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El tejido industrial español busca su oportunidad de reconexión en el 5G

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¿Imagina que gracias a un sensor se pudiera controlar en remoto el ciclo de vida de la chaqueta de un trabajador de una planta de producción, analizando, entre otros indicadores, las condiciones de humedad y temperatura a las que ha estado expuesta? ¿O poder localizar, a través de un chip de conectividad, una herramienta de 20.000 euros perdida en una gran fábrica? ¿O que un vehículo industrial sin conductor, que mueve palets de 300 kilos o el ala de un avión, se desplazara libremente por una planta con un tiempo de reacción de entre 1 y 2 milisegundos para no colisionar? ¿O que un ingeniero pudiera ver, oír y conectarse desde su casa a toda una fábrica y dar instrucciones en tiempo real para ajustar los sistemas? ¿O drones, sin pilotos, sobrevolando inmensas naves para transportar piezas pequeñas o vigilar la seguridad de la producción? Pues todos esos casos están a la vuelta de la esquina, o casi, con la tecnología 5G. La quinta generación de las comunicaciones abre una ventana de posibilidades inimaginables a la industria. Es más: muchas voces apuntan ya que incluso sería una tabla de salvación a la que agarrarse nuestro tejido industrial, en notable decadencias en las últimás décadas, aunque haya demostrado durante los peores momentos de la pandemia su capacidad de adaptación y su eficiencia reorientando sus procesos productivos y fabricando mascarillas, respiradores y equipos de protección para sanitarios, como si lo llevaran haciendo toda la vida. Sin olvidar que «el principal contribuidor al equilibrio en la balanza de pagos es el sector industrial por sus exportaciones», apunta Bernardo Villazán, coodirector de la Cátedra de la Industria Conectada de Comillas ICAI. Por todo ello, muchos creen que «desarrollar los sectores industriales nos ayudaría a salir de la crisis del Covid-19. Está comprobado que las regiones con mayor desarrollo industrial tienen menos desempleo», asevera Luis Abad, CEO de Altran España, consultora internacional en servicios de Ingeniería e I+D. Incluso con el 5G, en una industria 4.0, habría una oportunidad de oro para cambiar el modelo económico actual sumamente dependiente del sector servicios. Pero lo cierto es que la industria sufre una lenta agonía desde hace años. Según los datos de la contabilidad nacional del Instituto Nacional de Estadística (INE), ya solo representa el 14% del Producto Interior Bruto (PIB), frente al 19,8% que suponía hace quince años. Desde luego, muy lejos del objetivo de la Unión Europea de llegar al 20% el PIB en 2020. La caída de la industria manufacturera (sin la construcción) también es grave: en los últimos ocho años ha pasado del 16% al 12% del PIB. El tejido industrial ha pasado de sumar el 20% del PIB a retroceder hasta el 14 en un cuarto de sigl o Eso puede cambiar. «El sector industrial puede volver a tener un desarrollo superior a otros sectores y coger peso en la composición de nuestro PIB gracias al impulso de 5G», afirma Enrique Ramírez, presidente del Observatorio de la Industria 4.0. Todo giraría alrededor de la fábrica inteligente, totalmente conectada a través de la red 5G. Esto impulsará el desarrollo de las tecnologías de la industria 4.0, es decir la transformación digital de los procesos industriales. «El 5G facilitaría la conexión inalámbrica entre máquinas frente a las anteriores industrias cableadas y potenciaría tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT); la robótica, dándonos acceso a potentes robots con control y acceso remoto; la realidad virtual aumentada o mixta y la Inteligencia Artificial que ya empieza a ser un realidad en muchas de las empresas de nuestro tejido industrial», indica Ramírez. En esas avanzadas plantas de producción los dispositivos estarán masivamente conectados, «las comunicaciones resultarán ultra fiables, algo imprescindible para industrias como el vehículo conectado; la automatización permitará la producción de bienes de todo tipo, y la digitalización de los procesos proporcionará la recopilación y análisis continuo de datos de toda la cadena productiva», continua Ramírez. La capacidad de respuesta ante cualquier incidencia será inmediata. «Habrá muy baja latencia. En una fábrica todo se está moviendo, por eso hay que reaccionar en tiempo real, en milisegundos. Y eso lo permite el 5G», comenta Arturo Azcorra, director de IMDEA Networks Institute, profesor de la UC3M y vicepresidente de 5Tonic. Para entrar más en detalle, con uno de tantos ejemplos de la posibilidades de esta tecnología: «Uno de los mayores costes de una planta industrial es una parada. Pero si aplicamos la Inteligencia Artificial y la analítica de datos, a través de la red 5G con mayor capacidad, podemos analizar los fallos que puede tener en el futuro y realizar un mantenimiento predictivo eliminando errores», explica Luis Abad. Serán fábricas más flexibles que incluso «podrán cambiar una línea de montaje en breve tiempo al tener todos los robots conectados de forma inalámbrica. Y pasar de fabricar lavadoras a hornos microondas en 24 horas. Los operarios podrían controlar las máquinas desde sus casas, podrían teletrabajar. Va a suponer un cambio muy fuerte en la manera de entender la producción industrial», considera Azcorra. Incluso habría una gran novedad: «Las propias empresas prodrían tener su banda privada, tener su propia red, y no a través de un operador. Por tanto tendrían la garantía de que sus robots funcionan como ellas quieren», señala Pere Tuset, director del Máster de Industria 4.0 de la Univertat Oberta de Cataluyna (UOC). La resistencia a innovar de las organizaciones y la falta de talento son algunos obstáculos Todo eso se traduce en menos costes de producción y de mantenimiento, con equipos más eficientes, que incluso podría reaccionar de forma automática ante un problema sin necesidad de que intervenga un ser humano. La producción automatizada se podría adaptar fácilmente a una demanda cambiante, fabricando bienes de todo tipo, productos novedosos y más personalizados. «Tendríamos productos que todavía no somos capaces de ver y aparecerían nuevos modelos de negocio ahora inimaginables», insiste Abad. Ahorrarían, además, costes energéticos porque serían una planta más eficiente. «Dinamizaría la industria y las instalaciones productivas de cualquier tipo y provocaría un aumento de la productividad y de la competitividad. Es una tecnología estándar que se puede aplicar de muchas maneras», asegura José Luis Doñoro, responsable de Comunicaciones Industriales y Ciberseguridad de Siemens España. En estos momentos, la aplicación de la tecnología 5G en la industria es un horizonte muy desconocido. «Todavía está por descubrir el verdadero potencial de la red 5G en la industria. Si la combinamos con las tecnologías que tenemos puede ser la revolución», considera Luis Abad. Conviene hacer antes una reflexión: «Con la industria 4.0 ya tenemos unas capacidades. Y sobre la red 5G hay cuestiones que analizar como la seguridad, que es un asunto muy crítico en ambientes industriales; la estandarización, hasta qué punto es accesible o no para la indutria, y el negocio, si es rentable para un operador desplegar red 5G en fábricas que no están en el centro de grandes ciudades, y es en estos lugares donde resultará más rentable porque hay muchos dispositivos en movimiento. Por eso hay que plantearse qué es lo que una industria necesita de 5G», se cuestiona Bernardo Villazán-Gil. Déficit de talento Desde luego, nuestra industria tiene capacidad para el gran cambio pero las tecnologías 4.0 maduran a distintas velocidades. «En robótica, por ejemplo, España es el tercer país de Europa con más despliegue en el sector del automóvil. La utilizacion de la IA está permitiendo ofrecer muchas soluciones inteligentes», dice Villazán-Gil. «Hay empresas con un nivel de madurez alto», sostiene José Luis Doñoro. «Nuestra infraestructura de telecomunicaciones está entre las mejores del mundo», afirma Abad. Aún así, los expertos echan en falta mayores inversiones en I+D. Otro de los puntos flacos es el déficit de talento para gestionar y dirigir la industria conectada 4.0. «Existe una demanda enorme de perfiles sobre ciberseguridad, analítica de datos, industria 4.0... Tenemos un gap importante en la Formación Profesional», apunta Villazán. Yhay obstáculos invisibles, como ha detectado el Observatorio de la Industria 4.0. Desgraciadamente, la resistencia al cambio y a la innovación en las empresas lastran también el desarrollo de estas nuevas tecnologías. Hay tiempo, pero es un tren que la industria no debe dejar pasar. A nivel usuario la red 5G puede estar más cerca, en «industria va con un pequeño ño retraso porque son aplicaciones complejas que hay que probar. Quedan años para un uso general de la tecnología 5G en la industria», asegura José Luis Doñoro. El lento avance de la transformación digital Según el último estudio Smart Industry 4.0, del Observatorio de la Industria 4.0, la digitalización avanza en las empresas españolas. «En el último año las compañías que tienen una plan de transformación digital se han incrementado un 28% hasta llegar al 78%», cuenta el presidente de esta entidad Enrique Ramírez. No obstante, todavía queda mucho camino por recorrer. Otro informe de PwC («Global Operations Study 2018») concluye que dos tercios de las empresas industriales españolas se están quedando atrás en el proceso de digitalización.En concreto, el 68% están en un estadio de digitalización medio o bajo y un 32% en un nivel avanzado. Con proyección en los próximos 5 años, nuestras compañías industriales prevén, de media, aumentar sus ingresos un 11,1% y reducir sus costes un 19,4% como consecuencia de la digitalización. Las tecnologías en las que más están invirtiendo son las predictivas para el mantenimiento de activos y productos y en la implantación de sistemas digitales para controlar y monitorizar los procesos de fabricación. Respecto a cuáles creen tener mayor proyección señalan las relacionadas con Internet de las Cosas. La aplicación de la IA es casi marginal.
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