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Havaianas, el «souvenir» que vino de la Guerra

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¿Quién no tiene unas chanclas en el zapatero? Aunque no es el calzado más elegante, sí es sin duda uno de los más prácticos y cómodos. Su uso se ha hecho tan habitual que incluso se considera «cool» vestir con chanclas a diario, y no solamente para ir a la playa o a la piscina. Su origen es cuando menos sorprendente. Para ello debemos remontarnos al final de la Segunda Guerra Mundial. Los soldados norteamericanos luchaban contra el ejército de Japón. Los miliares estadounidenses pronto se dieron cuenta de que las mujeres del enemigo siempre utilizaban el mismo calzado, al que denominaban «zori», y que no era otra cosa que una especie de sandalias planas con suela de madera y con correas de paja de arroz o de otras fibras vegetales. Éstas últimas se utilizaban normalmente en ocasiones más formales. Era típico incluso ver a las mujeres orientales lucirlas en las bodas niponas tradicionales.

Japón + sandalias = «jandals»

Cuando la guerra llegó a su fin, los militares americanos decidieron llevar a sus mujeres como «souvenir» esta original prenda para que lo utilizaran como calzado cómodo para estar en casa. Entonces decidieron llamarlas «jandals», una mezcla entre dos palabras, por un lado «Japón» y, por otro, «sandalias». Pero fue un empresario de origen hongkonés, aunque afincado en Estados Unidos, el que vio la posibilidad de hacer negocio con estas chanclas. Su nombre, John Cowie. El empresario decidió hacer alguna modificación al diseño clásico que venía de Japón con el principal objetivo de dotarlo de mayor resistencia.

Eran los años 50 y 60, época en la que comenzaba el «destape» y en la que mostrar el cuerpo femenino se consideraba un escándalo. La moda entonces era sumamente recatada y al igual que ocurrió con el bikini de dos piezas, que era lo más en estos años, no estaba permitido mostrar mucha piel. Por lo que las jandals resultaban una buena alternativa para dejar los pies al descubierto, una parte del cuerpo con un alto contenido sensual, sobre todo para la cultura oriental.

El éxito de su comercialización no se hizo esperar, y entre los años 50 y 60 todas las mujeres comenzaron a lucirlas no solo dentro de casa, sino también para salir a la calle, convirtiéndose en un auténtico artículo de moda en esa época.

Según Elizabeth Semmelhack, miembro del Bata Shoe Museum de Toronto, irónicamente los propios japoneses (particularmente la Hiroshima Rubber Company) comenzaron a fabricarlas para su exportación para ayudarse en su proceso de recuperación económica tras la Segunda Guerra Mundial.

Fórmula secreta

Fue en la década de los 60, cuando la famosa empresa brasileña Havaiana comenzó a fabricarlas pero introduciendo algunas modificaciones. Su secreto, una formula para que la goma no tuviera ni EVA ni PVC (sustancias potencialmente tóxicas) y, además, le imprimieron su famosa textura a las tiras, que en realidad era un guiño a la apariencia de la paja de arroz con la que originariamente los japoneses fabricaban sus zoris.

El nacimiento de las Havaianas supuso el «boom» definitivo y mundial de las chanclas, en los setenta, hasta el punto de que las grandes «celebrities» del momento como Brigitte Bardot o Ava Gadner comenzaron a utilizar este calzado a diario. Desde entonces se han convertido en un «must have» en todo los zapateros, y no solo en los de las mujeres, ya que los hombres también se decidieron a comprarlas.

Según el país en el que se comercialicen se les denomina de una forma u otra. Así, en Estados Unidos se las llama flip flops, en alusión al sonido que se produce cuando chocan con la planta del pie; mientras que en España se las conoce comúnmente como chanclas; y en Venezuela son cholas. Pero todas ellas tienen el mismo origen: Japón.

En Occidente se ha instaurado su uso principalmente en verano, mientras que en Oriente, sobre todo en Japón su uso se reserva para ocasiones realmente importantes como ceremonias privadas, e incluso bodas. De hecho, es tradicional que los novios regalen a sus invitados chanclas para despojarse de los zapatos de vestir y que puedan disfrutar de la celebración sin incomodidades. Una costumbre cada vez más seguida en España, hasta el punto de que según el presidente de Alpargatas para el mercado EMEA (Europa, Oriente Medio y África) Guillaume Prou se ha creado una colección especial «Bodas». El objetivo de de la firma es, y seguirá siendo, según Prou, que «este producto se considere más un objeto de deseo que un accesorio».

La marca se distribuye en España a través de canales multimarca y cuenta en la actualidad con tiendas propias en Madrid, Barcelona, Mallorca, Tenerife, Las Palmas e Ibiza. España es considerada por la firma como «territorio brasileño», dado sus elevadas cifras de venta, «aunque Brasil sigue siendo nuestro mayor inversor. Estamos hablando de que en el mundo se venden 250 millones de pares al año», asegura.

Amortiguadores

Para Prou, el éxito de la marca son los materiales que la «hacen única. Por ejemplo, utilizamos el caucho que aunque pase muchas horas expuesto al sol, nunca llega a calentarse y además es una materia prima que no produce olor, una de las principales características de la marca. Por otro lado, son unas sandalias cuya suela está perfectamente estudiada para lograr la pisada más amortiguada del mercado. Además, nuestros clientes compran nuestras chanclas a pares, incluso siendo de colecciones antiguas, porque apuestan por su resistencia y durabilidad, lo cual tiene su repercusión inevitable en la sostenibilidad».

Con respecto a este tema, además Prou afirma que dedican un 7 por ciento de la venta de algunos de sus modelos para invertir en proyectos del Instituto de Investigación Ecológica «cuya principal misión es contribuir a la conservación de especies endémicas del país, muchas en peligro de extinción como el Tití León de Cara Negra o el Guacamayo Azul, así como preservar la selva amazónica».

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