró resignación: «Traté de encontrarle la gracia; estábamos todos en la misma situación y esto era algo más grande que nosotros. Hace tres días había comprado unas velas por casualidad, y eso me ayudó: las pusimos en la mesa para cenar. Lo único es que comí un montón de chocolate, no había otro tipo de comida. Fue muy impresionante, pero me gustó mucho que volviera la luz». Mientras Dimitrov y Gauff tardaron lo suyo para volver al hotel en coche, el mexicano Santi González tuvo que regresar a pie. Y a otros, como Iga Swiatek , pareció no afectarle en absoluto el apagón. «Cogimos comida para llevar aquí, y volver no fue tan malo porque la organización nos ayudó un poco. Reaccionamos bastante rápido porque cinco minutos después, ya había como 200 jugadoras esperando el coche de vuelta. Sinceramente, mi día no cambió; simplemente no jugué. Disfruté del tiempo libre e intenté recuperarme, porque hay que disfrutar de estos días libres, sin duda». Lo mismo que comentó Stefanos Tsitsipas : «Sabía cómo pasar mi tiempo, leía, tenía buenas conversaciones con Paula y el equipo. No tenía de qué preocuparme. Este tipo de cosas en realidad me dieron una razón para hacer otra cosa y tuve un día bastante bueno».