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El yips, cuando tu cerebro sabotea tu putt perfecto

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Estás en el green. Tienes un putt sencillo de metro y medio, lo has hecho mil veces. Miras la línea, respiras, balanceas el putter… y de repente algo falla. Un tirón en la muñeca, una duda en la cabeza, un temblor que no puedes controlar. Has fallado. Otra vez. Bienvenido al mundo del yips, uno de los misterios más oscuros y desesperantes del golf.

¿Qué es el yips?

El “yips” no es simplemente fallar un golpe. Es una desconexión entre el cerebro y el cuerpo, una interferencia mental que provoca movimientos involuntarios —generalmente en las manos o muñecas— justo en el momento crítico del swing, especialmente al puttear. Aunque se da en otros deportes (como en los lanzamientos en béisbol o los tiros libres en baloncesto), el golf es su hábitat más común y cruel.

No se trata de técnica, de hecho, muchas veces le ocurre a jugadores con muchísima experiencia y técnica pulida. Lo que falla es el control fino, provocado por el estrés, la presión o incluso el miedo al fallo. Es el cerebro boicoteando la ejecución.

¿Por qué afecta sobre todo al putt?

El putt es la parte más delicada del juego. Se necesita precisión milimétrica, control muscular sutil y una enorme concentración. No hay margen para la fuerza bruta ni para improvisar, cada milímetro cuenta.

Además, es donde la presión psicológica es más intensa. Estás cerca del hoyo, todo el grupo te mira, sabes que deberías meterla, y es justo esa expectativa la que empieza a generar tensión.

El problema no es físico: el cuerpo sabe cómo hacer el gesto, pero el cerebro se mete en medio. Empieza a pensar demasiado, a analizar cada parte del movimiento… y en ese momento, el automático se apaga. Aparece el bloqueo.

¿A quién le pasa?

Le puede pasar a cualquiera. Desde amateurs hasta leyendas del golf. De hecho, muchos profesionales han vivido su propio calvario con el yips. Algunos ejemplos famosos:

  • Bernhard Langer, dos veces ganador del Masters, lo sufrió durante años y tuvo que cambiar su técnica varias veces.
  • Ernie Els, conocido por su swing fluido, sufrió un episodio doloroso en el Masters de 2016, haciendo seis putts desde poco más de un metro, que atribuyó al yips.
  • Ben Hogan nunca lo reconoció abiertamente, pero se sospecha que muchos de sus falos en los greens estaban relacionados con el yips.

 

En amateurs es aún más común. Se estima que entre el 25% y el 50% de los golfistas lo han experimentado en algún momento, aunque no todos lo admiten.

¿Qué lo causa? ¿Es solo psicológico?

Aunque la mayoría de los casos son mentales, también hay una vertiente neurológica. En algunos jugadores, el yips se relaciona con un trastorno llamado distonía focal, una condición que afecta al control muscular en tareas muy específicas. 

Lo más habitual es una combinación de ansiedad, exceso de control consciente y falta de confianza. Es lo que en psicología deportiva se llama parálisis por análisis: pensar tanto en un movimiento que acabas estropeándolo.

La presión social, el miedo al error, el perfeccionismo o incluso una mala racha acumulada pueden actuar como desencadenantes.

¿Cómo se supera?

Buena noticia: sí se puede superar el yips. Pero no con una sola solución mágica. Requiere trabajo mental, cambios de enfoque e incluso ajustes en la técnica.

 

  1. Cambiar el estilo de putt

Pasar a un putter tipo “broomstick” (más largo), usar un grip alternativo como el “claw” o incluso poner el ancla en el antebrazo pueden ayudar a desactivar el patrón mental asociado al yips.

 

  1. Trabajar con un psicólogo deportivo

Entrenar la mente es clave. Técnicas como la visualización, el control de la respiración, el mindfulness o la exposición controlada al error ayudan a reducir la ansiedad.

 

  1. Enfocarse en la rutina, no en el resultado

Volver al presente. El yips se alimenta de pensamientos como “no falles”, “otra vez no”, “todos me miran”. Una buena rutina te mantiene en el aquí y ahora.

 

  1. Practicar sin presión

Volver a disfrutar del golpe. Practicar putts sin objetivo, jugando con la sensación, sin contarlos. Reconectar con el gesto desde el juego, no desde la obligación.

El yips no define tu golf

Es importante recordar que el yips no te define como jugador. No eres menos hábil ni menos técnico, es simplemente una interferencia mental, como un cortocircuito. Muchos jugadores lo han superado, otros conviven con él, y algunos incluso han reinventado su juego para adaptarse.

GolfPark: tu espacio para recuperar la confianza

En GolfPark creemos que el golf no es solo técnica: es mente, cuerpo y emociones. Si estás luchando con el yips, nuestros profesionales pueden ayudarte a reenfocar tu juego desde la calma, la técnica y el acompañamiento adecuado.

Contamos con profesores especializados que entienden cómo abordar estas dificultades, tanto desde lo técnico como desde lo mental. Además, nuestro entorno tranquilo, con un campo de prácticas amplio, zonas de putt y un ambiente amigable, es ideal para recuperar confianza y volver a disfrutar del juego.

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