El conmovedor gesto del ganador de un concurso de fotografía en Camuñas con una anciana de 105 años

El dinero es lo de menos. El gesto es lo que vale. Andrés de Paz Velasco, conductor profesional y aficionado a la fotografía, ganó el concurso «La mejor fotografía del Corpus» organizada por el Ayuntamiento de Camuñas (Toledo). Con su instantánea, capturada el pasado año, supo recoger la esencia de una fiesta declarada de interés turístico nacional, según el jurado. Como Andrés quería que el dinero se quedara en este pueblo de menos de 2.000 habitantes, preguntó a su amigo Aurelio Redondo, el artífice de que un grupo de doce amigos llevase los últimos tres años yendo a Camuñas para fotografiar su Corpus. «Que me dijese alguien que lo necesitase; se acordó de esa mujercita y me enseñó un artículo de ABC sobre Prudencia», relata Andrés. Esta señora de 105 años, con una salud de hierro, contaba que había superado la Covid-19 y lamentaba que se había quedado sin lana debido al estado de alarma, por lo que no podía hacer ganchillo. Como les había sucedido a otras lectoras, como Ana y Sara, que enviaron material a Prudencia, la historia también conmovió a Andrés, un toledano que trabaja como conductor en las Cortes de Castilla-La Mancha desde hace 27 años. Y decidió entregarle el premio de 150 euros para que lo gastara en lanas, hilos, agujas y otras necesidades. Fotografía con la que Andrés ganó el concurso - Aurelio Redondo Almansa Sin embargo, la pasada semana a Andrés le hablaron de las monjas de San Antonio en Toledo, que también estaban pasando necesidades. Unas religiosas que ayudan a la Hermandad del Cristo de la Humildad, de la que Andrés es cofrade y que procesiona desde el convento de San Juan de los Reyes en Semana Santa. Ante la coyuntura, dividió la cuantía del premio en dos partes: gastó 50 euros en alimentos no perecederos para las monjas (legumbres en general), mientras que los 100 restantes se los entregó en mano a Prudencia, que salió el sábado a recibirlo apoyándose en su andador. «Tenías que verla; me hizo llorar», reconoce Andrés, que acaba con una reflexión: «Siempre digo que hay que tener corazón; las cosas hay que compartirlas, hay que vivirlas». Y aún más en estos tiempos.