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Elda Mata, SCC en Gerona: «Fuera de Barcelona seguimos como en 2017»

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Elda Mata Miró-Sans (Barcelona, 1953) ha centrado su actividad profesional en el campo de la gestión, tanto en explotaciones agrícolas y ganaderas como en campos de golf u otros sectores del turismo y el ocio. En 2019 fue elegida presidenta de la Agrupación Territorial Gerona de Societat Civil Catalana, entidad de la que es vicepresidenta segunda desde 2020. Esto no se acaba. Mire, yo soy optimista, no hay nada que sea para siempre. Estamos en la fase de acabar con un proceso que lleva muchos años degradando a Cataluña, pero de esto no se sale de un día para otro. ¿En qué nota que estamos saliendo? Hay mucha gente desengañada entre los propios secesionistas, que ven que lo que está pasando desde hace años no tiene que ver necesariamente con una Cataluña independiente, sino que se trata de una gran tomadura de pelo de la que muchos sacan provecho. Entiendo que es un proceso doloroso, y quizás el primer paso para ellos no sea renegar del independentismo, sino dejar de votarles. En las últimas elecciones han tenido una abstención muy importante. Sí, la abstención ha afectado al independentismo, pero también al constitucionalismo. Seguimos partidos en dos bloques. Cierto, y del mismo modo que hay un desengaño entre el independentismo, lo hay también en el constitucionalismo. Es verdad que en 2017 hubo un gran revulsivo entre el voto contrario a la independencia, pero fue una reacción por el miedo. ‘A posteriori’, la gente contraria al ‘procés’ ve que seguimos encallados. Como usted decía, seguimos partidos en dos, y eso crea una gran desesperanza. Es positivo al menos que no haya ya miedo. En 2021 ya no está tan patente ese miedo, como en 2017, cierto. Lo que ha hecho bien el independentismo es dar una sensación de que el suflé bajaba. Hacen ver que no pasa nada, pero siguen trabajando de una manera que nos lleva al engaño de que la situación de ahora no es tan grave, y sí lo es. ¿Cree que estamos como en 2017? En 2017 suceden unos hechos muy visibles: las sesiones del Parlament del 6 y 7 de septiembre, el 1 de octubre, la DUI... eso es innegable. Pero la falta de libertades en Cataluña, la existencia de catalanes de segunda, el incumplimiento de las leyes, la falta de neutralidad de la administración catalana... todo esto sigue absolutamente igual. El miedo a hablar, la ‘omertá’, la no aplicación de las leyes relacionadas con la lengua, el miedo a la muerte civil si uno se atreve a levantar la voz... eso permanece. Que un ayuntamiento dé finalmente un impreso en castellano es por la voluntad de los ciudadanos de reclamar, gastando dinero, energía, y poniendo mucha valentía. Que sean los ciudadanos los que tengan que luchar a diario por sus derechos fundamentales es muy grave. Sí se detecta menos presión, al menos en Barcelona y las grandes ciudades. Es posible que en el área metropolitana de Barcelona la gente puede tener la falsa sensación de que ya no hay esa problemática. En Barcelona, quizás, uno es capaz de vivir en un ambiente distinto, pero eso no sucede en Gerona, en Lérida o en según qué zonas de Tarragona. Fuera de Barcelona seguimos en las mismas, como en 2017. Póngame algún ejemplo. Mire, estoy haciendo obras en casa, y mi preocupación principal es ver cómo hacemos para que la fachada que da a la calle no la pinten cada dos per tres. En Gerona, poner una bandera española en un sitio donde alguien la puede alcanzar es inimaginable. Sí se percibe, al menos en Barcelona, insisto, menos presencia de ‘esteladas’, lazos... La efervescencia de 2017, esa visibilidad, no la tienes, es posible, pero remarco de nuevo, la Generalitat no está ni un centímetro más cerca de cumplir la ley de lo que estaba entonces. Aludía a una cuestión social, convivencial. Si te quedas en el centro de Barcelona, quizás, sí, pero, ¿es normal que en algunas rotondas de Gerona haya instalaciones simulando guillotinas? Que no se pueda poner una bandera española en el balcón o pedir un documento en español en una instancia oficial sin que te salgan varios funcionarios a increpar no es normal. Me dice usted que hay menos confrontación, pero eso sucede porque la mayoría de la gente prefiere evitarse problemas, esquivar el conflicto. La gente sigue callando. Así es. Ante la administración que conculca derechos, ante la escuela que impide la escolarización en castellano... Cuando las instituciones no son neutrales, no tienes defensa. ¿Qué vas a hacer? ¿Acudir al Síndic de Greuges, Rafael Ribó, a que te defienda? El independentismo es incapaz de formar gobierno. Bloqueo. Confío en el futuro. Tanto si hay acuerdo entre el independentismo como si no, yo veo el final al proceso. La decadencia es tremenda, y mucha gente ve que hay problemas económicos, que en otros lugares han gestionado mejor. La gente percibe que lo único de lo que se preocupan es de seguir desprestigiando a la institución de la Generalitat, y eso al final abre un hueco. Bien sea ahora, si vuelve a haber elecciones, o a medio plazo. Es probable que tras unas nuevas elecciones el empate entre bloques permanezca. Pues es responsabilidad del votante constitucionalista salir a votar para que esto cambie. Aunque tengamos la percepción de que quizás en Barcelona se puede respirar algo, de que ya no hay tanta presión, es bueno preguntarse cuántos derechos se siguen conculcando y, ante ello, votar en consecuencia. También es responsabilidad del Estado estar más presente en Cataluña. Ilusionar, y no venir solo de manera puntual. Cataluña es España, y debe notarse.
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